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Alianza: Esfuerzos por crear la unidad, pese a difíciles episodios del año

Pese a los esfuerzos de sus dirigentes para que la derecha sea vista unida y preparada para reemplazar a la Concertación en el gobierno, el 2007 estuvo marcado por una serie de hechos que hicieron difícil la tarea a Carlos y Hernán Larraín. Sin ir más lejos, el bacheletismo-aliancista seguirá afectando al sector en 2008.


En la Alianza por Chile no pueden evitar sonreír cuando a sus máximos dirigentes se les pregunta acerca del balance que hacen del 2007. Sólo unos pocos se atreven a admitir que si bien éste fue un buen año para la derecha, la Concertación colaboró bastante al atraer la atención de la opinión pública y de los medios con sus propios conflictos, lo que facilitó que varios eventos que marcaron a la Alianza en su conjunto y a cada partido en particular, durante el 2007, pasaran a un digno segundo plano e incluso un poco inadvertidos.



Pero sea así o por mérito propio, éste, definitivamente, fue un buen año para la derecha. Pese a que hubo algunos hechos que pusieron en serio riesgo la tan publicitada unidad de la Alianza como la insipiente candidatura presidencial del senador gremialista Pablo Longueira o la autodefinición de Joaquín Lavín como bacheletista-aliancista, proclama en la que lo siguieron, al menos, el propio Longueira y el alcalde de Recoleta, Gonzalo Cornejo, en general los eventos más críticos de la oposición no lograron opacar a lo ocurrido en la Concertación, pero sí generaron ruidos en el sector.



La máxima aspiración de la Alianza siempre fue lograr la unidad que le ha sido tan esquiva, pues sus dirigentes estiman que las permanentes peleas intestinas son las que han impedido que la ciudadanía vea en el sector a un conglomerado capaz de gobernar. Ahora, en la derecha tienen la convicción de que ese punto está superado y que, finalmente, obtuvieron la credibilidad, a la que siempre han aspirado, de parte de los electores.



La dupla Larraín-Larraín



Los presidentes de la UDI y RN, Hernán Larraín y Carlos Larraín, respectivamente, fueron los encargados de contener eventuales levantamientos internos con un solo objetivo en el horizonte: lograr, de una vez por todas, que la Alianza sea percibida por el electorado como una alternativa de gobierno, misión que, estiman, están logrando.



Sin embargo, la tarea no ha sido fácil para ninguno de los dos dirigentes, porque ambos han debido llevar a sus partidos a ceder en algunos aspectos. Por un lado, RN tuvo que sumarse a la UDI, adoptando una postura mucho menos conciliadora que la que lo había caracterizado en años anteriores y terminó, sin quererlo, cediendo su perfil de partido moderado con el que el gobierno intentaba llegar a acuerdos para afiatarse al estilo gremialista, reconocido por su postura más frontal.



A pesar de que un sector de RN siempre se ha sentido más cómodo con el estilo UDI, quienes no lo estaban tanto optaron por dejarse llevar, pues tiene la convicción de que necesitan a sus socios para llegar a La Moneda de la mano de Sebastián Piñera y saben que sin sus aliados no es posible cumplir con esa meta. Por otra parte, la unidad les permitía -al menos hasta la irrupción de Joaquín Lavín a la arena política- poder fijar la vista en un solo flanco, la Concertación, sin tener que preocuparse por cuidar sus espaldas permanentemente.



Para la UDI el cambio tampoco ha sido menor. El costo de la unidad con sus socios ha ido desperfilando al partido. El gremialismo debió aceptar -este año más que nunca en su historia- un grado de desorden interno difícil de controlar. Los hechos más notorios en ese aspecto fueron, entre otros, la polémica cena de un grupo de alcaldes gremialistas con el abanderado de RN; la autoproclamación de Lavín como bacheletista-aliancista; y, la rebelión del alcalde de Las Condes, Francisco de la Maza, quien optó por anunciar que pretende ir a la reelección cuando los máximos dirigentes de la UDI están buscando a su reemplazante. Todo eso sin mencionar que a comienzos de año el senador Pablo Longueira se había autoproclamado candidato presidencial del partido, frente a lo cual la directiva tampoco pudo reaccionar a tiempo.



