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Reabren caso sobre extraña muerte de periodista inglés Jonathan Moyle

Aunque la hipótesis de su supuesto suicidio -a fines de marzo de 1990, en el hotel Carrera, mientras cubría la Fidae- fue la que primó para el juez Juan Carlos Urrutia, quien cerró la investigación en 2003, la Corte de Apelaciones de Santiago revocó la decisión. Entre otras cosas, estimó necesario esclarecer posibles nexos de un ex miembro de la FACh y de Robert Gates, otrora director de la CIA y recién designado Secretario de Defensa de EEUU.


Después de casi tres años de que la investigación por la sospechosa muerte del periodista británico Jonathan Moyle permaneciera paralizada, tras la resolución adoptada por el entonces titular del 5° Juzgado del Crimen de Santiago, Juan Carlos Urrutia, quien sobreseyó el caso por falta de antecedentes, la Corte de Apelaciones de la capital ordenó una serie de diligencias para dilucidar uno de los episodios más enigmáticos de la historia policial chilena.



En noviembre del 2003, el magistrado dictó el cierre temporal del proceso, cuyo origen data del 31 de marzo de 1990, cuando a las 15.07 horas aproximadamente, una de las camareras del desaparecido hotel Carrera, Silvia Cabrera Quiñones, encontró en la habitación N° 1409 el cuerpo sin vida de Moyle, de 28 años, quien como periodista experto en temas de defensa estaba en Chile invitado a la realización de la Feria Internacional del Aire y el Espacio (Fidae).



Según el relato de la testigo, el ciudadano inglés se encontraba colgando del clóset con su cabeza encapuchada con una funda de almohada blanca, utilizando como lazo una camisa del mismo color.



Pese a que públicamente se divulgó la versión que el profesional se suicidó accidentalmente en un acto de connotación sexual, mediante técnicas de autosofocación, las evidencias del sitio del suceso eran al menos equívocas. «El occiso habíase confeccionado una especie de pañal para cubrirse los genitales y el recto, con un calzoncillo largo de color blanco, dos pares de slip color blanco, un calzoncillo de género corto con rayas rojas y plomas, dos toallas chicas y una mediana de color blanco», señala la descripción del estado en que fue hallado el cuerpo hecha entonces por la Brigada de Homicidios (BH).



Pero ese no es el único cabo suelto que dejó la investigación, como quedó estampado en la resolución de la Séptima Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago, a la cual tuvo acceso El Mostrador.cl. Dicha magistratura instruyó al tribunal de primera instancia realizar una serie de diligencias, como volver a interrogar a varios testigos y la recopilación de antecedentes a nivel internacional, además de un nuevo informe pericial sobre las causas concretas del fallecimiento.



Luego de la supresión de los antiguos tribunales del Crimen de número impar, ahora corresponderá que el 24° Juzgado del Crimen de Santiago sea el encargado de seguir sustanciando esta investigación.



Los nexos aún sin aclarar del caso con la CIA y la FACh



Una de las indagaciones ordenadas por el tribunal de alzada que más llama la atención es la que instruye esclarecer la posible vinculación de la muerte de Moyle con la rauda y desconocida visita que hizo a Chile el entonces director de la CIA norteamericana, Robert Lawrence Gates -quien acaba de ser nombrado Secretario de Defensa de EEUU por el Presidente George Bush, tras la dimisión de Donald Rumsfeld-, durante los días 29 y 30 de marzo de 1990.



Aunque los antecedentes relacionados con ese hecho ya habían sido solicitados en forma oficial al ministerio de Relaciones Exteriores chileno, dicha repartición informó erróneamente al antiguo tribunal, pues dio cuenta de la llegada al país en esa fecha de otro ciudadano estadounidense. Por ello, ahora los ministros Dobra Lusic, Raúl Rocha y el abogado integrante Patricio González pidieron reiterar el oficio para que dicha secretaría de Estado recabe toda la información que pueda ser obtenida, por vía oficial, sobre el mencionado viaje.



Robert Lawrence Gates ingresó a Chile con el pasaporte 51421519, proveniente de Argentina, y salió a ese país por Puerto Montt al día siguiente, todo ello acorde con lo consignado a fojas n° 553 del mencionado proceso judicial. Obviamente el nexo en este caso no está relacionado con la autoría ni con complicidad alguna en este confuso hecho criminal, pero sí resulta curiosa la coincidencia de la fecha del viaje a Santiago de esta alta autoridad en el ámbito de la inteligencia.



Asimismo, la Corte capitalina ordenó al tribunal investigar la identidad de un miembro de la Fuerza Aérea de Chile (FACh) que cumplió funciones de guardia en el piso 14 del mencionado hotel. Con ese objetivo, pidió que se oficie a la Comandancia en Jefe de esa rama castrense para que «proporcione todos los antecedentes que permitan la individualización verdadera y exacta del ex funcionario Carlos Montenegro Monsalve».



