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Concertación hace ‘uso político legítimo’ de la debilidad de un adversario

El senador y ex presidente de la UDI valoró la actitud de Joaquín Lavín de alinearse en defensa del empresario y presidenciable de RN, respecto del cual insistió debe definirse entre los negocios y la política. También aseguró haber descartado totalmente la posibilidad de ser una de las cartas para representar al gremialismo en la carrera por La Moneda.


Pablo Longueira parece feliz de ver los aprontes presidenciales desde afuera, incluso le ha mejorado el carácter y se le ve relajado por los pasillos del Congreso, ya sea conversando con el presidente de la CUT, Arturo Martínez, bromeando con su colega Jorge Pizarro (DC). Para rematar, inicia esta conversación jurando que no está al tanto de la actualidad política.



A pesar de lo que dice, el senador de la Unión Demócrata Independiente (UDI) está perfectamente informado sobre el debate generado a raíz de la sanción que la SVS le impuso a Sebastián Piñera y la lluvia de críticas que le ha caído al empresario desde el Gobierno y la Concertación. A su juicio, «así es la política» y descarta de plano que exista una persecución desde el oficialismo en contra del presidenciabla de RN.



En conversación con El Mostrador.cl, Longueira aclara que lo que ha habido es «un uso político legítimo de la Concertación de lo que ellos consideran una debilidad de un adversario», como desde la Alianza se hace con las debilidades que ven en un candidato de la coalición gobernante, por lo que -en su opinión- Piñera debe hacerse cargo de lo que se le ha pedido tanto desde RN como desde la Alianza: que resuelva la incompatibilidad entre negocios y política ya.



-El fallo de la SVS en contra de Sebastián Piñera provocó el rebrote de la polémica acerca de la necesidad de optar entre los negocios y la política, incluso al interior de la Alianza. ¿Piñera debiera tomar pronto una decisión si pretende ser candidato de la Alianza?
Desde que Sebastián Piñera levantó una candidatura presidencial considero que -él o cualquier persona que tiene negocios de esa envergadura, incluso en sectores regulados por el Estado- son incompatibles con la actividad política. Eso debiera ser una norma de vida para quienes están en el mundo empresarial. Eso no significa que los empresarios no puedan dedicarse al servicio público, sino que muy por el contrario. Creo que aportan una visión importante, muchas veces sus sugerencias son muy útiles, desde el punto de vista de que se manejan en un mundo real donde funciona la economía del país. Pero hay ciertas magnitudes de negocios, de intereses, en los que obviamente se requiere regular o dejar de participar y ésa es una realidad para alguien que aspira a la Presidencia de un país.



-El que Piñera sea el dueño de un canal de TV también ha generado críticas de parte del Gobierno. ¿Le parece que pueda haber incompatibilidad en eso?
Existe esa incompatibilidad. Precisamente, hay una normativa en materia de televisión en el sentido de que no se puede comprar un espacio, dada la importancia que tiene este medio en las campañas políticas y que existe una franja gratuita para todos, en el medio actual más importante para la difusión de las ideas de una campaña. Por lo tanto, es evidente que eso también es un factor de incompatibilidad. Pero así como considero que existe en eso una incompatibilidad, también creo que Chilevisión ha sido un canal muy plural, que le ha abierto espacios a todo el mundo y no ha habido un aprovechamiento personal ni de un sector político. Creo que nadie podría decir eso de Chilevisión.



-¿Qué piensa de los dichos de Michelle Bachelet en orden a que no se necesita una ley de fedeicomiso ciego para actuar éticamente?
En ninguna materia se requiere ley para actuar éticamente. La frase de la Presidenta me parece aplicable a cualquier ámbito de la vida. Por lo tanto, cada uno tiene que saber cómo actúa frente a las disyuntivas que tiene que enfrentar. Piñera tiene que resolver este punto porque, obviamente, está siendo usado políticamente por el Gobierno y la Concertación y lo van a seguir haciendo mientras él esté en la doble situación de permanecer en el mundo de los negocios y en el mundo político. Es algo que va a tener que resolver, él vera de qué forma lo hace. El Gobierno contribuiría creando una normativa que limite esta relación.



-¿Eso quiere decir que coincide con Piñera, que ha dado a entender que está siendo perseguido políticamente por el Gobierno y la Concertación?
Creo que nadie está siendo perseguido políticamente. Lo que aquí hay es un uso político legítimo de la Concertación de lo que ellos consideran una debilidad de un adversario, como uno puede hacerlo también frente a las debilidades que observa en los candidatos de la Concertación. No es una persecución política, son maniobras o decisiones políticas que se hacen habitualmente, así es la política. Por eso, hay que saber resolver esta situación para no estar expuesto a que eso sea una debilidad. Lo que pasa es que se ha convertido en debilidad por no separar a tiempo los negocios de la política, cosa que le han pedido tanto en su partido, su presidente, muchos dirigentes de Renovación Nacional y también de la Alianza, porque mal que mal en la última elección Piñera fue el candidato presidencial del sector.