Aunque a estos hechos se les bajó el perfil, tratando de mostrar la nueva faceta en que el gremialismo se muestra como un partido "diverso", internamente no han dejado de provocar polémica y duras reacciones, llegándose incluso a poner en duda el liderazgo de la mesa y, en particular, de su timonel. No obstante, las críticas se hacen siempre amparándose en el tan vilipendiado off the record por lo que no han pasado todavía a mayores.



En todo caso, la Alianza enfrentó este año estoicamente varios hitos que si bien no provocaron grandes trifulcas internas, sí generaron polémica mediática.



Longueira Presidente



A fines de marzo el senador UDI por Santiago Oriente, Pablo Longueira, lanzó su precandidatura presidencial durante un almuerzo que le organizaron dirigentes de la comuna de Los Ángeles, en el sur del país, la misma que había anunciado durante el Consejo Directivo Ampliado de su partido el 18 de noviembre del 2006.



En el transcurso de esos meses y hasta el siguiente Consejo Directivo Ampliado, que se efectuó el 3 de mayo del 2007, se generó una fuerte tensión en la UDI y, por añadidura en la Alianza, pues aunque en RN aseguraban que Longueira no constituía una amenaza para Piñera, la precandidatura del senador era vista como una directa provocación a la tienda de Antonio Varas que daba por hecho que el gremialismo se sumaría a la candidatura del empresario.



Para la UDI, la decisión de Longueira también se convirtió en un problema, pues el senador no sólo lanzó su precandidatura, sino que además comenzó a presionar a su partido para que definiera lo antes posible al abanderado del sector. De hecho, en una entrevista con este medio aseguró que "la indefinición de la UDI ha retrasado el inicio formal de mi candidatura", con lo que la tensión fue cada día en aumento.



Así, llegó el 3 de mayo y aunque un grupo llegó a la sede del Congreso en Valparaíso dispuesto a salir con Longueira ratificado como el presidenciable de la UDI, tras una conversación con el presidente de la tienda y observando que no contaba con el respaldo de la directiva, el propio senador optó por bajar su postulación y la mesa anunció que sólo elegiría a su candidato presidencial el 2009.



Esta fue la fórmula por la que la mesa se decidió con el fin de descomprimir la tensión interna y evitar que los incipientes enfrentamientos verbales entre Piñera y Longueira subieran de tono, afectando la tan perseguida unidad del sector.



El desalojo de Allamand



El 10 de mayo el senador de RN Andrés Allamand, lanzó su último libro: "El Desalojo: Por qué la Concertación debe irse el 2010". El texto de 400 páginas es un compendio de las crisis que, a juicio del parlamentario opositor, ha atravesado el gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet.



Demás está decir que el término utilizado por Allamand provocó un remezón en la Concertación y significó, por un lado, la ruptura definitiva del gobierno y gran parte del conglomerado oficialista con el parlamentario y, por otra parte, puso a la Alianza en la disyuntiva de defender su postura u optar por la política de los acuerdos. Esta última, promovida en RN por su propio abanderado. Aunque a la UDI le acomoda el desalojo bastante más que la política de colaboración con el gobierno, un sector del partido prefería volcarse hacia la segunda alternativa.



Poco tiempo, después Lavín, seguido por Longueira, dejaba en evidencia que la estrategia del desalojo no le acomodaba y optó por asumir la fórmula de los acuerdos. A partir de ese momento, la disyuntiva perseguirá a la Alianza hasta el final del año. Lo más probable es que esto se mantenga hasta el fin del gobierno de Bachelet.



Piñera y la SVS



Mientras la Concertación criticaba a Allamand por el tono utilizado para hacer oposición, a raíz del título de su libro, el 6 de julio la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS) dio a conocer el fallo por la investigación que realizaba en contra del empresario Sebastián Piñera por uso de información privilegiada como director de la aerolínea LAN Chile.



Con esa resolución se abrió nuevamente el debate acerca de hasta qué punto es aceptable la relación entre negocios y política, sobre todo cuando el candidato presidencial tiene una fortuna como la que se le atribuye al abanderado de RN.



Si bien la Concertación le sacó todo el jugo posible al tema, los detractores de Piñera en la Alianza no se quedaron atrás, lo que no sólo puso nervioso al empresario, sino también a su partido que salió a defender con dientes y uñas a su presidenciable.



Este tema es considerado en la UDI como una de las debilidades más fuertes del candidato presidencial de RN y es lo que a un gran porcentaje del partido le hace más difícil apoyar esta postulación.



