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«Estamos en presencia de una filarmónica a la cual le rifaron las pautas»

Senador PRSD dirige críticas al vocero de La Moneda, a quien califica como »un secretario incombustible: cualquiera sea el incendio que tenga su origen en el ámbito de sus responsabilidades, no lo daña». Aunque cree »indispensable» un cambio de gabinete, descarta que la Presidenta »nos haga el regalo» de remover al titular de Hacienda.


Con el estilo inconfundible que lo ha hecho ser todo un personaje dentro de la política chilena, el senador PRSD Nelson Ávila hace un cáustico análisis sobre la manera en que ha actuado el Ejecutivo, dirigiendo sus críticas fundamentalmente hacia los ministros secretario general de Gobierno, Ricardo Lagos Weber, y de Hacienda, Andrés Velasco.



En este sentido, responsabiliza a los secretarios de la falta de orden que se ha visto al interior del oficialismo, y reclama la necesidad de hacer valer las responsabilidades políticas.



En lo personal, puntualiza que tiene una simpatía "irreductible" hacia la Presidenta Michelle Bachelet, y desea que su administración sea exitosa.



-¿Cómo ve el ambiente político al interior de la Concertación?
-Uno observa una cadena de errores que se han ido cometiendo, algunos de ellos reiterados hasta el hartazgo, como por ejemplo, las nominaciones a Chiledeportes. Nunca en la historia de nuestro país se ha permitido a un ministro equivocarse tantas veces, sin que caiga sobre él sanción de ninguna índole. Ya sabemos que hay en el Palacio de La Moneda un secretario de Estado incombustible, cualquiera sea el incendio o conato que tenga su origen en el ámbito de sus responsabilidades, no lo daña, parece ser el cancerbero de un legado intocable.



-¿Sería por el nombre de su padre que no lo tocarían?
-(sonríe y permanece largamente callado para luego responder) El entrevistado guarda largo silencio, y con él parece responder a la pregunta.



-Pero las críticas, principalmente en el tema del Transantiago, se enfocan hacia los ministros del Interior, Hacienda y Obras Públicas
-Estamos en presencia de una filarmónica a la cual se le rifaron las pautas y, por lo tanto, no tenemos una melodía suave y grata al oído, si no que una especie de sonajera que causa alarma.



-¿Usted cree que debe hacerse un cambio de gabinete?
-Lo veo indispensable, aún cuando admito que en ciertas carteras resulta ilusorio pensar en que se pueda adoptar alguna decisión. Por ejemplo, curiosamente, el ministro de Hacienda es otro de los inamovibles, pese a que está más apresuradamente que ninguno de sus antecesores, consolidando un modelo económico absolutamente contrario a la sensibilidad política y social expresada por la Presidenta. Yo no puedo, en medio de aquellos que practican la contumacia en el error, dejar de acordarme de Andrés Zaldívar, un hombre de una gran trayectoria, que no alcanzó a resbalar cuando ya estaba afuera; en cambio otros responden con más rigor que nadie a aquel viejo adagio que dice que el ser humano es el único animal que tropieza más de una vez en la misma piedra. Nosotros, como chilenos, podemos exhibir para el Guinness que somos capaces de demostrar que alguien puede tropezar con esa misma cifra, pero elevada a N.



-¿Entonces, sería difícil que se incluya a Andrés Velasco en un eventual cambio de gabinete?
-No creo que la Presidenta nos haga ese regalo, ni ahora ni en Navidad.



"Belisario Velasco es más bien una víctima de toda esta situación"



-¿Qué otros ministros usted cree que deben irse?
-Los errores que eventualmente pueden cometer los otros derivan del gran desconcierto provocado con la implementación del Transantiago. Yo la he denominado una suerte de peste bíblica, ha arruinado la imagen del gobierno, le ha inferido de un daño gratuito a la Presidenta, y le ha mediatizado todo lo que ella hace. Hay responsables con nombre y apellido de ese error descomunal, sin embargo siguen tranquilos y sin nervios, como si nada hubiera pasado.



-¿Quiénes?
-Me refiero precisamente al ministro de Hacienda, que fue el que dio luz verde a la implementación del Transantiago, careciendo este de las bases mínimas para su funcionamiento.



-Se habla también de Eduardo Bitrán.
-Eduardo Bitrán es otro que ha sido beneficiado por esta tolerancia extrema que uno observa en La Moneda. Él durante todo un año mantuvo paralizado el MOP llevando a cabo una cacareada revolución administrativa, que al final nadie entendió bien y con nula participación de los funcionarios. Ahora parece que viene despertando recién de su letargo, pero se ha perdido mucho tiempo.



-¿Cuál es la situación del jefe de gabinete?
-Belisario Velasco es más bien una víctima de toda esta situación. Es un bombero que corre de un incendio a otro, y a veces el recurso hídrico le escasea.



-Ud. es uno de los llamados díscolos, pero finalmente ha respaldado la mayor parte de los proyectos del gobierno.
-Es que yo le tengo una simpatía irreductible a la Presidenta. Sé que esto me genera contradicciones íntimas difíciles de salvar y a veces hasta de explicar. Deseo fervientemente que le vaya bien, que tenga éxito, suelo pensar que el exceso de comprensión, de sensibilidad humana, conduce muchas veces a la Presidenta a no tomar decisiones que le puedan resultar dolorosas. Yo me habría desprendido de alguno de sus colaboradores que le están produciendo un daño, a esta altura, difícil de reparar. Ojalá tengamos tiempo de enmendar en el camino.



– ¿Cómo evalúa la sanción por escrita hecha para el Tribunal Supremo de la DC a su colega Adolfo Zaldívar?
-Adolfo Zaldívar se me ha reivindicado en muchos aspectos. Él aparece como intransigente y buscando un lucimiento personal, sin embargo, como esa es una apreciación eminentemente subjetiva, yo me tengo que guiar por la coherencia que ha observado entre lo que dice y lo que hace, desde ese punto de vista no me parece condenable una batalla cuyo norte es, como él lo ha señalado, la rectificación del modelo. Me luce muy bien que un hombre que no se caracteriza por su visión progresista o izquierdista en política asuma esa tarea como impostergable.



-¿Qué pasa con el hecho de que la Concertación no puede hacer valer su mayoría? Es una situación complicada para la Presidenta.
-El desorden, entre comillas, que se aprecia en el Congreso, es un reflejo de las incoherencias que desde el punto de vista de la conducción política se hace desde La Moneda a partir de las diferentes carteras.



-¿A su juicio si se ordena el gobierno se ordena también el Congreso?
-Ciertamente, influye por ejemplo los sucesivos bochornos que hemos tenido que pasar por nombramientos equivocados que se caen por cuestiones elementales. Eso de parte de un área, otra inconsultamente prepara un proyecto de depreciación acelerada que no consulta con nadie y que apunta a favorecer los grandes grupos económicos sin pudor de ninguna índole y, por lo tanto, tensiona a la Concertación. Sentir que nadie asume las responsabilidades de los errores, cualquiera pueda mandarse un condoro de dimensiones cíclopes y está absolutamente libre de recibir sanción. Todo este cuadro es pernicioso para la salud del conglomerado.



-¿Y hay también una responsabilidad también de los parlamentarios de la Concertación?
-También hay responsabilidades nuestras porque se ponen al desnudo las discrepancias que tenemos entre nosotros y se produce una confrontación de lealtades, respecto del propio gobierno, que siempre ha de resultar dañino para la salud moral y política de los partidos.



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