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Entrega de fragata marca hito en modernización de flota de superficie

Nueva unidad, que será rebautizada como Almirante Lynch, se sumará a la Latorre, recibida por la marina chilena en noviembre pasado y que en la actualidad cumple ejercicios junto a las fuerzas de Estados Unidos. El traspaso del tercer y último de los navíos británicos está contemplado para principios del próximo año.


La entrega de la segunda de las tres fragatas del Tipo 23 adquiridas en agosto del 2005, que tendrá lugar este miércoles, en la base naval de Portsmouth, Inglaterra, marcará un nuevo hito en el desarrollo del programa de modernización de la flota de superficie de la marina de guerra chilena.



La primera de las nuevas fragatas, adquiridas de segunda mano, fue entregada a la Armada y rebautizada Almirante Cochrane el 22 de noviembre del año pasado.



La ceremonia de transferencia de la segunda nave -que prestó servicios al Reino Unido como HMS Grafton y será rebautizada como Almirante Lynch- tendrá mejores auspicios que la anterior. Ello, porque la transferencia oficial de la Cochrane fue postergada un par de veces, por razones técnicas y también para posibilitar la asistencia de las máximas autoridades del Ministerio de Defensa, aunque finalmente sólo asistió a nombre del Gobierno el embajador en Londres, Rafael Moreno.



Esta vez la ceremonia de traspaso iba a contar con la presencia de la ex ministra de Defensa Vivianne Blanlot, pero por razones obvias sólo pudo concurrir en representación del Gobierno la subsecretaria de Marina, Carolina Echeverría. Además, estará el comandante en jefe de la Armada, almirante Rodolfo Codina, y otros altos oficiales de las marinas de Chile y el Reino Unido



Durante la ceremonia se izará por primera vez el Pabellón Nacional a bordo la nueva unidad, acto que simboliza su incorporación a la flota chilena.



La Armada recordó que "Almirante Lynch" forma parte del Proyecto "Puente III", que "a su vez se enmarca en la renovación de las unidades de superficie de la Escuadra Nacional, que ya han sobrepasado el máximo de su vida útil, renovando el material naval para continuar cumpliendo eficazmente los roles permanentes que el Estado asigna a la Marina, y responder adecuadamente a los nuevos desafíos que enfrentan las naciones hoy en día".



Características



La fragata es la segunda de tres unidades del Tipo 23, que fueron declaradas excedentes por el gobierno británico hacia fines del año 2004 y que fueron adquiridas por Chile en junio del 2005.



El costo para Chile de las tres naves británicas fue de 350 millones de dólares y, según el cronograma original, la tercera se recepcionará en enero del 2008. El acuerdo para comprar las fragatas Tipo 23 se negoció y concretó directamente a nivel gubernamental, aunque la operación incluye un contrato anexo, por un valor cercano a 250 millones de dólares, otorgado al consorcio BAE Systems, que es un grupo industrial privado.



La adquisición será financiada con recursos derivados de ahorros realizados por la institución naval y de la Ley Reservada del Cobre. El pago de estas fragatas se realizará entre los años 2006 y 2015.



Las fragatas del Tipo 23 tienen un desplazamiento estándar de 3.500 toneladas, que con carga completa se eleva a 4.200 toneladas. Pueden desarrollar una velocidad máxima de 28 nudos y su velocidad económica, operando con los motores diesel-eléctricos es de 15 nudos, con los que puede alcanzar una autonomía de 7.800 millas.



Su armamento principal está compuesto de misiles antibuque Harpoon, misiles de defensa anti-aérea y anti-misil Sea Wolf y un cañón automático de 14,5 pulgadas.

Al igual que las fragatas ya adquiridas para la Armada en Holanda, las fragatas del Tipo 23 son propulsadas por turbinas de gas Rolls-Royce. Esto permitirá mantener un alto grado de estandarización logística y lograr una importante reducción de los costos operacionales, que se suman a los beneficios propios de la mayor eficiencia y menor consumo de esas turbinas, en comparación a las turbinas de vapor empleadas por los destructores y fragatas más antiguas que la institución naval está dando de baja.



El mayor grado de automatización de las fragatas Tipo 23 también implica una baja de los costos generales de operación de las naves, ya que requieren una tripulación de sólo 180 efectivos, contra los 260 tripulantes que requerían las fragatas que ellas están reemplazando.



Existe un contrato de apoyo técnico y logístico, subscrito con Rolls-Royce en diciembre del 2004, que garantiza el suministro de repuestos, apoyo técnico y el mantenimiento mayor de las turbinas de las fragatas por un lapso de 20 años.



Incrementan interoperatividad



El 14 de marzo pasado la fragata anti-aérea Almirante Latorre, ex Jacob van Heemskerck, arribó a la base naval estadounidense de Mayport, en donde se unió a un grupo de tareas de la Armada de los EEUU, con el cual operará durante varios meses bajo el programa Partnership of the Americas (PoA) o Compañerismo de las Américas.



Durante su despliegue combinado con unidades estadounidenses, la fragata chilena tomará parte en un amplío número de ejercicios en aguas del Mar Caribe y las costas de América del Sur y Central, incluyendo las operaciones UNITAS en sus fases Atlántico y Pacífico, Teamwork South 2007 en costas chilenas y Panamax 2007 en la zona del Canal de Panamá.



El despliegue internacional de la fragata Almirante Latorre es el más extenso cumplido por una unidad de la Escuadra Nacional desde el realizado por la fragata Lynch en 2000, denominado Operación América 2000.



El prolongado despliegue internacional de la fragata Latorre, integrando una fuerza de tareas de la marina estadounidense, es visto por los analistas como una demostración del alto grado de interoperatividad alcanzado por nuestra marina.



José Higuera, analista de la comisión de Defensa del PPD, considera que "constituye una prueba clara de que Chile está preparado para contribuir, a través de la Armada, a la protección de las vías marítimas que conducen los productos nacionales hacia los mercados internacionales, así como al mantenimiento de las condiciones de seguridad internacional que hacen posible el comercio que alimenta nuestro desarrollo económico".



"Esta contribución no sería posible sin la alta y creciente capacidad de interoperar de la Armada, que en buena medida es el resultado de la prolija preparación que reciben sus oficiales y personal. Sin embargo, esa capacidad de interoperar con las marinas de países avanzados no habría podido ser puesta en práctica sin los navíos modernos con que la Armada ha estado renovando su flota desde el año 2004. Esas naves, que no son lo que algunos habrían deseado, son sin embargo consistentes con lo que el país necesita y puede costear, y representan un salto cualitativo respecto de los buques que están reemplazando", concluyó Higuera.



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