No obstante, una vez más Carlos Larraín intercedió ante su par de la UDI, Hernán Larraín, para que este último tratara de aplacar las críticas desde su partido a Piñera, aunque desaparecieron del todo hasta que otra polémica ganó espacio.



El regreso de Lavín



El 23 de agosto marcó uno de los hitos más importantes de la Alianza durante el 2007: el regreso de Joaquín Lavín a la arena política. En esa fecha el gobierno dio cuenta de quienes integrarían el Consejo de Equidad creado creó para resolver las demandas sociales. Entre ellos se encontraba, para sorpresa de la derecha, el ex abanderado de la UDI.



A partir de esa fecha, Lavín no paró de sorprender a su sector con sus reiterados llamados a la unidad y a trabajar en conjunto con el gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet para resolver los problemas que afectan a la gente.



Este hito provocó que las miradas de la Concertación y la Alianza se volcaran hacia el ex alcalde de Santiago sin perderle pisada a su estrategia de avanzar en la política de los acuerdos. Y aunque a partir de ese momento nadie en el mundo político cree que Lavín no esté pensando en ser candidato presidencial, él insiste en que no esa su intención.



Tanta preocupación causó su regreso que las principales críticas que recibió Lavín a partir de ese hito vinieron de su propio partido, entre otras cosas, tal vez porque allí hay varias figuras que tras la autoproclamación y posterior bajada de Longueira comenzaron a sonar como eventuales presidenciables del partido, además del propio ex edil, como el timonel del partido, senador Hernán Larraín, y la vicepresidenta, senadora Evelyn Mattehi.



Quiebre Allamand/Longueira



Otro acontecimiento que remeció las aguas de la Alianza fue la publicitada pelea entre dos de las figuras emblemáticas del sector, los senadores Pablo Longueira (UDI) y Andrés Allamand (RN).



La disputa estalló el 2 de septiembre cuando un diario de circulación nacional publicó un reportaje en el que le atribuía a Allamand la autoría de una serie de proyectos laborales que Pablo Longueira aseguró, días más tarde, que le pertenecían y que fue él quien propuso al senador RN desarrollarlos en conjunto.



La polémica fue subiendo de tono al punto de convertirse en el elemento que volvió a romper la débil amistad que los parlamentarios habían retomado después de muchos años de haber sido enemigos irreconciliables y que habían superado al reencontrarse en el Congreso.



El tema fue tan incómodo para los máximos dirigentes de la Alianza que en ambos partidos evitaron pronunciarse abiertamente por uno u otro y, en cambio, se intentó bajarle el perfil a la disputa apelando a la necesidad de mantener al sector unido. La pelea se puso tan peligrosa que incluso el abanderado presidencial de RN debió salir a apelar a la unidad de la derecha, sin hacer mención específica a la polémica.



La situación fue tan complicada que terminó por separar definitivamente la incipiente amistad entre ambos parlamentarios a tal punto que hasta el día de hoy no se dirigen la palabra, salvo para mantener las formas de buena educación, pero no volvieron a trabajar juntos, porque Longueira le expresó a quien quisiera oírlo que se sintió como «marido engañado».



Cena de alcaldes UDI con Piñera



El lunes 3 de septiembre se produjo otro hecho que puso en tela de juicio la tan mentada unidad de la Alianza, y justo en medio de la polémica suscitada entre Allamand y Longueira: la cena con el presidenciable de RN a la que un grupo de alcaldes gremialistas decidió asistir sin la autorización de su directiva.



El anfitrión fue el propio Piñera y aunque los ediles aseguraron una y otra vez que la cita no tenía por objeto proclamar al abanderado de RN, la reacción en el gremialismo fue bastante dura. Quien tomó la actitud más confrontacional momento fue el ex timonel y senador Jovino Novoa, quien acusó a Piñera de estar "pastoreando" a sus alcaldes y le advirtió que "si se nos viene a meter aquí adentro (a la UDI) va a tener problemas".



En la cena participaron los alcaldes UDI Gonzalo Cornejo, Mario Olavarría, Pablo Zalaquett, Carolina Plaza y Gustavo Hasbún y la polémica se desató debido a que pese a que la UDI ya había definido que no nominaría a su abanderado presidencial hasta el 2009, no todos los dirigentes de la tienda estaban de acuerdo con esa fecha. Eso hacía temer a algunos prominentes gremialistas que se diera un acercamiento entre un sector de la UDI con Piñera, cosa que finalmente no se concretó tan rápido como hubieran esperado en RN.



