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Proyecto Aisén designa a ejecutivos de Colbún para dialogar con ecologistas

Estrategia de escoger a Colbún, brazo eléctrico del grupo Matte, para entablar un diálogo se fundamentaría en la recelosa percepción que los ecologistas tienen de Endesa, debido a los anteriores proyectos materializados por la firma de capitales españoles. A diferencia de ésta, los Matte son vistos por las organizaciones con una mayor sensibilidad medioambiental.


El pacto estratégico y económico de Colbún y Endesa marcó otro lineamiento en el camino hacia la materialización de centrales hidroeléctricas en la Región de Aisén. Esto, luego de que los asociados optaran por enviar altos ejecutivos de Colbún a un encuentro con ecologistas opositores al proyecto, realizado muy privadamente el miércoles de la semana pasada, en Seminario 774, comuna de Ñuñoa.



La reunión es la primera que sostienen ambas partes desde que Colbún, perteneciente a la familia Matte, se asoció con Endesa para invertir en las cuencas de los ríos Baker y Pascua.



Como se recordará, dicha alianza se concretó el pasado 6 de septiembre con la constitución del directorio de la compañía «Centrales Hidroeléctricas de Aisén S.A.», en la que Endesa Chile tiene el 51% y Colbún el 49% restante de la propiedad.



Pese al mayor poder de la firma española, se escogió a dos ejecutivos de Colbún para dialogar con los ambientalistas, parte representada por Juan Pablo Orrego, de la ONG Ecosistemas, y Sara Larraín, del Programa Chile Sustentable, entre otros que cuestionan la iniciativa.



Este primer cónclave fue para conocer las posiciones de las partes, aun cuando el proyecto concreto todavía no ha salido a luz pública, y tampoco ha sido ingresado formalmente al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA), lo que está previsto que ocurra recién a partir de 2007.



Por este motivo, los ambientalistas han salido al paso ante la posibilidad de que los inversionistas consigan una aprobación previa informal de las autoridades políticas, y que no se respeten los procedimientos administrativos y la institucionalidad ambiental.



La estrategia de escoger la cara de Colbún se fundamentaría en la percepción "poco privilegiada" que los ecologistas tienen de Endesa, debido a que estos suelen recordar y no de la mejor forma los anteriores proyectos hidroeléctricos materializados por la firma, especialmente, Ralco y Pangue.



Del mismo modo, los ambientalistas han propuesto que en vez de represas se privilegie a las centrales de pasada, que no implican interrumpir y contener el cause de ríos con megaestructuras ni acumular sedimentos.



Nuevo modus operandi



La entrada de la empresa eléctrica del grupo Matte al negocio hidroeléctrico en Aisén, se conoció luego del inédito seminario sobre bosque nativo y plantaciones forestales, que Eliodoro Matte y Douglas Tompkins organizaron en el Centro de Estudios Públicos (CEP), a comienzos de abril, en Santiago.



Es por ello que la decisión del grupo de entrar a un tema tan delicado y tan cuestionado, fue una sorpresa para Tompkins y el mundo ambiental.



Sin embargo, la participación del grupo nacional en el proyecto no fue visto con «malos ojos», debido a que los Matte estarían más interesados en integrar aliados, no sacrificar la imagen del grupo con un proyecto tan controvertido, e igualmente aprovechar la mejor percepción que existe de sí en el ambientalismo.



Por ejemplo, también tienen plantas de celulosa en el país, pero han realizado una gestión distinta y menos conflictiva que la realizada por el grupo Angelini en Valdivia.



Este habría sido el principal motivo para elegir a los ejecutivos de Colbún y no a Endesa para iniciar los acercamientos, ya que la filial española -que concentra el 80 por ciento de los derechos de agua no consuntivos del país- sigue despertando serias dudas sobre su comportamiento ambiental, más aun, después de las inundaciones causadas el invierno de este año en la Provincia de Concepción por sus represas del río Bío Bío, hechos que en su momento motivaron un viaje de la Presidenta Bachelet a la zona.



El factor nuclear



Según el cronograma inicial de Endesa, es decir, antes de su alianza con Colbún, junio de 2008 es la fecha tentativa para que el proyecto de cuatro megacentrales -dos en el río Baker y las otras en el Pascua- sea aprobado por la Comisión Regional del Medio Ambiente (Corema) de Aisén. Sin embargo, el futuro de la compañía hispana puede variar si su propiedad cambia de manos en Europa, ya que el consorcio alemán E. On, que tramita una Oferta Pública de Acciones (OPA) por la eléctrica, declaró hace dos semanas que de conseguir esta propiedad, renunciaría a sus proyectos en América Latina.



En cualquier caso, las estimaciones indican que las centrales permitirían, en su conjunto, inyectar más de 2 mil 400 megawatts al Sistema Interconectado Central (SIC) e involucran una inversión de más de US$ 4 mil millones. Sin embargo, también significarán la inundación de miles de hectáreas de territorio virgen, por lo que los ganaderos y ambientalistas, buscan su modificación.



No obstante, para los defensores de la zona el escenario se torna complicado, ya que un nuevo elemento se agregó a los «acercamientos» y este es la posibilidad de que los gobiernos que sucedan a Michelle Bachelet decidan instalar reactores nucleares para sortear la crisis energética que vive el país desde mayo de 2004. Sin embargo, en la antesala de este encuentro algunos líderes del ecologismo criollo han dejado entrever la sospecha de que el "lobby nuclear" y el mismo debate de las semanas recientes busquen inclinar la balanza a favor de las represas como «mal menor».

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