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Argentinos crean lazos entre organizaciones chilenas afectadas por celulosas

Crear un »frente» regional es la idea de los miembros de la Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaychú, que visitan Chile en el marco de la Cumbre Iberoamericana y que han saltado a los medios internacionales por su férrea oposición a la construcción de una planta celulosa en un río límitrofe con Uruguay.


A las 3 y media de la madrugada del miércoles, un grupo de automóviles partió desde Argentina rumbo a Santiago de Chile. El objetivo de sus 20 ocupantes y miembros de la Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaychú, era asistir a la firma de un acuerdo durante la Cumbre Iberoamericana celebrada en estos días, entre el Jefe de Estado trasandino, Néstor Kirchner, y su par uruguayo, Tabaré Vásquez, con miras a dirimir el conflicto por la instalación de una planta de celulosa en un río limítrofe.



A mitad del camino se enteraron de que existían muy pocas posibilidades de que esto se concretara y que además, existían rumores de que el gobernante argentino se mostraría dispuesto a aceptar el funcionamiento de la planta, lo que rechazan terminantemente: exigen la reubicación de la celulosa finlandesa Botnia, que el próximo 12 de noviembre empezaría a funcionar sobre el río Uruguay.



Roberto Cagnoni, uno de los miembros de esta organización horizontal, explica que si se concreta un acuerdo de esas características Kirchner actuaría en contraposición a los argumentos presentados ante el Yribunal de la Haya, basados en la relocalización de la planta y la violación a los términos del tratado sobre uso del río Uruguay -firmado por ambos países en 1975-, denuncia que aún analiza la instancia internacional.



"Constantemente se ha producido una dilatación del tema, por lo que tomamos la iniciativa de seguir luchando. Si el Gobierno Argentino sigue con el perfil de lucha de Gualeguaychú, estaremos con ellos, pero si el actual Gobierno o el que entra-de Cristina Fernández, esposa del actual Jefe de Estado- asume otro perfil, seguiremos solos", asegura Cagnoni.



Pero el viaje de los argentinos de Gualeguaychú -cuyos pobladores bloquean intermitentemente desde 2006 los puentes que unen Argentina y Uruguay- buscaba también crear lazos y contactos con organizaciones ciudadanas y ambientalistas que hayan enfrentado problemas con la industria papelera en Chile, para así formar una suerte de "frente" regional que tendría más fuerza y peso frente a los gobiernos y la industria.



De hecho, fueron recibidos por la ONG Oceana, con la que iniciaron un trabajo conjunto en torno a los problemas ambientales y sociales comunes a nivel regional generados por la producción de celulosa.



Esta "alianza regional" en torno se inició con los uruguayos, que últimamente han enfrentado problemas con la celulosa española ENCE. Decidieron unirse y formar la Asamblea Regional, que incluye también a organizaciones de Brasil, y que vio la luz hace poco más de un mes.



"Ya nos hemos reunido dos veces, en diferentes ciudades del Uruguay", comenta el argentino, y agrega que "nunca contemplamos pelearnos con el pueblo uruguayo, nosotros estamos en contra de Botnia, y el Gobierno de Tabaré que mintió, porque mientras estaba en campaña dijo que estaba en contra de estos proyectos y resulta que terminó haciendo todo lo contrario".



En este marco, explica que "ahora venimos a hacer contacto con los chilenos, con esta ONG -Oceana- que para nosotros es re’ importante, y con la gente que tiene la problemática de papeleras acá".



Además de Oceana, también tomaron contacto con la Fundación Terram, liderada por Flavia Liberona, que a su vez los contactó con el senador socialista Alejandro Navarro.



Al enterarse de esta propuesta, José Araya, vocero de Acción por los Cisnes -organización ciudadana fundada a raíz del desastre ecológico en el río Cruces, donde la muerte de aves se ha atribuido al funcionamiento de una planta de celulosa de Celco- manifestó su entusiasmo y disposición a crear redes que impulsen esta causa.



Llamado a mandatarios



Como primer paso, enviaron un comunicado conjunto con Oceana, haciendo un llamado a los mandatarios iberoamericanos reunidos en la Cumbre, para que tomen medidas frente a los impactos de la celulosa, recalcando que "en ambos países las comunidades cercanas a las plantas de celulosas han padecido accidentes de nubes tóxicas, mortandad de peces y aves, además del daño a las actividades de pescadores, agricultores, apicultores y trabajadores del turismo".



Señalaron la necesidad de que las comunidades "tengan el derecho a decidir sobre su futuro", lo que a su juicio no sucedió ni en la planta de Botnia en la frontera argentino uruguaya ni en las comunidades de Valdivia, Cobquecura, Licantén, Arauco y Constitución, en Chile.



Para Antonia Fortt, jefa de campaña de contaminación marina de Oceana, "la explotación de recursos forestales y el tratamiento de la celulosa se está haciendo de una forma que no es la que queremos. Por eso, apuntamos a armar un polo ciudadano en contra de las malas tecnologías que generan contaminación costera, del agua y del medioambiente en general, para que de esta forma, los problemas regionales y políticos de sobreexplotación de los recursos naturales cambie y se tenga una visión de desarrollo sustentable".



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