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OCDE revisa a la baja expectativas de crecimiento para el próximo año

Organización mantuvo en 2,7% sus estimaciones de progresión del PIB en sus 30 países miembros para este año, pero redujo a 2,3% el próximo año.


La OCDE revisó a la baja sus previsiones de crecimiento económico para el año próximo y, aunque consideró que el nuevo escenario «no es tan desfavorable teniendo en cuenta los choques recientes», advirtió del alto grado de incertidumbre y de la acumulación de riesgos para que la situación se agrave.



En su informe semestral de perspectivas, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) mantuvo en el 2,7% sus estimaciones de progresión del Producto Interior Bruto (PIB) en sus 30 países miembros para este año, pero redujo en cuatro décimas el de 2008 -para dejarlo en 2,3%- y avanzó un 2,4% para 2009.



La organización rebajó sus cifras para el próximo ejercicio en todas sus grandes zonas, mientras que las referidas a 2007 tuvieron variaciones de diferente signo, pero poco significativas.



Para Estados Unidos, los autores del informe esperan que este año el PIB suba un 2,2%, una décima más de lo que auguraban en mayo, pero reducen en cinco décimas las perspectivas de 2008 para dejarlas en el 2%, y para 2009 apuntan a un 2,2%.



En la zona euro, disminuyen en una décima el crecimiento de este año al 2,6% y la de 2008 en cuatro décimas al 1,9%, mientras que en 2009 consideran que estará en el 2%.



El caso de España dentro de los países de la moneda única es particular, ya que la OCDE eleva su previsión para 2007 en dos décimas al 3,8%, pero reduce la de 2008 en dos décimas al 2,5%.



En el caso de Japón, corrigen en cinco décimas a la baja al 1,9% la progresión del PIB en 2007, también en otras cinco décimas al 1,6% para 2008, y estiman que en 2008 será del 2%.



La OCDE ha constatado que la ralentización se ha empezado a dejar sentir a partir del tercer trimestre de este año, y la principal razón es el «enfriamiento» de la vivienda, que pesará en las perspectivas de crecimiento, pero que «no debería suponer una fuerte desaceleración más que en algunos países».



Cita en concreto el retroceso en la inversión inmobiliaria que ya se ha producido en Estados Unidos e Irlanda y, «en una menor medida, en España», aunque la tendencia «debería acentuarse».



Otro factor a la baja son las turbulencias financieras que se desencadenaron durante el verano y cuyo impacto sobre la esfera real de la economía «son todavía difíciles de evaluar», aunque en principio su efecto «debería ser débil».



A eso se suman las subidas de los precios del petróleo, de los alimentos y de otros productos de base que han acarreado un repunte inflacionista.



En definitiva, el escenario que privilegia el conocido como el «Club de los países desarrollados» no es tan desfavorable si se tienen en cuenta los choques recientes».



El problema es que, como advierte su economista jefe, Jorgen Elmeskov, «hay una concentración de riesgos a la baja» en caso de confirmarse una inflexión «más pronunciada o generalizada del mercado inmobiliario, nuevas turbulencias de los mercados financieros y una reactivación de las presiones al alza en los precios de las materias primas».



Para hacer frente a esos riesgos, Elmeskov subraya que la política monetaria tendrá que estar preparada para hacer frente «a todas las eventualidades» y en el caso de los mercados financieros, al hecho de que «seguirán siendo fuente de incertidumbres».



Por eso en un primer momento, los organismos de vigilancia habrán de optar entre la voluntad de restablecer la confianza en los balances financieros y el riesgo de suscitar una grave contracción de la oferta de crédito, antes de «sacar las lecciones de la crisis» para cambiar la reglamentación y evitar que todo se repita.



En el informe se aborda una cuestión sensible políticamente como es la evolución del tipo de cambio entre las grandes divisas.



La OCDE estima que la depreciación del dólar es «un buen ejemplo» de un ajuste «natural» en las economías de mercado, debido a un impacto mayor en Estados Unidos de la crisis de la vivienda y de las turbulencias financieras.



Es más, da un toque de atención a los que podrían intentar corregir esos movimientos -que han llevado al euro a una fuerte apreciación- con políticas intervencionistas, y subraya que la política monetaria puede compensarlos «en gran medida».



Sin embargo, la organización no duda en quejarse de «la apreciación hasta ahora limitada» del yuan y afirma que, dados «los síntomas de recalentamiento y la fuerte inflación interior, una apreciación más rápida sería de interés incluso para China.



EFE

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