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La Alianza endurece su postura frente al Gobierno y condiciona el diálogo

La molestia generada en la derecha a raíz de las últimas actuaciones del ministro del Interior, Belisario Velasco, está dejando de manifiesto que dio por superada la etapa de la política de los acuerdos y está optando por polarizar el ambiente político, en una estrategia que podría favorecer más el surgimiento de un candidato presidencial gremialista.


A pesar del giro mostrado por el ministro del Interior, Belisario Velasco, al abrirse a iniciar conversaciones con la Alianza, todo indica que su propuesta no tendrá eco en la derecha, porque mientras en la UDI no creen en la real disposición del Gobierno, sus aliados de RN aprovecharon para condicionar el diálogo a que La Moneda patrocine el proyecto alternativo de Educación, el mismo que fue rechazado de plano por el oficialismo esta semana en el Congreso.



Es difícil creer que los dirigentes opositores piensen que el Ejecutivo esté tan necesitado de acuerdos como para aceptar este condicionamiento. Si, por el contrario, tienen claro que su petición no pasa de ser un saludo a la bandera, sólo queda asumir que en lo que resta de la administración Bachelet el juego político se va a polarizar como nunca antes desde el regreso a la democracia.



En este escenario, aparecen cada vez más lejanos los tiempos en que el entonces presidente de la UDI, Pablo Longueira, se reunía con el ex ministro José Miguel Insulza o con el propio Ricardo Lagos, en La Moneda, y salía triunfante con un acuerdo bajo el brazo, más aún que en el sector desde hace ya un tiempo que se incubó la idea de que la política de los consensos pasó de moda.



De hecho, amplios sectores de la derecha han manifestado hasta la saciedad que el rol de Longueira no les trajo dividendos concretos y, en cambio, tienen la convicción de que lo que se grabó en la memoria del electorado fue que la oposición no hizo su labor y le facilitó a Lagos una salida demasiado grandilocuente para lo que en realidad fue su gestión.



Ello explica que ahora no estén dispuestos a cometer el mismo error. Sobre todo en la UDI, donde sus dirigentes ven con satisfacción que la postura más confrontacional adoptada por algunos miembros del partido, entre ellos su propio timonel, Hernán Larraín, sea seguida de buena gana por su par de RN, Carlos Larraín, y por el senador Andrés Allamand, otrora principal promotor de la política de los consensos en la década de los ’90.



De «arco a arco»



El análisis que hacen en la UDI es que tras la experiencia de jugar en la «mitad de la cancha», se dieron cuenta que lo mejor para el partido, en particular, y para la Alianza, en general, es retomar el juego de «arco a arco», sin términos medios. Es decir, cumplir con su rol opositor.



Y en este escenario, dicen en el gremialismo, Sebastián Piñera está out, lo que también parece haber entendido Allamand, con su polémico libro "El desalojo", en el que plantea que la necesidad de que la coalición oficialista abandone La Moneda en 2009.



De todos modos, la posición de la UDI, por ahora, no se ha traducido en que la Alianza logre capitalizar la baja en la popularidad de la Concertación, pero sí explica su obstinación por no levantar, por ahora, un candidato presidencial y optar por guardarse hasta último minuto.



Si el análisis de la UDI es que Piñera se habría definido por la estrategia equivocada y que la actitud constructiva, a mediano plazo, no será premiada por el electorado, el empresario ya habría llegado a su máximo potencial. Por ello, lo único que le esperaría hacia delante sería el inexorable proceso de desgaste, considerando que ya está sufriendo los efectos de ser la única figura visible de la Alianza.



De ser así, se podría pensar legítimamente que la UDI está apostando justamente al desgaste de Piñera, esgrimiendo la misma táctica usada por el empresario para desbancar a Joaquín Lavín en 2005. Esta jugada supone un elemento común, cual es el respaldo involuntario del Gobierno, que al apuntar su artillería en contra del más probable adversario, descuida el otro flanco, en este caso la UDI.



Mientras tanto, el gremialismo comenzó a poner en práctica su estrategia de potenciar a todas las figuras que eventualmente podrían representar al partido en la carrera presidencial. Si bien el que más ha destacado es también el que más ha dicho que no será candidato presidencial, el timonel de la tienda; la senadora Evelyn Matthei no se queda atrás. A la dama de hierro de la política chilena no le atemoriza volver a enfrentar a Piñera y, por el contrario, ha sostenido que eso sería un incentivo para ser candidata presidencial. Claramente a ella le acomoda jugar de «arco a arco» y no es fácil de amedrentar. Otra de las figuras que el partido podría comenzar a potenciar es la del senador Jovino Novoa y no faltan los que todavía creen que respecto al propio Lavín no está dicha la última palabra.

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