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Caída del general (R) Iturriaga Neumann reinstala pugna en Investigaciones

Director de la policía civil, Arturo Herrera, y el jefe del BAE, Rafael Castillo, se enfrentaron el año pasado tras las pesquisas impulsadas por el último contra un general en servicio activo del Ejército por un caso de DDHH. Con el arresto del ex DINA, Castillo se anotó un importante logro que podría provocar un reordenamiento en las fuerzas al interior de la institución.


La detención del general (R) Raúl Eduardo Iturriaga Neumann, ex jefe de operaciones exteriores de la disuelta DINA, volvió a evidenciar la vieja disputa entre el director de Investigaciones, Arturo Herrera, y el prefecto inspector Rafael Castillo, responsable de la Brigada de Asuntos Especiales y Derechos Humanos (BAE), que estuvo a cargo del operativo.



Varios detectives consultados por El Mostrador.cl confirman que el titular de la BAE fue marginado comunicacionalmente del logro policial, evitando que tuviera algún protagonismo público.



Con el arresto de Iturriaga, quien permanecía prófugo desde el 12 de junio, Castillo no sólo se anotó un punto policial, sino también político entre los abogados, jueces y organismos que llevan el tema derechos humanos.



En otras palabras, la detención de Iturriaga en el departamento de la avenida San Martín de Viña del Mar provocó un reordenamiento en la correlación de fuerzas a nivel subterráneo en Investigaciones. Por ello, este acierto podría influir cuando se deba decidir el próximo alto mando institucional.



El origen



Castillo, un viejo sabueso, «un rati» como suele decir a sus cercanos, tiene una larga historia en la resolución de causas de derechos humanos pasando por el caso Letelier, a principios de los ’90, una parte del proceso por el homicidio del ex químico de la DINA Eugenio Berríos, además de los casos Soria, Conferencia, Prats, entre muchos otros.



Y fue esta acuciosidad la que el año pasado lo tuvo enemistado con Herrera y a un paso de pasar a retiro, de no mediar por el lobby de organismos de derechos humanos y de una larga lista de amigos que ha cosechado en el transcurso de su carrera.



Y la razón no era para menos. Se trataba de la imputación a un general, en ese momento, activo en el Ejército y miembro del alto mando: Manuel Trincado.



Básicamente, al alto oficial castrense se le acusaba de haber participado a fines de la década del ’70 en la «Operación Retiro de Televisores», como se conoció el operativo de exhumación de las víctimas de la Caravana de la Muerte por Calama.



Este procedimiento implicó que en 1978, por orden de Augusto Pinochet, a través del entonces jefe de la recién creada Central Nacional de Informaciones (CNI), Odlanier Mena, se removieron los cuerpos de ejecutados políticos para lanzarlos al mar y hacerlos desaparecer.



Según ha trascendido, Herrera le habría pedido a Castillo que cambiara un informe donde se inculpaba a Trincado de estos hechos, a lo que el jefe de la BAE se negó.



Las consecuencias se hicieron sentir y el congelamiento de los vínculos entre ambos era un hecho evidente y comentado por los detectives que trabajan bajo su mando.



A tanto llegó la tensión que en el proceso que sustancia por este desentierro la jueza Rosa María Pinto, existen indicios claros de este tema y uno de los detectives que fue partícipe de la pugna interna, prestó un testimonio revelador ante la magistrada.



Le siguió el periodista del diario La Nación Jorge Escalante quien declaró en julio en el tribunal, confirmando los mismos hechos.



Ahora, Pinto debe viajar a Santiago a carear a Escalante con Trincado, como también reinterrogar a otros detectives, por lo que un posible cambio de escenario para Herrera sería una cosa de tiempo.



Experiencia al mando



La investigación y análisis de inteligencia que permitió la caída de Iturriaga estuvo a cargo -mando operativo- del oficial José Cabión, quien se desempeñó por varios años como guardaespaldas del ex ministro Juan Guzmán, luego como enlace con la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI), jefe de contrainteligencia institucional para luego volver a la BAE.



Le acompañó Sandro Gaete, aunque más joven que Cabión, es otro detective con vasta experiencia en casos de derechos humanos, como la captura de Paul Schaefer en Argentina.



En cualquier caso, la disputa está en pleno desarrollo. Habrá que ver sin embargo, cual es su final y quién será el vencedor de esta partida de ajedrez.



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