-Así como van las cosas, ¿le podría ocurrir a Piñera lo mismo que a Joaquín Lavín y comenzar un proceso de desgaste por estar tanto tiempo expuesto como candidato?
Cualquier elección va a ser muy estrecha entre la Alianza por Chile y la Concertación. Ningún candidato de la Alianza va a sacar sobre el 54% de los votos, como tampoco le va a pasar ya a ningún candidato de la Concertación. Las elecciones presidenciales se están resolviendo por un margen de más o menos 3% de los chilenos. Ése va a ser el escenario de cualquier elección. Por muy mal que le vaya al gobierno de la Concertación, creo que ningún abanderado de la Alianza que llegue a la Presidencia va a superar el 55% de los votos. No creo que las evaluaciones positivas sean una medición exacta de la intención de voto, por lo que no hay que equivocarse y extrapolar las encuestas. Además, el mayor error que uno puede cometer es creer que por el mal gobierno que está haciendo la actual Presidenta tenemos asegurada la elección. Tenemos que hacer las cosas bien para ganar la elección y así igual creo que ganaríamos por un margen estrecho, tal como lo ha hecho la Concertación en los últimos dos comicios.



-¿Qué le parece el respaldo cerrado que Lavín le ha dado a Piñera y el que haya llamado a la UDI a no chaquetear al más probable candidato del sector?
Me parece un gesto notable de Joaquín Lavín, porque él precisamente fue víctima de un chaqueteo permanente. Eso habla muy bien de él, porque una persona que sufrió ese chaqueteo que hoy día llame a actuar con grandeza… Demuestra una vez más el espíritu que lo ha animado. Pero yo no creo que exista tal chaqueteo, aquí lo que hay son visiones distintas y creo que Sebastián Piñera tiene que hacerse cargo de lo que se le viene planteando desde el punto de vista de nuestro sector, del presidente de Renovación Nacional, de senadores como Andrés Allamand y muchos otros que han planteado hace mucho tiempo que separe el mundo de los negocios y el mundo de la política. En la vida hay que saber optar y ese momento ya se ha postergado innecesariamente, lo que está significando que la Concertación y el Gobierno pretendan usarlo para dañarlo y sacar algún beneficio para el oficialismo.



-Dada la alta evaluación positiva de Piñera en la última encuesta CEP, ¿usted sigue pensando en que es posible que un candidato de la UDI compita con él en una primaria o una primera vuelta presidencial
Siempre he dicho que mientras más postergue la UDI su definición presidencial, más complejo se le va a hacer para levantar una candidatura real. Una cosa es el voluntarismo de decir que vamos a tener candidato a todo evento y otra cosa es postergar esa decisión y la cronología y ese respaldo a un solo candidato hasta última hora, y eso puede terminar convirtiéndola en una candidatura inviable, desde el punto de vista del respaldo de la opinión pública, del financiamiento, de muchas materias que son fundamentales en un proyecto presidencial. Es por eso que siempre planteé que dado que -después de dos elecciones presidenciales- la UDI ya no iba a competir con Joaquín Lavín, tenía que nominar lo antes posible su candidato, trabajar todos detrás de ese proyecto e ir posicionando esa candidatura institucional, enfrentar la elección municipal con un candidato que recorriera el país y usara ese proceso. Y concentrar en una figura para que las encuestas fuesen reflejando un crecimiento de una candidatura que tenía que partir prácticamente de cero, como partió Sebastián Piñera de cero cuando Lavín compitió con Lagos. Por lo tanto, no es una sorpresa que después que el abanderado presidencial de la Alianza fuera Piñera en la segunda vuelta, cualquier candidato de la UDI que asumiera ese desafío iba a partir de una posición muy difícil. Precisamente por eso, existiendo además un periodo presidencial que se redujo a cuatro años, había que hacerlo con mucha anticipación. La línea argumental que he dado desde hace un año y medio la mantengo exactamente igual, porque mientras más tiempo se postergue esa decisión va a ser más difícil que el candidato de la UDI vaya a una primaria o a la primera y vuelta y realmente sea una opción con vigor y creíble para 2009.



-¿Qué le parece que tras su bajada hayan surgido tantos nombres para reemplazarlo?
Me parece muy bien, pero creo que mientras antes el partido defina el apoyo a uno de ellos, mejor. Porque una cosa es tener muchos y que todos repitamos y digamos que tenemos muchos abanderados presidenciales, pero la única forma de que una de esas personas finalmente vaya adquiriendo cierto cuerpo, capacidad de conformar equipos, es que el partido se cuadre detrás de él, que el apoyo institucional de la UDI de Arica a Punta Arenas esté al servicio de su proyecto presidencial… Creo que distribuido en cuatro, cinco o seis nombres, podrán ser todos muy notables y buenos candidatos, pero la verdad es que no estamos en una situación para tener esa diversidad de candidatos, sino muy por el contrario, estamos bastante atrasados.

-¿Está decidido a no prestarse nuevamente para ser el candidato de la UDI? Todavía queda gente en el partido que cree que usted podría reconsiderarlo…
No veo ninguna razón que me haga volver al desafío presidencial.



-Se lo pregunto porque se comenta que después de que se bajó parece más candidato que antes…
Lo que pasa es que cuando uno se baja de la candidatura se da cuenta que tenía mucho más respaldo que antes, porque se topa con la gente que le dice ‘por qué se bajó, ahora no tengo candidato, tiene que volver a subirse’. Con la gente que me dice eso voy como en el 20%, pero cuando les preguntaban por mí en las encuestas, antes, yo no marcaba (Dice con una gran carcajada).

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