A pesar de la apertura que mostró en el último tiempo el máximo tribunal, el auto acordado difundido ayer pareciera ir en una dirección contraria, al establecer prácticas como la destrucción de los expedientes de la instancia y microfilmarlos, la reserva de las mismas indagatorias y que para acceder se necesite los votos de los tres mimebros de esta entidad auxiliar del Pleno.
El nuevo auto acordado que dictó el lunes la Corte Suprema para otorgar los márgenes que debe tener la ética judicial, tiene al mismo tiempo el fantasma del secretismo.
El documento, que establece la normas y el norte con que deben moverse los funcionarios judiciales cualquiera sea su rango -dignidad, integridad, independencia, prudencia, dedicación, sobriedad respeto y reserva- contiene la prohibición de recibir premios en dinero o "estímulos pecuniarios".
Esta alusión está directamente relacionada con el premio de más de 80 millones de pesos entregados al ministro Carlos Cerda en Estados Unidos hace algunos meses, justo después de procesar a 23 personas en el caso Riggs. Los supremos estiman que cualquier "pecunio" puede afectar la independencia judicial.
Sin embargo, a la hora del conocimiento que la opinión pública debe tener sobre las investigaciones que la Comisión de Etica -órgano auxiliar del Pleno- realizará a los magistrados, el tenor del contenido va en dirección contraria al aperturismo que ha tenido el máximo tribunal en el último año y la palabra reserva y falta grave a quien decida violar el secreto son recurrentes.
Básicamente, si alguien desea tener acceso a las investigaciones ejecutoriadas, deberá contar con los tres votos de los miembros de la instancia. Los documentos se destruyen, pero se microfilman y se indica que cualquier persona que presente una denuncia -cuyo asidero escape a la verdad- podría enfrentar a los tribunales.
En todo caso, en esta oportunidad, los supremos aseguran que se respetarán las normas del debido proceso, aunque nuevamente incurren en un acto contradictorio respecto a cómo funciona la nueva justicia donde las labores de investigar y fallar están separadas. Y es que los miembros de la Comisión de Ética, al mismo tiempo, podrán integrar el Pleno. Así, la lógica del antiguo sistema de persecución penal -donde se era juez y parte- sigue implementada.