Surge el bacheletismo-aliancista



Pero estas polémicas pasaron a mejor vida cuando el 8 de octubre Joaquín Lavín eligió el programa Telenoche de Canal 13 para autoproclamarse bacheletista-aliancista. De allí para adelante todo fue caos en la Alianza., ya que mientras la Concertación aplaudía la salida de Lavín, la derecha y, en particular la UDI, se deshacía en explicaciones, primero, y críticas, después, hacia su ex abanderado.



Piñera y RN también se alinearon con sus aliados a denostar la postura de Lavín, señalando que se trataba de una movida política que pretendía levantar la figura del ex edil como eventual presidenciable del sector y generar una cuña al interior de la Alianza.



Pero lejos de dejarse amilanar con las críticas, Lavín fue más allá y comenzó una "cruzada", como él mismo la llamó, para cambiar el clima político, llamando a su sector a contribuir a mejorar la situación interna del país realizando acuerdos y una política constructiva. A partir de este hito, se concretaron los acuerdos en Educación, Seguridad y Reforma Previsional, aunque los máximos dirigentes de la derecha insisten hasta hoy en que tales acuerdos ya estaban en marcha antes de la intervención del ex alcalde.



Para rematar la difícil situación de la Alianza y la UDI, en particular, otra figura emblemática del gremialismo, el senador Pablo Longueira, se unió al ex alcalde en su cruzada, lo que generó aún mayor descontento en su partido.



De hecho, Longueira dijo abiertamente que la UDI debía apoyar a Lavín y proclamarlo lo antes posible como el abanderado, lo que ha provocado bastante nerviosismo en RN, considerando que las últimas encuestas del año demuestran que la estrategia del ex edil es bien recibida por la ciudadanía.



Lavín y Longueira en visita de estilo a Vidal



Como la guinda de la torta y pese a las críticas que desde el nombramiento de Francisco Vidal como nuevo vocero de La Moneda realizó la Alianza, Lavín y Longueira, sin previo aviso a la mesa UDI, decidieron hacer una visita de estilo al nuevo ministro secretario general de Gobierno.



Demás está decir que la derecha casi se incendió al conocer la noticia, ya que la dupla bacheletista-aliancista hizo caso omiso de las duras acusaciones que se le hacían al portavoz y no sólo lo visitaron, sino que aparecieron junto a él dialogando con la prensa.



Las críticas se duplicaron, pero quien salió a poner en claro la postura de la UDI nuevamente fue el senador Novoa, quien afirmó que lo sucedido era al menos "inoportuno", pues recordó que Vidal había sido el responsable, a ojos de su sector, de la intervención electoral en la última presidencial y en las municipales anteriores.



La dupla, sin embargo, hizo caso omiso y ha seguido adelante con su objetivo que también sigue sumando críticas desde la Alianza.



Cantero renuncia a RN



Y el 23 de noviembre ocurrió un hecho que, dados los acontecimientos en la Democracia Cristiana, pasó casi inadvertido ante la opinión pública: la renuncia del senador Carlos Cantero a Renovación Nacional.



Aunque en la tienda aseguraron que la decisión los había tomado por sorpresa, lo cierto es que hace tiempo Cantero venía teniendo diferencias con el presidente del partido, Carlos Larraín, y el hecho de que la actual directiva hubiera sido ratificada para un nuevo período terminó por rebasar el vaso a ojos del parlamentario.



La renuncia de Cantero no fue para nada poco ruidosa, como dicen en RN, ya que no sólo expresó -en una misiva- sus desavenencias con Larraín, sino que además expresó su molestia por la forma como Piñera está realizando su campaña presidencial, acusándolo de elitista.



Esta pérdida no es menor para RN, puesto que disminuye el número de senadores, sino que también lo es para Piñera, porque Cantero fue el más entusiasta promotor de la candidatura presidencial del empresario el 2005, cuando toda la Alianza estaba detrás de la opción de Lavín.



Así las cosas, pese a que en la Alianza aseguran de que este ha sido uno de sus mejores años en mucho tiempo, lo cierto es que ha debido enfrentar una serie de acontecimientos que lejos de ser superados siguen en stand by y podrían generar reacciones durante el 2008.

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