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Jovino Novoa, el mayor opositor en la UDI del bacheletismo-aliancista

Irrupción de la dupla Lavín-Longueira remeció las bases de lo que hasta ahora había sido la estrategia de la tienda para enfrentar al gobierno, que siempre fue la más dura al interior de la Alianza. En este escenario, Novoa emergió como el defensor del proyecto gremialista frente a la táctica de colaboración promovida por el ex alcalde y el senador por Santiago Oriente.


La autodefinición del ex abanderado de la UDI Joaquín Lavín como bacheletista-aliancista marcó el antes y el después de un partido que se había caracterizado por ser monolítico y saber acallar las incipientes diferencias internas que, de cuando en cuando, algún dirigente se atrevía a dejar en evidencia.



Pero ese no ha sido el único efecto provocado por los polémicos dichos del ex alcalde, sino que además alertaron a los representantes del ala más dura del partido, cuya principal figura pública es el senador Jovino Novoa, para frenar cualquier intento del bacheletismo-aliancista de generar un cambio más profundo en la línea política de la tienda de calle Suecia.



El mayor conflicto que ha debido enfrentar la UDI y, particularmente, su directiva -encabezada por el senador Hernán Larraín- fue la inesperada reacción del senador Pablo Longueira ante las declaraciones de Lavín, quien, lejos de criticarlas, optó por formar una estrecha alianza con el ex edil. La misma que se ha convertido en una sólida plataforma para el regreso de Lavín a la vida política activa.



Para nadie es un secreto, porque él mismo lo ha sostenido, que el objetivo de Longueira al embarcarse en la "cruzada" de Lavín es levantar su figura como el representante del partido en las próximas elecciones presidenciales. Sin embargo, la estrategia adoptada por ambos ha puesto a la mesa en duros aprietos, como cuando la dupla decidió aceptar una invitación del entonces recién nombrado vocero de La Moneda, Francisco Vidal.



La visita tomó por sorpresa a los máximos dirigentes de la tienda, donde generó una profunda molestia que Lavín y Longueira actuaran en una dirección visiblemente opuesta a la del partido que, por esos días, criticaba en los términos más duros posibles la designación de Vidal y, más directamente, al propio ministro por sus actuaciones previas en la administración de Ricardo Lagos.



Sin embargo, no fue la directiva la que salió a responder las consultas de la prensa al respecto. Quien asumió la vocería fue el senador Novoa, que no trepidó un segundo en expresar su malestar frente a lo sucedido.



«Creo que es muy inoportuna y confundidora esta visita, porque todos sabemos que la Alianza ha sufrido de la intervención electoral del Gobierno. Todos sabemos que en el gobierno anterior el ministro Vidal era el paradigma de la intervención y todos sabemos que hoy día los diputados de la Concertación quieren derogar el artículo que prohíbe la intervención electoral de los ministros», dijo Novoa. Además, admitió que los máximos dirigentes del partido no habían sido informados de tan polémico encuentro.



Y aunque Novoa intenta no hacer notar públicamente la influencia que aún ejerce dentro de la UDI, lo cierto es que a veces su temperamento le juega malas pasadas -como en esa ocasión- y no puede dejar pasar la pelota. Por el contrario, suele ser el primero en reaccionar, sin temor a tener que dar explicaciones de sus palabras. Un síntoma del poder del senador es cómo lo perciben sus aliados, porque resulta casi anecdótico que por esos días parlamentarios de RN, al comentar la reunión entre la dupla Lavín-Longueira y Vidal y las reacción de Novoa, afirmaran que esa "es una pelea de perros grandes".



La tesis de la bisagra



La preeminencia de Novoa, pese a no integrar formalmente la directiva, también se mostró durante el Consejo General de la UDI. Si bien la ausencia de Lavín y Longueira fue un tema, por cuanto por más que se adelantara que la actuación de la dupla no lo iba a ser, las alusiones a la actuación de ambos aunque fuera indirectamente no fueron pocas.



Pero lo principal es que el voto político de cuatro puntos que evacuó el consejo reflejaba en su totalidad la posición planteada una y otra vez por Novoa, incluso los días previos al cónclave. También se notaba la intervención de la senadora Evelyn Matthei en la redacción -parte del grupo de los duros– porque los días antes también había expresado su punto de vista sobre lo que está haciendo Lavín, aunque dejaba fuera de sus críticas a Longueira.



Lo que no deja de ser una postura para evitar un enfrentamiento con Longueira, puesto que los duros del partido son los más indignados con la posición adoptada por el senador por Santiago Oriente e, incluso, no faltan quienes atribuyen sus actuaciones de los últimos meses a su molestia con el partido por la falta de apoyo de la mesa a su incipiente precandidatura presidencial.



Aunque tal parece que no se lo han expresado a la directiva, que no acusa recibo de ninguna crítica, en los círculos más dogmáticos de la UDI tienen la convicción de que la actuación de la polémica dupla ha afectado la imagen de la directiva. "Parece que este partido se está convirtiendo en una montonera, donde cualquiera hace lo que quiere", sostiene un dirigente que asegura que puede entender el accionar de Lavín, pero que lo de Longueira es "imperdonable", porque a su juicio, está perjudicando al partido en general y a la actual directiva en particular. En este escenario, la figura de Novoa adquiere más relevancia aún.



No obstante, paralelamente al inicio de las críticas soterradas a la mesa por no poder frenar a Longueira surgió una nueva versión de los hechos. Un dirigente explicó que lo sucedido las últimas semanas no ha perjudicado a la mesa y, aún más, asegura que existe una estrategia de la cual el senador forma parte.



Dicha estrategia se basa -relata el dirigente- en que Longueira cumpla el rol de "bisagra" entre Lavín y el partido. La idea concreta es que el senador apoye al ex edil porque si en un tiempo más éste sube en las encuestas podría convertirse en el abanderado de la UDI, mientras la directiva sigue trabajando para mantener la unidad con Renovación Nacional.



Sin embargo, el mismo dirigente admite que algunas de las actuaciones de Longueira se han salido del marco descrito y que lo de Vidal estaba absolutamente fuera de libreto. Sólo queda esperar para comprobar si tal estrategia existe o es sólo un salvavidas para proteger la imagen de la directiva.



Lo que sí está claro, pese a que la mesa lo ha negado en todos los tonos, es que la UDI está dividida entre quienes se niegan a aceptar la nueva imagen de Lavín y Longueira cargando con la política de los acuerdos -la mayoría del partido- y quienes creen que eso podría permitirle a la UDI, por fin, llegar a La Moneda sin tener que apoyar al candidato de RN, Sebastián Piñera.

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