Vicepresidente de la Corporación Chilena de la Madera y alto ejecutivo de la CMPC, Fernando Raga, pensó cómo sería el mundo si éste fuera controlado por la ecología profunda y lo plasmó en una novela que será comentada por Sergio Campos y Pepe Auth. En el trabajo no hay personajes de la vida real, pero el autor admite que se basó en algunos, como Douglas Tompkins.
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El próximo miércoles 22 de noviembre el periodista Sergio Campos y el secretario general del Partido Por la Democracia (PPD), Pepe Auth, presentarán en el centro cultural Montecarmelo "Los hijos de Gaia", una novela en la que en un futuro no muy lejano, Estados Unidos se transformará en las Comunidades Unidas, un país gobernado «por un régimen de filosofía ecologista profunda, cuyo objetivo declarado es salvar el planeta de la depredación asociada al desarrollo económico y al consumismo".
Contrario a lo que se pueda creer, el autor del texto no es un ecologista, ni alguien que se le parezca en términos de ideas. Es nada menos que Fernando Fraga, el actual vicepresidente de la Corporación Chilena de la Madera (Corma), y alto ejecutivo de la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones (CMPC), que pertenece al grupo Matte, dueño también de Colbún, firma que se asoció con Endesa para construir las centrales hidroeléctricas en Aisén.
Raga, ingeniero civil industrial, es un prolífico escritor de columnas de opinión, tanto en Chile como el extranjero, pero nunca se había decidido a escribir una novela. En su primer trabajo de esta índole, fue clave su conocimiento de los distintos personajes que a nivel nacional se identifican con el ecologismo y sus distintas variantes.
Uno de los puntos de encuentro o de conocimiento mutuo con ellos fue el seminario que organizaron, en el Centro de Estudios Públicos (CEP), Eliodoro Matte y Douglas Tompkins. En la ocasión, Raga expuso y defendió las plantaciones forestales, las cuales -según su visión- no ocasionan un serio perjuicio al medio ambiente, muy por el contrario, lo benefician.
La conexión ecologista
Este ingeniero dice que lógicamente se ha basado en personajes como Tompkins para escribir su libro, pero no hay ninguno como él, sino que en el texto hay una suerte de síntesis de muchos de los representantes de la ecología profunda, tanto de Chile como del extranjero.
"A través de mi trabajo conocí varias personas que abrazan con pasión la causa del medio ambiente, así como causas indigenistas y antiglobales. Me fascinó su devoción a tales causas como fenómeno sociológico, y su capacidad para convocar y convencer al público. Comenzó a entusiasmarme la idea de imaginar cómo sería el mundo que ellos construirían", dice el ejecutivo forestal.
"Pensé que sería interesante invitar a la gente a pensar sobre esto. Porque estamos acostumbrados a escuchar muchas de estas visiones como crítica y reacción a las situaciones que plantea el mundo en que vivimos, y sin embargo rara vez hemos hecho el ejercicio de imaginar un mundo construido en base de estos paradigmas", agrega.
Con todo, el libro no busca retratar la realidad actual, sino que entra al campo de la ficción para pensar el mundo de otra forma, porque la idea del autor es justamente atrapar al lector y no aburrirlo con algún ensayo sobre filosofía y política.
"De modo que generé una historia; una historia de personas que viven en este nuevo orden mundial. Un relato de espionaje, amor y crimen que busca mantener intrigado y entretenido al lector mientras despliega como telón de fondo la problemática que mencioné antes", sostiene.
La trama
La historia comienza cuando Michael, flamante médico, sale de las Comunidades Unidas para acompañar a su hermano en una misión secreta y encontrar respuestas a sus dilemas entre el valor de la vida humana, la libertad y los ideales ambientalistas. Pero no puede volver porque alguien ha intentado asesinarlo y su patria no le ofrece seguridad.
En otro lugar, en un país sudamericano, Pachi, otro de los personajes, busca a los asesinos de su hermana, a pesar de las advertencias de los investigadores policiales.
"El destino cruzará los caminos de ambos jóvenes; juntos descubrirán que las apariencias engañan y que, aún detrás de las mejores intenciones, pueden esconderse el fanatismo y la ambición de poder", dice Raga.
"Los hijos de Gaia nos muestra un orden mundial posible, donde los ecologistas profundos, en pos de sus ideales, ya han ganado parte del desafío y buscan el triunfo total, a menos que… sea necesario replantearse algunas cosas", concluye.
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