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Terremoto en Tocopilla: Escasez de agua y alimentos y miedo a saqueos

Para evitar que roben pocos bienes que les quedan, muchos optan por acampar fuera de sus casas y algunos simplemente no las abandonan. Alcalde advierte que no estará dispuesto a que se repitan los errores registrados en el terremoto de Tarapacá de 2005. »No voy a aceptar ser el segundo Huara», recalca.


«Bienvenido a Tocopilla, capital de la energía», reza un cartel a la entrada de la ciudad de la Región de Antofagasta. Una frase que por estos días no refleja la realidad que viven sus 25.000 habitantes: 40% de la población no cuenta con luz y 60% no tiene agua, desabastecimiento ocasionado tras el terremoto 7,7° Richter que azotó el miércoles a la localidad.



También hay escasez de alimentos, lo que sumado a los problemas de distribución de los víveres, que durante la tarde del viernes tocó fondo cuando un millar de personas asistieron al liceo Diego Portales y sólo tendrán acceso este sábado -pues sólo había 61 raciones-, dan cuenta del complejo escenario que enfrenta la población.



Frente a esto, el alcalde de la ciudad, Luis Moyano, dice que es un problema logístico que no depende del municipio, sino de la gobernación, y que a partir de este sábado se habilitarán cuatro sectores estratégicos para entregar alimentos: canchas de La Patria, Teniente Merino, frontis del hospital Marcos Maguada y en la cancha Padre Hurtado. Estos reemplazarían a las cuatro escuelas donde hasta el viernes se estaba gestionando la entrega.



Asegura que es un proceso gradual y que de aquí al martes se tendrá una cobertura de 100%, ya que para este sábado se prevé la entrega de 1000 raciones, que irán aumentando hasta que se pueda entregar a todos y "tendremos asegurado que la gente tenga lugares asignados".



«No voy a aceptar ser el segundo Huara»



Por otro lado, el edil estima que 80% de la población va a quedar sin casa, explicando que "la palabra precisamente es tragedia, porque estamos viviendo una situación muy complicada: a lo menos 5 mil viviendas van a tener que ser eliminadas dada su condición, que quedaron o que ya cayeron. Es dramático ver algunos sectores donde hay mucha gente viviendo en la calle, compartiendo una olla común. No tienen recursos económicos para comprar».



De hecho, el edil sufrió en carne propia los daños, ya que la municipalidad desapareció y, por tanto, se quedó sin oficina. «Esta es mi oficina", señala, apuntando la calle.



El edil es firme a la hora de las responsabilidades y recalca que exigirá a las autoridades que han visitado la zona -los ministros de Vivienda, Educación, Interior, Obras Públicas y Salud- cumplir con las promesas que se han formulado.



«No voy a aceptar ser el segundo Huara, es decir que lleguen, se saquen la foto y se vayan. Yo voy a exigir que se hagan las casas, que se arregle el tema eléctrico, que tengamos el combustible correspondiente, que tengamos agua y luz necesarias. Porque en Huara -pueblo de Tarapacá que sufrió estragos tras el terremoto de junio de 2005- cuando en una primera instancia aparecieron, después nunca más los vi", acusa.



Seguridad, saqueos y carpas



El mayor temor de los vecinos son las réplicas. Y también los saqueos. Por eso, muchos hacen guardia en carpas fuera de sus viviendas. Y no pegan ojo vigilando lo poco que les queda. Incluso, hay quienes se resisten a dejar sus casas, porque no tienen dónde guardar sus pertenencias y no pueden creer que tras años de trabajo hoy sólo vean grietas alrededor.



Es el caso de Ana Barraza y su esposo Freddy Zamorano, quienes están conscientes de que deben abandonar su hogar, pero sencillamente no se atreven. Son 18 años de esfuerzo.



Junto a la vivienda se encuentra su botillería, "La Chispa", ubicada en la avenida 18 de Septiembre, la principal arteria de la ciudad y que sufrió estragos en las construcciones. Reconocen que no hay mucho que vender, pero tampoco han subido los precios, porque consideran que sería un abuso que, al igual que ellos, están en la incertidumbre.



«No necesitamos regalos, queremos que nos indiquen conductos, que precisen daños, que nos digan qué se puede hacer. Si nos dicen que hay que demoler, no sé qué haremos porque no hay créditos para construir. Por eso pedimos flexibilidad a los bancos, que nos den una mano", precisa el poblador.



