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Remezón grado Lavín en la derecha

En una jornada que estuvo marcada por explosiones y amenazas de explosivos, el ex alcalde detonó su propia bomba. El malestar en su contra dentro del sector se transformó en irritación y sus declaraciones constituyen un nuevo y abierto desafío a la tesis del desalojo que hegemoniza los corazones en la Alianza. Las encuestas dirán quién tiene la razón.


Había expectación este martes por la presencia del ex alcalde de Santiago en el programa Hora de Infidentes de Canal 13. La tensión estaba centrada en lo que diría respecto a la disputa que mantiene su yerno Isaac Givovich con la alcaldesa de Huechuraba, Carolina Plaza. Y el ex candidato decidió doblar la apuesta mediática y política.



En una jornada marcada por las explosiones y amenazas de bomba, el ex alcalde decidió detonar su propia carga al señalar que encontraba injusta la acusación constitucional contra la ministra de Educación Yasna Provoste.



Si hubo molestia con el ex abanderado presidencial del gremialismo cuando señaló que la corrupción no era monopolio de la Concertación -aludiendo a la edil de Huechuraba-, lo cierto es que con esta nueva jugada de desmarque de la tesis del desalojo, sólo provocó la irritación generalizada en el sector.



Su desacuerdo público con la acusación constitucional en contra de la secretaria de Estado fue la "guinda de la torta" para algunos parlamentarios de la Alianza. Hasta RN se manifestó, y sus diputados no hallaron mejor manera de demostrar su molestia que enviarle los fundamentos jurídicos de la acusación a Lavín, para que «se documente antes de emitir alguna opinión».



En el gremialismo el malestar no fue menor. Los diputados del partido estiman que en este aspecto han actuado con «toda la responsabilidad del mundo» y no es bueno que Lavín los exponga de la manera que lo hizo sin conocer a fondo la presentación.



En todo caso, trascendió que horas antes de participar en Hora de Infidentes y de lanzar el misil mediático, el ex alcalde había adelantado su postura sobre el tema al presidente del partido, Hernán Larraín, por lo que aparentemente era el único que no fue sorprendido por las declaraciones.

El resto, cual más cual menos, reconoce que las palabras del ex abanderado desconcertaron a los dirigentes y parlamentarios. Y aunque entienden que esta postura se enmarca dentro de su estrategia bacheletista-aliancista creen que debió tomarse un tiempo post consejo de Termas de Cauquenes para salir con otro de sus arrebatos, esta vez quitándole fuerza a la estrategia que el sector acordó para infringirle un gol clave al gobierno al inicio del segundo tiempo.



El fracaso de los paños fríos



En el frente de la disputa comunal, y cumplido el compromiso adoptado por la alcaldesa de Huechuraba, Carolina Plaza, con el presidente de la UDI de entregar los antecedentes que avalan sus acusaciones contra Isaac Givovich a la Contraloría, el timonel gremialista interrumpió a Joaquín Lavín durante la sesión de la Comisión Meller para pedirle que su yerno haga lo propio.

El dirigente telefoneó a Lavín para plantearle que la disputa entre la edil y Givovich, debe remitirse a las instancias correspondientes. Sólo cuando la Contraloría resuelva, la UDI tomará las medidas disciplinarias que corresponda si estas vienen al caso.

Para qué negar que los esfuerzos de Larraín y la directiva gremialista de bajarle el perfil al conflicto fracasaron. Las reuniones que con tal finalidad se sucedieron este miércoles en el Congreso no lograron disminuir la tensión generada, por una situación que involucra al partido.

En este escenario la duda entre dirigentes y parlamentarios era cuál es la acusación concreta que Givovich hace en contra de Plaza. Porque mientras la edil entregó una serie de antecedentes a la Contraloría, el yerno del ex abanderado presidencial aún no muestra sus cartas. Este movimiento es el que esperan con impaciencia en la UDI. Se comentaba que no es bueno que Lavín hipoteque su palabra sin presentar pruebas concretas sobre las presuntas irregularidades en que habría incurrido Plaza.



Tampoco los esfuerzos de la directiva por mantener la calma han logrado su efecto, puesto que un grupo de diputados -Marcela Cubillos, Felipe Ward, Gonzalo Arenas y Marcelo Forrni- plantearon que tanto Plaza como Givovich debían suspender su militancia.

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