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«2007 estuvo marcado por la vuelta de Lavín al primer plano político»

Claudia Rivas Arenas
Por : Claudia Rivas Arenas Periodista de El Mostrador @crivasa
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Según el diputado, la autodefinición del ex abanderado como bacheletista-aliancista ha impuesto la conciencia sobre »una mirada distinta respecto de las relaciones con el Gobierno». Además, plantea que al próximo candidato de la tienda lo elegirán las encuestas, porque es la única forma de saber si la ciudadanía lo respalda.


Uno de los primeros presidentes de la UDI fue el diputado por el distrito 23 de Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea, Julio Dittborn Cordua (55). Y aunque ha optado por cultivar el bajo perfil al interior del partido sus ideas y opiniones son respetadas y valoradas.

Una de sus características es que no se deja «pautear», por eso siempre es interesante conocer su opinión sobre diferentes situaciones que son tema en la UDI. Si bien esta condición es cada día más común al interior de la tienda gremialista, muy poco tiempo atrás constituía un mérito, pues la voz de Dittborn era una de las pocas, si no la única, que no sonaba a discurso aprendido.

En conversación con El Mostrador.cl para hacer una evaluación de lo que fue el año 2007 para la UDI, abordó el tema que a su juicio marcó al partido el año que termina: El polémico bacheletismo-aliancista promovido por Joaquín Lavín, con lo que no está muy de acuerdo, aunque reconoce que el «diagnóstico» a partir del cual el ex edil adopta esta posición es correcto.

– ¿Cómo evalúa el 2007 para la UDI?
– Este año estuvo marcado por la, entre comillas, vuelta de Joaquín Lavín al primer plano político, con su bacheletismo-aliancista al cual se unió Pablo Longueira y algunos otros distinguidos miembros de la UDI y esto ha generado, evidentemente, un tipo de confusión entre nuestros partidarios. Porque nosotros somos un partido de oposición y, entonces, es difícil explicar que algunos de los miembros más connotados de un partido de oposición se declare bacheletista, aunque tenga el apellido de aliancista.

– ¿A qué atribuiría lo sucedido?
– Más que a estrategias muy definidas, obedece a maneras de ser y de entender la política.

– ¿Así lo entiende de parte de Joaquín Lavín?
– Absolutamente. Yo creo que Joaquín Lavín siempre -si uno se fija en el cosismo desde sus inicios- fue un hombre que ha intentado traspasar las fronteras políticas, menospreciar, entre comillas, las ideologías; decir que las ideologías en un mundo moderno ya no dividen, o no debieran dividir, como lo hicieron en el pasado en que las ideologías de izquierda y derecha eran tan marcadas. Y eso, más que una estrategia, obedece realmente a un convencimiento de él. Y yo creo que tiene algo de razón, de hecho, si hoy día uno mira, desde la caída del muro de Berlín, del fracaso de los socialismos reales, obviamente, Joaquín Lavín fue el primero en decir que ha habido un acercamiento de las ideologías. Hoy día, todos nos movemos en un cierto círculo partidario de la economía abierta, integrada al mundo, donde el mercado tiene mucho que decir, en que la democracia representativa es el régimen político por excelencia; entonces…, Fukuyama ya lo dijo cuando escribió el libro «El fin de la historia» y tenía ese mismo concepto.

– Pero lo que más ha calado en al UDI es que Pablo Longueira se haya sumado a esta «cruzada», como la ha llamado el propio Lavín.
– Ha causado… no diría una división, pero la conciencia de que hay una mirada distinta respecto a cómo deben ser nuestras relaciones con el gobierno. Digámoslo francamente. Aquí hay un grupo que piensa que la UDI tiene, en una democracia, el rol de ser un partido opositor, de plantearse como alternativa, como opción, marcar las diferencias…Todo esto con argumentos y sin violencia y sin descalificaciones, obviamente, pero marcar las diferencias. Eso le corresponde a un partido opositor en una democracia y no mimetizarse con a quien quiere derrotar en las urnas y a quien quiere reemplazar en el gobierno. Yo, la verdad, le encuentro mucho sentido a esta posición.

– ¿Y la otra sería…?
– La de aquellos que creen, como Joaquín Lavín, Pablo y Gonzalo Cornejo, que hay que acercarse al gobierno, ¡lo cual es verdad! Yo no digo que el diagnóstico de ellos no sea el correcto, pero me parece que en una democracia representativa la UDI no puede dejar de ser un partido fundamentalmente visto como un partido de oposición que plantea opciones, que se plantea como alternativa. Yo creo que lo otro es, simplemente, confundir mimetizándose con el adversario. No me parece la estrategia más razonable.