En tanto, los Alvarado-Castillo ni siquiera pueden entrar a su casa, que sencillamente se derrumbó. Junto a su hija de 4 años, duermen en una carpa y cuidan un par de cosas. Pero no saben qué pasará ni si podrán reconstruir su vivienda. Simplemente esperan un milagro.



No es mejor la situación de la familia Aravena-Marambio, que se refugian en la casa de unos parientes, con quienes se turnan para cuidar lo que les queda de vivienda. «El primer día se vino todo abajo. Esto es lo que quedó de mi casa… 20 años de sacrificio», se lamenta Juan Aravena, señalando el número 3191 de la avenida. El panorama es desolador.



Hospitales de campaña



A pesar de que toda la ciudad se vio afectada, las áreas más comprometidas son cinco: Padre Hurtado, villa Los Andes, población Frei, sector Huella Tres Puntas y sector Esmeralda, en la parte alta de la ciudad.



Pero no sólo las casas se cayeron, el Hospital Marcos Maguada sufrió daños estructurales tan serios que sólo tiene operativo sólo el 15% de su capacidad. Por esta razón, la Presidenta Michelle Bachelet se comprometió a construir un nuevo recinto, aunque el viernes el ministro de Obras Públicas, Eduardo Bitran, señaló que no necesariamente se tendría que derrumbar.



«Aún tenemos algunos equipos en buen estado, por ejemplo el de rayos x, pero el hospital no está en condiciones de operar y es necesario trasladar insumos y a los pacientes", explica el médico cirujano Francisco Moreno, que muestra los serios daños sufridos por las dependencias, que van desde material dañado hasta profundas grietas en las paredes.



También le preocupan los problemas sanitarios que se generarán si no se soluciona el tema del abastecimiento del agua: clama por recursos y ayuda lo antes posible.



Dados los problemas del recinto asistencial, tres de los siete médicos operativos están trabajando en el hospital de campaña organizado por las Fuerzas Armadas (FFAA), que se instaló en el Estadio Municipal.



El mismo equipo que acudió en auxilio en la ciudad peruana de Ica, que vivió un terremoto de características similares en agosto pasado, está prestando servicios en la zona y por segunda vez trabajan de la mano con la FACH, desplegando juntos sus respectivos hospitales de campaña.



El puente de atención médica especializada (PAME), del Ejército atiende como policlínico y la Escuadrilla de Redespliegue Sanitario Modular Aerotransportable (ERSAM) de la Fuerza Aérea (FACH), entrega asistencia para atenciones quirúrgicas.



También cuenta con una "sala" de hospitalización con capacidad para unas diez personas, que el viernes en la tarde recibiría a los 10 pacientes que se encontraban hospitalizados en el Hospital Maguada y que serían trasladados por su seguridad. Y para quienes necesiten medicamentos, se están distribuyendo gratuitamente.



La atención se inició el jueves a las 8 de la mañana, y el primer día atendieron a 79 personas, previéndose un aumento para los próximos días. A este hospital de campaña, se le sumará otro, que operará en el sector sur de Tocopilla, en un sitio aún por definir.



El abastecimiento del agua también corre por cuenta del Ejército, que hasta el viernes en la mañana ya había repartido 60 mil litros entre la población. Y se están coordinando con el Comité de Emergencia encabezado por el gobernador provincial, Edgardo Soliz, junto al alcalde, carabineros, investigaciones y organismos civiles, para realizar descargo y distribución de ayuda humanitaria, así como para la remoción de escombros.



Al comparar la situación con Ica, el Teniente Coronel Esteban Ampuero, de la Primera División del Ejército, y comandante del PAME, asegura que las condiciones no son tan dramáticas, y que se ha vivido mayor organización y celeridad al momento de encontrar soluciones prácticas.



Fin del año escolar



Los puntos de entrega de las mercaderías y ayudas que llegan tanto de fuentes nacionales como las internacionales que se esperan, corresponden a los cuatro colegios en los que hasta el viernes se repartían la ayuda, que estaba siendo acumulada en los patios, ya que las estructuras internas de la mayoría de los centros de estudio son demasiado peligrosas.



Por ello, la ministra de Educación, Yasna Provoste, declaró el término del año escolar luego de visitar la zona. "Hoy conseguimos que la ministra de Educación cerrara el año escolar con un detallito: los jóvenes que tenían notas irregulares, van a permanecer para tratar de recuperarlos. Esto es por un tema de seguridad. No podía permitir el alcalde ingresar alumnos en un lugar terriblemente complicado, entonces hay que estudiar muy detenidamente cada una de las situaciones", detalla el edil.



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