Mientras el encargado internacional de la DC, Exequiel Silva, respalda al canciller y señala que en estos temas »no se puede ser imparcial», el ex embajador socialista Jorge Arrate opina que »Chile debiera abstenerse como Estado, como gobierno, de intervenir en esta polémica» y cree que esta situación »daña las relaciones exteriores de Chile».
Aunque el presidente venezolano, Hugo Chávez, ya se fue y debe estar preparando su viaje a la reunión de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), aún está patente el altercado que tuvo con el rey Juan Carlos de España y el jefe del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, durante el cierre de la Cumbre Iberoamericana.
El domingo el canciller, Alejandro Foxley, calificó de "muy lamentable" el incidente y señaló que "tenemos con España una cercanía enorme", a la vez que manifestó su «profunda solidaridad» con las autoridades ibéricas, especialmente con el monarca; declaraciones que refrendó en la jornada del lunes.
La reacción de Foxley fue aplaudida por la comisión internacional de la DC, pero criticada por el ex embajador Jorge Arrate (PS), quien asistió al acto de clausura de la Cumbre de los Pueblos actividad en la que los principales oradores fueron Chávez y el presidente boliviano, Evo Morales.
El encargado internacional de la DC, Exequiel Silva, coincidió plenamente con Foxley y dijo que su partido condenaba el incidente. "Que venga un presidente a dar una opinión sobre un tema bilateral, como la que Chile tiene con Bolivia, y que ocupe cada espacio para entrar en conflicto con alguien, con un tipo de vocabulario que está lejos al que nosotros queremos en el marco de diálogo, no me parece".
Requerido si no habría sido mejor mantenerse neutral en la disputa, Silva aseveró que "hay cosas en las que no se puede ser imparcial en la vida y la DC en estos temas no puede ser imparcial tampoco. En la medida que seamos imparciales, estamos generando espacio para que este señor siga diciendo las cosas como las que ha dicho en Chile y en otros países".
Sostuvo que Chávez se salió "absolutamente de lo que debió ser la conducta de un jefe de Estado para decir cosas que no tienen nada que ver con la cumbre. Más allá de lo que uno pueda o no pensar de Aznar sobre hechos que pasaron hace bastante tiempo durante el golpe de Estado en Venezuela, él fue un jefe de gobierno elegido por los españoles. Y ocupar estas cumbres para sacar esto de la manera que lo hace, con las ofensas que lo hace, y con el respeto que Rodríguez Zapatero trató de calmarlo, no cabe ninguna duda del lado que tiene que estar uno".
En tanto, Héctor Casanueva, de la comisión internacional regional de la DC, cree que "el gobierno de Chile se ha abanderizado con un estilo de entendimiento en el marco de los organismos internacionales, comunidades políticas que se han ido creando, más que abanderizarse con un país en contra del otro. Hay que hacer ese matiz, para no dar la impresión que Chile se está alineando con determinada confrontación".
Además, enfatizó que las relaciones con Venezuela están resentidas "no por el hecho del intercambio de palabras, sino que fue en el momento mismo que llegó cuestionando el eslogan de "Cohesión social", que había sido puesto como un hecho sustantivo".
El otrora embajador chileno ante la ALADI criticó la intervención de Chávez en la Cumbre de los Pueblos, aunque reconoce que no se puede prohibir pues estamos en democracia. «De todas formas, eso constituye una forma bastante inusual de comportarse como huésped de un sistema democrático. Están resentidas las relaciones por ahí, no por el altercado».
Esto último, a juicio de Casanueva, demuestra que «se está colmando la paciencia de la comunidad latinoamericana con esta arremetida de Chávez, que es de carácter populista y tratando de ganarse los aplausos de la galería».
Además, sostuvo que "desde el punto de vista político y de inserción en la globalización, nosotros estamos más cerca de España que del chavismo".
Daña las relaciones
Una posición distinta tiene el ex embajador socialista Jorge Arrate, quien estima que «Chile debiera abstenerse como Estado, como gobierno, de intervenir en esta polémica y no me parece que se haga un estado de escala de países con los que se tiene más alto nivel que con otros. Creo que eso daña las relaciones exteriores de Chile y, por tanto, no concuerdo con lo dicho por Foxley".
Estimó que "el rey no debería haber intervenido, cometió un exabrupto, porque si Chávez estaba interrumpiendo a Rodríguez Zapatero, ése era un tema entre los dos que estaban intercambiando opiniones y el presidente venezolano lo estaba interrumpiendo de una manera que no era agresiva".
Requerido si no considera una falta de respeto las declaraciones de Chávez, dijo que quizás el presidente venezolano "fue muy duro contra Aznar, ajeno a un lenguaje diplomático, sin duda. Pero si él tiene la evidencia que una persona participó en un golpe de Estado en su contra, tiene el derecho de decirlo. Hay que señalar que no lo mencionó cuando Aznar estaba en el ejercicio del poder y guardo un cierto respeto por la autoridad electa española, pero cuando dejó de ser gobernante de España, Chávez decidió decirlo".
Consultado si fue el momento más adecuado para la discusión, indicó que "no sé, tendría que haber estado y no puedo ponerme en esa situación, ni menos aconsejar a los presidentes cuando deben decir las cosas. El medirá las consecuencias de lo que dijo".
Pifias
En otro tema, consultado Arrate sobre las pifias que recibieron diferentes personeros oficialistas que asistieron al cierre de la Cumbre de los Pueblos, respondió que "fui más aplaudido que pifiadoÂ… o tengo los oídos malos, porque las pifias siempre se sienten más que los aplausos y es por el tipo de decibel que producen. Creo que le tendría que decir lo mismo que Chávez: yo no soy monedita de oro".
Y los abucheos del público cuando Chávez mencionó a Bernardo O’Higgins, puntualizó bromeando que "deben haber sido carreristas". Más en serio, aseveró que "me parece una estupidez sin nombre".
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