– ¿Sumando y restando puede ser que la estrategia de Lavín haya favorecido a la Alianza? Se lo pregunto porque hace unas semanas, por primera vez, la Alianza supera en adhesión a la Concertación en una encuesta Adimark
– Yo no he querido manifestarme en esta conversación sobre los efectos de la estrategia. Porque, la verdad, es que creo que es tan cercana la estrategia y estas diferencias que mencionábamos al interior de la UDI que todavía es difícil decir cuál es el impacto electoral de estas dos vertientes. Yo lo único que constato es que se han producido, aunque tampoco han significado una pelea al interior de la UDI ni un cisma… no, simplemente constatar que hay dos vertientes, dos estrategias. Ahora, el impacto electoral que estas tengan no lo puedo todavía prever. Y si es como usted dice que las encuestas nos han dado un mayor aplauso de la ciudadanía, a lo mejor, no han sido tan confusas como yo creía, han traído más agua al molino y termina siendo positivas. De tal manera, que yo no quiero descalificar ni a Joaquín ni a Pablo ni al alcalde Cornejo por esto. Porque yo no tengo la verdad, no sé cuál fue la mejor estrategia, lo que me parece obvio es que la UDI es un partido de oposición que tiene que plantearse como opción, tiene que ser crítico, con fundamentos, sin violencia, sin descalificaciones al gobierno. Eso es el rol que nos cabe cumplir. Ahora, si algunos creen que el rol debiera ser otro y a la ciudadanía le gusta y lo aplaude, bueno, a lo mejor es una estrategia muy sabia. Yo digo que a mí me confunde algo y creo que represento a muchos de la UDI. A lo mejor a otros no los confunde, les aclara la película, es tan compleja la política.

– ¿Esta estrategia de Lavín ha influido en lo que el senador Jorge Arancibia llamó en el Consejo General como la pérdida del espíritu de la UDI?
– No, en absoluto. Esta diferencia de estrategia no ha generado la pérdida de mística del partido, no ha significado peleas internas o cismas, ni hay descalificaciones personales producto de esto. Es simplemente que se ha constatado que hay una diferencia, yo creo que ni siquiera de estrategia, de sentimientos, como de formas de ser. A lo mejor obedece a una estrategia que yo no he percibido, porque previamente esto nunca se discutió. Porque cuando al interior de un partido político hay estrategias distintas eso es motivo de debate en la Comisión Política, en la directiva…

– Pero se conversó diputado…
– Sí, pero ex post, eso es lo que quiero decir. Se ha conversado, pero después que los hechos ocurrieron. Entonces, por eso que yo digo que esta más que una estrategia planificada es algo que emergió producto de convicciones personales y que después ha sido analizado.

– La senadora Evelyn Matthei lo calificó de «ingeniería política».
– Discrepo en esto con Evelyn. No creo que detrás de esto haya una ingeniería, porque una ingeniería es algo que realmente se pensó. Si hubiera sido ingeniería se tuvo que haber debatido y conversado previamente y, sin embargo, sólo ha sido tema una vez que apareció. De tal manera, yo creo que obedece más bien al ímpetu, a creencias, a modos de ser de personas…A lo mejor soy ingenuo y toda esta construcción de estrategia ocurrió y yo no me di cuenta, puede ser. Pero, la verdad, es que yo no lo percibí hasta que ocurrieron los hechos, por eso es que no creo que sea ingeniería, porque la ingeniería se sabe y se discute previamente.

