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Hasta que la muerte los separe: Chile se acerca a los 40 femicidios este año

Triste record para un país con una Presidenta mujer y un criterio paritario: no se descarta que el 2006 cierre con una cifra cercana a los 70 casos de mujeres asesinadas por sus parejas, la misma cifra del 2004. Y se estima que la mitad de la población femenina sufre algún tipo de violencia intrafamiliar. »Este tipo de hechos revela una cultura enferma», dice la titular del Servicio Nacional de la Mujer.


Corvo, sierra, machete, cuchillo, arma de fuego, piedras, garrote. Estas son algunas de las herramientas de muerte con que son asesinadas las mujeres en América Latina. Y si bien Chile puede ser un "buen alumno" en la región en una serie de materias, no lo es en ésta, donde el carácter fuertemente patriarcal de su sociedad, choca con un contexto de cambios donde la mujer se ve asumiendo cada vez más papeles y responsabilidades, tensión que según los expertos está derivando demasiadas veces en hechos de sangre.



"El hombre siente que tiene cada vez menos espacios, para expresar esa cultura patriarcal y machista tan arraigada, que aprendió tan bien de sus padres y abuelos, y de vez en cuando hace un recordatorio a la sociedad de la expresión más brutal de ésta", señalan los expertos.



En relación a su población, nuestro país está ostentando una tasa relativamente alta de casos de violencia contra las mujeres. Según cifras oficiales más de un 50% de la población femenina del país ha experimentado alguna forma de violencia en su contra. Se trata de un fenómeno bastante generalizado en la región, se dice, pero en este querible territorio al sur del mundo, que por primer vez en su historia tiene una mujer Presidente, ya 38 de sus congéneres, sólo este año, han muerto a manos, no de un delincuente ocasional, ni de un desalmado desconocido, sino que de sus propias parejas, esposos o convivientes.



Las mismas parejas con que las que muchas de ellas pronunciaron solemnemente eso de "hasta que la muerte nos separe".



El último caso, una chilena que murió en manos de un ciudadano español y a nivel nacional un caso en Arauco de detalles escabrosos.



Los más indignantes, para algunos, son los que incluso tienen que ver con funcionarios de los propios Tribunales de Familia. Francia Jara Peña, por ejemplo, murió hace algunos años a causa de los golpes propinados por su pareja, Marcos Verdugo, quien se desempeñaba en el Juzgado de Menores de Castro. La mujer estaba embarazada de siete meses. Hoy se conocen de otros casos que también involucran funcionarios directos de un sistema judicial que debiera velar precisamente por la no ocurrencia de este tipo de hechos.



El caso incluso motivó un proyecto de ley para evitar que funcionarios ligados a la justicia que deben velar por el tema de la violencia intrafamiliar, continúen desarrollando labores en ésta, luego de ser incluso procesados por delitos de este tipo.



El "padre" que degolló a su hija



Pero la violencia contra la mujer no sólo toca a las adultas, también comprende a las hijas de éstas. El espeluznante caso de un señor gordo y bajito, de cara bonachona, que no encontró nada mejor que, al verse abandonado por su mujer, ir a buscar a su hija de ocho años al colegio y degollarla…mientras su madre escuchaba en un celular sus dramáticos pedidos de auxilio, son decidores de ello.



Estos casos están siendo demasiado frecuentes en Chile y el cambio es tarea de titanes. Se trata nada menos que de un cambio cultural profundo donde los niños que vieron a sus padres golpear a sus esposas, sean capaces de no repetir la conducta tan didácticamente aprendida. Y de que las hijas mujeres que vieron eso, sepan también que no tienen que tolerarla.



Cuando le tocan el tema, la ministra del Servicio Nacional de la Mujer, Laura Albornoz, se muestra preocupada. No le gustan estas cifras en un país que está tratando de otorgar más derechos a las personas y en particular, a los más débiles de la sociedad, las mujeres y los niños.



Dependencia malsana



Para ella estos terribles hechos, frecuentemente citados sólo por la prensa roja, tiene que ver con realidades muy concretas. Por ejemplo, que si bien un 37% de la fuerza de trabajo son mujeres (bajo comparado con el 45% promedio de América Latina), eso quiere decir que un 63% depende directamente de otra persona, generalmente un hombre, para sus gastos más mínimos y aún su sobrevivencia diaria. "Estas realidades hace a las mujeres soportar muchas cosas, no denunciar, aguantar muchas veces, además que la mujer carga con el peso de velar por la unidad familiar, entonces se siente traicionando ese principio, si lo hace", señala Albornoz, entrevistada por El Mostrador.cl.



Según los estudios existentes hay tres causas por las cuales la mujer no denuncia: porque tiene vergüenza, porque siente que ella desintegra la familia, al irse el padre, etc, porque la mujer cree que ella es la responsable de conservar la unidad familiar y por último, porque derechamente tienen miedo de que una denuncia de este tipo les signifique una venganza mayor.



Hace poco la ministra Albornoz tuvo que ir a Nueva York a exponer los avances de Chile en materia de género, pero bajo el brazo llevaba dos realidades difíciles de ocultar y que ella estima muy ligadas entre sí: la aún baja participación de la mujer en el mercado del trabajo y por otro lado, una alta tasa de femicidios.
El año pasado fueron 46 casos, hoy ya van 38 mujeres muertas por sus parejas. "Y posiblemente nos acerquemos a 70, que fue la cifra de 2004. Para eso, la Presidenta ya abordó el tema. Ella quiere que esto sea un tema para el 2007, que las víctimas (de maltratos) sean apartadas de la violencia, que puedan ser reinsertadas socialmente y laboralmente", enfatizó la ministra en la oportunidad.



