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Uribe abre camino de acuerdo al aceptar «zona de encuentro» con FARC

Decisión se produce justo cuando el próximo lunes coincidirán en Buenos Aires varios mandatarios de la región e importantes representantes de algunos países europeos en la toma de posesión de Cristina Fernández como presidenta de Argentina.


Luego del fracasado intento de mediación del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, con las FARC, el gobierno colombiano abrió una nueva posibilidad de acuerdo humanitario para la liberación de los secuestrados por esa guerrilla, con la aceptación de crear una «zona de encuentro».



El presidente de Colombia, Álvaro Uribe, en un solemne discurso de una hora durante una ceremonia de ascenso a generales de la policía, y en presencia de altos militares y de ministros, accedió a crear una «zona de encuentro» de unos 150 kilómetros, en cualquier área rural del país, sin policías o militares que haya que retirar y, a ser posible, sin población civil o con muy poca población.



Una propuesta similar planteada por los llamados países amigos, España, Francia y Suiza, ya la había aceptado el gobierno colombiano en 2005, recordó Uribe, pero las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) la rechazaron con el argumento de que no les había llegado o que se había hecho pública previamente.



La aceptación por Uribe de la propuesta hecha por la Conferencia Episcopal Colombiana y la Comisión Nacional de Conciliación se ha conocido solo un día después de que el presidente, en otro discurso, rechazase la creación de una «zona de despeje» que implicase la desmilitarización de una parte del territorio nacional.



El gobernante insistió en que ese tipo de despeje, como el que las FARC han venido proponiendo de los municipios de Pradera y Florida (suroeste) de unos 800 kilómetros con una población de más de 150.000 personas, supondría maltratar a muchos ciudadanos.



De ahí que acepte ahora una «zona de encuentro» para buscar el acuerdo humanitario «que no signifique un retroceso en la seguridad democrática», emblema de su política de recuperación del territorio y de lucha contra los insurgentes.



Al hacer el anuncio, Uribe precisó unos «puntos a tener en cuenta» que, además, implican que el alto comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo, y la Iglesia busquen la manera de contactar con las FARC y definir la «zona de encuentro».



El ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, precisó que la vigencia de esa área se limitaría a 30 días.



El mandatario también indicó que en esa zona habrá presencia de observadores internacionales y que los representantes de la guerrilla no deben estar armados.



Uribe habló de los 750 secuestrados que se calcula tienen las FARC.



Entre los secuestrados está un grupo de 45 policías, militares y políticos, entre ellos la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, también de nacionalidad francesa, y tres estadounidenses, que busca «canjear» por unos 500 rebeldes presos.



A juicio de la mayor parte de los comentaristas, cuyas opiniones han sido recogidas por los medios colombianos, esta decisión parecería ser en buena parte una respuesta a Europa y en particular al presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, empeñado en conseguir la liberación de Ingrid Betancourt y de todos los secuestrados.



Pero no solo a los europeos, sino también a otros países iberoamericanos, como Brasil y Argentina, que podrían facilitar los encuentros con la guerrilla, en sustitución de la mediación de Chávez, que Uribe cortó de golpe el pasado 21 de noviembre tras tres meses de gestiones.



La decisión anunciada hoy se produce justo cuando el próximo lunes coincidirán en Buenos Aires varios mandatarios de la región e importantes representantes de algunos países europeos en la toma de posesión de Cristina Fernández como presidenta de Argentina.



Uribe basó el noventa por ciento de su discurso de hoy en atacar a los «terroristas» de las FARC, a hacer un recuento exhaustivo de sus esfuerzos, gestiones y liberación de guerrilleros en pro del acuerdo humanitario y, también en recordar que Europa no permitiría tener una guerrilla como esta, que comparó con Hitler.



Según el presidente, «algunos europeos tienen que hacer esta reflexión», porque «el apaciguamiento del terrorismo ha fracasado aquí y en el mundo».



«En esta hora de dolor no podemos ser los idiotas útiles del terrorismo», argumentó.



Con esta maniobra, Uribe, que se considera ha cedido a los llamamientos internacionales y nacionales, ahora trata de buscar su apoyo, que supondría una presión añadida para que las FARC accedan a negociar el acuerdo humanitario que podría ser la antesala de unas negociaciones de paz.



EFE


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