Organizaciones advirtieron en Madrid, donde realizaron duras críticas a la española Endesa, que el proyecto marcaría el «principio del fin de La Patagonia».
Varias asociaciones ecologistas de Chile denunciaron este martes en España que el proyecto de Endesa de construir cinco megarepresas en Aisén, para abastecer centrales hidroeléctricas inundarían zonas de gran valor ecológico.
Esas zonas están además, según los ecologistas, en trámite de ser declaradas Patrimonio de la Humanidad y el proyecto marcaría el «principio del fin de La Patagonia».
El director de la organización ecologista Codeff Aisén, Peter Hartman, explicó que se trata de convertir esta región, la segunda mayor reserva de agua dulce del mundo, «en una especie de despensa o pila del país», ya que los 3.000 megawatts-hora de energía generados se llevará a la zona central.
El proyecto propuesto por la empresa HydroAysén -constituida por la española Endesa (51%) y la chilena Colbún (49%)-, sumergiría bajo las aguas 59 kilómetros cuadrados de Aisén en el entorno de los ríos Baker -el más importante del país- y Pascua, en los que se encuentra el «bosque siempre verde mixto del Baker», un ecosistema que sólo se da en esa zona.
Además, el proyecto, que se encuentra pendiente de la declaración de impacto ambiental, inundaría al menos parte de los parques nacionales de Laguna San Rafael y Bernardo O’Higgins -éste último fue declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO- y tres reservas naturales.
En estas zonas, afirma Greenpeace, sobreviven aún varias especies en peligro de extinción como el gato montés, el huemul, el zorro culpeo, la ranita de Darwin o el huillín y otras muchas especies en estado vulnerable.
Para transportar la energía se construiría una línea de alta tensión que, con 2.200 kilómetros de largo, se convertiría en la más larga del mundo, trazaría una franja de 70 metros de ancho a través de ocho regiones de Chile y afectaría a cientos de comunidades y doce áreas silvestres protegidas.
Críticas a Endesa
Endesa obtuvo, -según Juan Pablo Orrego, director de la organización Ecosistema-, el 96 por ciento de los derechos de agua de Aisén y el 81% de estos derechos en todo el país. Denunció que estos derechos se traspasaron «sin ningún costo» a Endesa Chile y que se vendieron también a Endesa España.
Aquilino Olivares, un agricultor ganadero afectado por el proyecto, aseguró que la empresa, que puede también expropiar los terrenos que necesite para construir su proyecto, está prohibiendo que los ganaderos puedan acercarse con sus rebaños a los ríos y que les conceden una cuota de agua de pozos suficiente para satisfacer sus necesidades.
«Faltan mentes para ver de dónde sacamos la energía», se quejó Olivares, quien añadió que «yo tengo una placa solar en el campo y me da electricidad 24 horas, y yo no destruyo nada».
Orrego destacó que en Chile existe una gran cantidad de fuentes de energía como la solar, la geotérmica, la eólica y la maremotriz, que ninguna compañía ha explotado.
El director de Greenpeace España, Juan López de Uralde, atribuyó la responsabilidad del proyecto a Manuel Pizarro, ex presidente de Endesa y número dos de la candidatura del conservador Partido Popular (PP) por Madrid para las elecciones generales de marzo, a quien acusó además de «atacar» a las energías renovables.
Uralde denunció que si en España se dieran las mismas condiciones, el proyecto nunca se realizaría, y pidió a Endesa que aplique los mismos criterios que utilizaría en territorio español. «Si la política del cemento y el hormigón llega a la segunda reserva mundial de agua, poco queda ya por destruir», señaló.