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EEUU: Congreso supera diferencias y aprueba plan económico de Bush

Paquete de medidas por US$ 150 mil millones considera reembolsos tributarios para los individuos e incentivos fiscales para el empresariado.


El Congreso aprobó la noche del jueves un plan de estímulo económico por más de 150.000 millones de dólares, solicitado por la Casa Blanca para conjurar una recesión y que dará reembolsos tributarios a millones de trabajadores, ancianos y veteranos discapacitados.



La medida pasa ahora al despacho del presidente George W. Bush, que ha dicho que la promulgará en cuanto la reciba, por entender que es una fórmula idónea de reembolsos tributarios para los individuos e incentivos fiscales para el empresariado.



La Cámara de Representantes aprobó el plan con 380 votos a favor y 34 en contra, pocas horas después de que el Senado le diera luz verde, con 81 votos favor y 16 en contra.



Sin embargo, la aprobación de la iniciativa no estuvo libre de disputas partidistas sobre a quiénes y a cuántos estadounidenses beneficiaría el plan de reactivación económica.



El secretario del Tesoro de EEUU, Henry Paulson, dijo hoy que, una vez aprobada la medida, «el Servicio de Rentas Internas (IRS) comenzará a enviar los pagos a más de 130 millones de estadounidenses».



Agregó que el IRS podrá hacer frente, de forma simultánea, a la recepción de declaraciones de impuestos -ejercicio obligatorio para estas fechas- y a los reembolsos tributarios.



Se prevé que la entrega de reembolsos, de hasta 600 dólares para individuos y hasta 1.200 para parejas, y 300 dólares por cada hijo, comenzará en mayo y quedará completada en el verano.



Los reembolsos dependerán del ingreso salarial y del tamaño familiar, por lo que los más ricos recibirán menos o nada.



Así, en pleno año electoral, los cheques llegarán como «agua de mayo» para millones de estadounidenses, en momentos en que la primera economía del mundo afronta una ralentización y amenaza la salud de otros países, principalmente en México y las naciones industrializadas.



El plan fue aprobado en medio de crecientes señales de esa ralentización económica, agravada por la crisis inmobiliaria y el alza en los precios del crudo.



En enero pasado, la economía sufrió una pérdida de 17.000 puestos de empleo -la primera vez que eso sucede desde agosto de 2003-, y ese dato solo aumentó las presiones políticas para la aprobación del paquete de medidas.



La iniciativa fue aprobada después que los senadores alcanzaron, casi a velocidad de la luz, un acuerdo que modificó la versión que aprobó la cámara baja el mes pasado.



De esta forma, el plan ahora incluye reembolsos tributarios para 20.000 ancianos y 250.000 veteranos discapacitados, dos grupos demográficos antes excluidos.



Ese acuerdo fue alcanzado un día después de que los republicanos bloquearan la versión que impulsaban los demócratas, quienes insistieron, sin éxito, en ampliar los beneficios para los desempleados, de 26 semanas de subsidio a 39.



Sin embargo, la oposición afirmó hoy que continuará insistiendo en esos beneficios, pero a través de otras medidas legislativas.



Además, los inmigrantes indocumentados no tendrán derecho a recibir cheques de reembolso.



También quedaron de lado las exigencias demócratas de incluir subsidios para que la gente pobre pudiese costear sus gastos de calefacción.



A cambio, los republicanos aceptaron eliminar mayores incentivos fiscales para el empresariado.



El líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, aseguró que los demócratas han cumplido su promesa de votar un plan de manera oportuna y dirigido a quienes más lo necesitan.



«No pido disculpas por luchar por un alivio económico que alcance al mayor número de estadounidenses posible. Si hubiésemos escuchado el consejo de la Casa Blanca, y de los republicanos del Congreso, 20 millones de ancianos y 250.000 veteranos discapacitados hubiesen quedado fuera» del plan, afirmó Reid.



Sin embargo, los detractores del plan consideran que este llega demasiado tarde y que no es suficiente para incentivar el consumo.



«A los congresistas, la administración Bush y los candidatos presidenciales se les ha olvidado una cosa: nada de que lo que compre la gente está hecho en EE.UU.», se quejó Alan Tonnelson, del Consejo de Negocios e Industrias.



Pero esas críticas han caído en oídos sordos, porque, en un volátil ambiente electoral, toda medida que sume votos tiene el apoyo del Legislativo.



EFE

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