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Expertos hacen juicio crítico sobre cómo se interpretan las encuestas

Director del Centro de Estudios de Opinión Pública de la U. de Chile, Gustavo Martínez, señala que hay una utilización política de algunas lecturas. Dice que »se trata de mostrar a un Piñera sin contendores». Su colega de la Universidad Academia Humanismo Cristiano Gabriel Davidovics explica que hay una forma de ver estos estudios »superficial al máximo».


Frente al gran impacto que causan las encuestas en el mundo político, que miden desde los personajes mejor posicionados hasta la popularidad del gobierno, surgen voces de expertos en el área que llaman la atención respecto de la metodología utilizada, así como de la interpretación que luego se realiza de los resultados.



El director del Centro de Estudios de Opinión Pública de la Universidad de Chile, Gustavo Martínez, confiesa que por su propia experiencia "uno se pone un poco escéptico" respecto a algunas encuestas que se hacen en el país.



"Muchas de estas encuestas persiguen como primera finalidad -no digo que se estén tergiversando cifras ni nada por el estilo- un uso político, porque llama poderosamente la atención la mala interpretación, desde el punto de vista de las exigencias estadísticas que se le hacen a muchas de estas encuestas", señala Martínez.



En este punto, enfatiza que en muchos sondeos dados a conocer recientemente "se trata de mostrar a un Piñera sin contendores y a una Bachelet cuesta abajo".



Al respecto recuerda los resultados publicados por una encuesta de La Tercera, en la que se daba por ganador a Sebastián Piñera frente a José Miguel Insulza y Ricardo Lagos. "Sólo entregó las estimaciones de punto. Eso, desde el punto de vista estadístico, es absolutamente incorrecto, porque la comparación de dos cifras, de un estudio con antecedentes, de puntos, por ejemplo que uno tiene 40 y el otro tiene 42, tienen que ser sometida a un test de significación estadística de esas diferencias. Eso lo sabe cualquier estudiante de ciencias sociales que haya hecho un curso de estadística en materia de diferencias», explica.



Ante ello relata que envió una carta al matutino pidiendo "que rectificaran la interpretación" y no se la publicaron. "La conclusión que yo saqué es que hay un interés por mostrar de que Piñera no tiene competidor, y los propios estudios que hace La Tercera no permiten sostener eso, ni siquiera que va en punta porque las estimaciones puntuales de un estudio tienen que ser comparadas", sostiene.



A su juicio pasa algo similar con las encuestas que se refieren a la popularidad de la Presidenta Michelle Bachelet.



"Cuando se compara un estudio con otro estudio precedente hay que hacer otras cosas estadísticamente y la no aplicación de eso, la aplicación errónea, conduce una conclusión sustantivamente distinta. Para para todos la conclusión fue que Michelle Bachelet bajó, ciertamente ha bajado notablemente desde que comenzó a gobernar hasta esta fecha, pero en el último estudio publicado por Adimark con respecto al precedente no bajó", indica.



En todo caso, aclara que "tengo una muy buena opinión de Roberto Méndez (director de Adimark), por eso que estoy extrañado que no haga estas cosas técnicamente bien y que permita esas interpretaciones. No puedo pensar que él no le haya dicho a uno de los investigadores que sacara el test de significación estadística y no quiero caer en imputación de intenciones, pero lo que sí me parece es que hoy día estamos viviendo en este tipo de situación, una situación muy desprolija con respecto a estas cosas, que evidentemente tienen impacto político».



Para Martínez, el problema no está en el crecimiento de la industria de las encuestas, que a su juicio es natural. En este escenario algo que critica es que "se publica de todo, sin revisar si la encuesta está bien hecha".



Davidovics: en algunas encuestas hay que hacer «un acto de fe»



En tanto, Gabriel Davidovics, académico de la Universidad Humanismo Cristiano y master en Estadística de la Universidad Hebrea de Jerusalén, explica que las encuestas que generalmente se publican en Chile se efectúan en base a muestras de cuotas, sobre las cuales no se puede calcular la precisión de la información, por lo que no puede determinarse cuan lejos o cuan cerca están de los valores reales.



Este tipo de encuesta -de cuotas- normalmente se hacen tomando los datos de cuántas mujeres y hombres hay, el nivel socioeconómico, la edad. Por ejemplo, si el Censo determinó que en el país hay 50,7% de mujeres y 49,3% de hombres, se busca que en la muestra exista ese mismo porcentaje de cada sexo.



El académico señala que en este tipo de sondeos no puede determinarse el margen de error, lo que sí puede definirse en el caso de la encuesta probabilística, que requiere más complejidad y recursos en su realización.



Por otra parte, recuerda que muchas encuestas que se dan a conocer en el ámbito político son realizadas telefónicamente. "El universo cubierto en ese estudio es de hogares con teléfono fijo, y por lo tanto, no estamos representando a todo un inverso de personas, porque no están representados aquellos que viven en hogares que no tienen teléfono".



Agrega que muchas de ella también se hacen en base a muestras de cuotas «y ahí se pierde bastante lo que entendemos como estudio probabilístico y, por tanto, se pierde la capacidad de poder calcular los márgenes de error y, en consecuencia, se pierde la capacidad de volver a evaluar los resultados».



A su juicio, para la población es difícil saber si los métodos para realizar las encuestas son los adecuados. Puntualiza que "lamentablemente los análisis que se hacen de los resultados toman en consideración como que los resultados son como la Biblia, hay que creer en ellos, hay que tener un acto de fe prácticamente y no es así. Acá hay una base científica que debería existir y en ese caso sí se podrían aplicar fórmulas determinadas para conocer la precisión de los resultados y se podría sacar conclusiones y en eso, en el mejor de los casos tendríamos que hablar de estimaciones por intervalo, calcular el nivel de confianza".



Agrega que "se analizan los resultados en base a las estimaciones de punto. Por ejemplo dicen que 35,3 dijo tanto y luego empiezan a sacar conclusiones y especulaciones de por qué bajó, de por qué subió y eso no está bien. Hay que hacer test de estudios, test de hipótesis para poder evaluar si las diferencias son estadísticamente significativas o no, porque cuando no lo son no se puede decir nada y no se debiera hacer especulaciones de ningún tipo, ni encontrar causales de nada porque esa diferencia tal vez no exista".



Así las cosas señala que muchas veces se hace una lectura «superficial al máximo… y lógicamente se corre el riesgo de sacar conclusiones equivocadas porque se acepta algo que no está probado, no está analizado con la profundidad que se merece y que debiera ser. Si la muestra no es científica, no se puede hacer lamentablemente esos análisis, entonces sí se debe recurrir a lo que se llama acto de fe, o sea, creer, confiar, en que los resultados son bastante aproximados».



Para Davidovics es fundamental una mayor educación en este plano, tanto para formar más expertos, como para que la población pueda comprender las encuestas y su metodología.



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