La UDI dejó de ser un partido monolítico

– ¿Más allá de los dichos del senador Arancibia respecto de la pérdida de mística, cree que -como algunos dentro de la UDI sostienen- el partido haya perdido identidad en la medida que logra más unidad con RN?
– Palos porque boga y porque no boga. Cuando uno trabaja por la unidad, entonces, se mimetiza con el aliado, en este caso. Cuando teníamos un perfil más propio, camino propio como lo llamaron algunos, entonces éramos tan peleadores que no podíamos gobernar el país. Ni lo uno ni lo otro, yo creo que la UDI es un partido que se ha convertido en el partido más grande y, por lo tanto, respecto de su perfil de partido chico que tenía hace 15 años, obviamente, que hemos cambiado. No se puede pedir a un partido grande la misma unidad monolítica, la misma unidad de pensamiento, la misma -si usted quiere llamarlo- mística que teníamos hace 15 años. Además, algunos actores hemos ido envejeciendo y, tal vez, eso también algo incidió. Pero pienso que la UDI ha pasado de ser un partido monolítico a ser un partido más masivo, más electoral, con más gente de distintos orígenes -el mismo Arancibia es de un origen distinto y tanta otra gente- y eso genera un partido distinto, pero yo no lo menospreciaría como un partido falta de fuerza, por el contrario, yo creo que la mística es de las personas más que de los partidos y, por lo tanto, debe haber en la UDI personas que tienen más mística y otras que tiene menos. Por eso a quien le caiga el sayo que se lo ponga, pero yo creo que la UDI pasó, básicamente, de ser un grupo pequeño, monolítico, que aspiraba a ser influyente en la opinión pública, a través de ciertos grupos de poder, a ser un partido grande con una pretensión electoral distinta y, obviamente, que conviven en su seno personas distintas.

– ¿Y sigue teniendo vocación de poder? Se lo pregunto porque también algunos dirigentes del partido se lo están cuestionando y sobre todo después de que insisten en elegir al precandidato presidencial tan tardíamente, a juicio de algunos como es el caso de Longueira
– Lo que pasa es que el hecho de que hayamos postergado nuestra definición presidencial no es un signo de falta de poder. Esa es una lectura errónea. Me parece que lo que ocurre en el mundo moderno es que los candidatos presidenciales ya no los pueden nominar los partidos sin mirar las encuestas, sin escuchar a la opinión pública. Que saca con nominar a un candidato que a usted le parece estupendo si no hay ningún feeling público para que ello tenga algún éxito. Hay que ser práctico, los partidos hoy día han perdido poder, por lo medios de comunicación. Hoy día las encuestas marcan muchas decisiones de los partidos. Yo espero que no marquen los principios, que uno no vaya a estar mirando las encuestas para decidir si cree o no en el aborto, eso me parecería grave. Pero mirar las encuestas para ver a qué militante del partido nombra candidato presidencial o candidato a senador o a diputado o a alcalde, me parece sumamente razonable. Es usar los instrumentos que el mundo moderno te da para tomar mejores decisiones.

– ¿Cómo ve a la UDI el 2008?
– La veo bien, con fuerza, con buenos candidatos a alcalde que van, la mayoría de ellos, a la reelección, comunas para nosotros muy difíciles de zonas urbanas… Lo veo bien, creo que hemos hecho una buena negociación con Renovación Nacional, tranquila… La postergación de nuestro candidato presidencial también tiene la ventaja de que no vamos a enfrentarnos con Sebastián Piñera antes de las municipales y que va a haber una competencia, pero posterior a las municipales. Eso es bueno para el 2008 porque no vamos a presidencializar tanto la elección municipal. Yo creo que nos va a ir bien. Estoy contento con el avance del partido.

– ¿A propósito de municipales en su distrito hay un conflicto que no es menor y que es el caso de la comuna de Las Condes donde todavía no se toma una decisión?
– Nosotros estamos en proceso de evaluar quién va a ser nuestro candidato. Para nadie es un misterio que hemos tenido desavenencias con Francisco de La Maza, que se ha producido una distancia, producto de opiniones dispares que se han ventilado por los medios y que es lo que nosotros hemos tratado siempre de evitar. Pero todavía hay conversaciones y no hay una decisión tomada en ese sentido.

– ¿Si usted tuviera que tomar esa decisión optaría porque De la Maza fuera a la reelección o no?
– Todavía hay tiempo y yo preferiría esperar para tener más conversaciones antes de tomar la decisión.

– ¿Dada la irrupción de Lavín y del ex presidente Ricardo Lagos en la política contingente se imagina una nueva competencia presidencial entre estas figuras como la que se dio en el año 1999, por ejemplo?
– Todo puede ser. Yo creo que tanto Lagos como Lavín son, obviamente, personas relevantes en la política chilena. Uno fue Presidente de la República el otro casi lo fue. Por lo tanto, son nombres presentes siempre, por lo menos dentro de los próximos años. Entonces, creo que si las coyunturas se dan, si el público así se manifiesta -y eso se va a leer en las encuestas-, cualquiera de los dos puede ser candidato y quién no dice que por ahí se vuelvan a enfrentar de nuevo. Nadie lo puede descartar.

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