La identidad de este testigo surgió en un sumario administrativo que se instruyó al interior de la FACh a raíz de la muerte de Moyle, investigación que consignó que esa persona se desempeñó en funciones de seguridad, el 30 de marzo de 1990. No obstante, el Servicio de Registro Civil e Identificación informó que «no se encuentra registrada persona alguna con ese nombre».



En ese sentido, el tribunal de alzada ordenó que la jueza Tatiana Escobar, una vez que identifique al sujeto, «proceda a citar al referido testigo, interrogándolo exhaustivamente respecto de las actividades que realizó los días 30 y 31 de marzo de 1990 al interior del Hotel Carrera».



Estas dos diligencias apuntan a establecer la posible vinculación entre la muerte de Jonathan Moyle y el tráfico de armas que se habría realizado desde Chile a países del Golfo Pérsico -como Irán e Irak-, ya que siempre se especuló que este también ex piloto de la Real Fuerza Aérea Británica cumplía funciones como agente de la inteligencia de esa nación en el MI-6 (servicio secreto británico).



Reportes de prensa tanto en Chile como en el extranjero indicaron en reiteradas ocasiones que el deceso de Moyle pudo estar ligado al hecho de que él seguía de cerca la pista de la exportación de bombas de racimo desde nuestro país hasta esos países que mantuvieron un conflicto bélico, pero no hay causa judicial alguna que se haya abierto a partir de estos trascendidos. Incluso el padre de Moyle, Anthony, ha declarado a medios ingleses y estadounidenses (artículo de Colin Barraclough, en Columbia Journalism Review, por ejemplo) que sus sospechas apuntaban hacia el empresario Carlos Cardoen, pero éste ha negado vehementemente cualquier relación con estos sucesos.



Suplantación y retractación



En tanto, la Corte también consideró que la investigación del 5° Juzgado del Crimen estaba «incompleta» en la medida que no esclareció la comparecencia ante el tribunal de un sujeto que suplantó al supervisor de la seguridad del piso 14 del Carrera, Julio Fuentes Fuentes. Además el mismo individuó elaboró una declaración jurada bajo esa identidad a modo de testimonio, documento que se encuentra adjuntado al expediente.



Por ello, instruyó que la Policía de Investigaciones individualice al autor de esas actuaciones. Las dudas sobre este episodio también se relacionan con las versiones que existen en el sumario respecto a una conversación que habría tenido Fuentes con otro empleado del hotel, de iniciales J.V.R., quien se ha contradicho y retractado en varias ocasiones ante el tribunal.



Este último testigo también realizó una declaración jurada ante notario, donde afirmó haber sido presionado por alguien para cambiar su declaración original y, además, despistar sobre el real paradero de Julio Fuentes Fuentes. Este último ex empleado de seguridad sería una de las personas claves para confirmar que la madrugada de ese 31 de marzo, tanto en la habitación de Moyle como en la de dos periodistas españoles se llevó a cabo una fiesta, en la que los integrantes pasaban de una pieza a otra.



Por otra parte, J.V.R. dice haber visto a la misma mujer que entró en la madrugada a la habitación 1409, ocupada por Moyle, abandonar el hotel a las 6:15 horas, tomando un taxi en Agustinas con Teatinos con dirección al sur.



La última vez que el periodista inglés dio señales de vida fue a las 5:30 horas, cuando pidió que lo comunicaran con números telefónicos en Alemania e Inglaterra. En la primera nación conversó con su novia, a quien le informó que durante ese mediodía viajaría con rumbo a Bolivia para perseguir a narcotraficantes.



Otras diligencias



Por otra parte, el 24° Juzgado del Crimen deberá remitir un exhorto a Interpol España para que investiguen los antecedentes y actividades de los ciudadanos de esa nacionalidad Antonio Terol García y Juan Trías Gomis, quienes eran los que alojaban en una habitación contigua a la de Moyle y que, a juicio del abogado de la presunta víctima, podrían haber tenido algún grado de participación activa en los hechos que condujeron a su muerte (ver nota aparte).



En tanto, también deberá solicitar ante la secretaría general de la Fidae la ficha de inscripción en dicho evento del ciudadano sudafricano Johan Van Resburg, y pedir que Interpol ubique a dicho extranjero, con el fin de tomarle declaración sobre el proceso. Este sujeto es un profundo conocedor del mercado negro internacional de armas y se especula que podría estar al tanto de los motivos concretos y los móviles que llevaron a ejecutar este posible asesinato.



Además, el tribunal deberá solicitar vía exhorto al Ministerio de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña toda la información de la que dispone la Scott Comission de dicho país sobre las circunstancias de la muerte de Moyle.



«Atendida la importancia del esclarecimiento que se trata, se integre una Comisión Pericial del más alto nivel técnico que sea posible reunir en el país, para que analice los resultados contradictorios entre las pericias evacuadas por el Servicio Medico Legal de Chile y las practicadas en Londres a las muestras de vísceras pertenecientes a Jonathan Nichols Moyle», añadió la Corte capitalina.



Con ese fin, ordenó que el tribunal de primera instancia oficie al Decano de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad de Chile para que designe los integrantes de esta Comisión de Peritos que deberá pronunciarse sobre esta misteriosa muerte.





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