Medidas concretas



Entre las novedades que la ministra expuso en Nueva York estuvieron la instalación de 29 Centros de Atención y Prevención en todo el país, la pronta creación de la línea 149 de Carabineros -que atenderá en todo Chile- y la creación de Casas de Acogida a partir del próximo año, "que es un programa inédito en Chile".



Por otro lado, se trabaja, en programas conjuntos con el Ministerio de Educación, con los adultos del futuro: los niños y niñas que cotidianamente son testigos de estos hechos. "Una niña que ve que a la mamá le pegan, va a entender que la única conducta o relación que puede tener con un hombre es en base a la subordinación y no en una relación igualitaria y basada en el respeto mutuo; y el hijo hombre que ve que su padre le pega a su madre, entonces va a entender que el día de mañana, cuando tenga una mujer, le puede pegar, porque es algo de su propiedad y con la propiedad se hace lo que se quiere".



El Sernam está trabajando, en lo que se refiere al mercado del trabajo, en tres programas concretos, incluidos en el 17% de aumento que el Presupuesto conlleva para el próximo año. Se trata del Programa de Buenas Prácticas Laborales, donde lo que se busca es que el sector privado aplique un código de buenas practicas, que ya es obligatorio para el sector público y que comprende desde establecer criterios paritarios de selección de personal, incluyendo cargos directivos, mecanismos de flexibilidad de vida laboral y familiar para hombres y mujeres, hasta planes de promoción y captación de mujeres en áreas no tradicionales.



"Lo que queremos es que se incluya el tema del género cuando las empresas reciben algún sello de calidad de sus procesos y administración. Por ejemplo, que la responsabilidad social que muchas de ellas proclaman a la sociedad, también incluya criterios de género", señala Albornoz.



En lo que se refiere a la jefatura de hogar femenina, (hay un 32% de mujeres jefes de hogar en Chile) la idea es un programa para aumentar empleabilidad, es decir, darle herramientas para tener acciones afirmativas. Por ejemplo, la mujer jefe de hogar no puede regularmente acceder a viviendas sociales (porque en el 70% de los casos los bienes están a nombre del cónyuge y no puede pedir un crédito) y así con una serie de otros instrumentos.



También está el tema del fomento al emprendimiento femenino, donde se trabaja con el Ministerio de Economía, para adecuar los instrumentos de fomento productivo del país, de modo que permitan dar un tratamiento diferenciado a hombres y mujeres. "Hoy estos instrumentos de fomento están diseñados en forma neutra, pero ocurre que el hombre es el propietario de la tierra, de las propiedades, de los bienes, etc, entonces no hay una discriminación positiva que ayude a la mujer".



Por último, para las mujeres que sufran riesgo vital en situaciones de violencia, "estarán las ya citadas las Casas de Refugio o Acogida, que es una promesa de la Presidenta de la Republica y una mayor inyección de recursos a los 29 Centros de Atención y Prevención que hoy día existen, para la atención jurídica y sicológica a mujeres victimas de violencia".



El Sernam continuará, dice Albornoz, haciéndose parte de las acciones judiciales en contra de los victimarios de mujeres en el país, facultad que, precisa, sólo puede ejercer con el consentimiento expreso de la familia afectada y en casos de conmoción pública, ya que la nueva justicia quitó esta facultad a este tipo de organismos.



Cultura patriarcal



¿Qué pasa en una sociedad donde se producen este tipo de hechos?



– Nosotros tenemos una cultura latinoamericana que es particularmente patriarcal, donde los roles de mujer y hombre se encuentran muy diferenciados y estereotipados, y donde además se le asigna a la mujer toda la responsabilidad de conservación de la familia. Esta violencia de genero en Chile responde su origen, en forma particular, a las desigualdades que están en el interior de la pareja, por ejemplo, las diferencia de acceso al empleo, las salariales cuando ya se tiene trabajo. Esta inferioridad económica de la mujer influye bastante en todo esto.





Parece ser bien común esa disputa entre el hombre proveedor y la mujer que está en la casa…





– Claro, es difícil poder cortar con la violencia intrafamiliar, cuando yo necesito recurrir a otra persona para que pague mis cuentas y en definitiva me de plata para la comida. Se requiere mayor inserción de la mujer en el mercado del trabajo.





¿Usted lo liga directamente con el tema de la dependencia económica de la mujer?





– Es fundamental, no solamente porque la mujer adquiere dignidad, o porque muchas veces esto les permite sacar a sus familias de la línea de la pobreza, sino permite que la mujer pueda superar otras grandes discriminaciones que hoy día subsisten.
¿No influye, por ejemplo, que existiendo una situación de desempleo mas o menos alta y prolongada, ello redunde en una evidente mayor conflictividad familiar?





– Ese es un argumento frecuentemente usado, tal como lo es la drogadicción y el alcoholismo. Pero no se puede echarle la culpa a los argumentos económicos o sociales. No hay argumentos de este tipo cuando un hombre dice que se vio motivado a darle 20 puñaladas a su mujer porque él tenía problemas económicos. Y lo mismo cuando vemos a un hombre que dice que degolló a su hija porque estaba con depresión, que estaba muy triste, porque la mujer lo había abandonado y lo que hizo fue buscar a su hija al colegio y la degolló delante de sus hermanos, con la mujer al celular… Este es un abuso de poder permanente, en un cultura que está enferma, en ese sentido.






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