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La UDI se enfrenta al fantasma del empate moral

La escalada de acusaciones de corrupción en los municipios administrados por el gremialismo no para. El asunto ya entró derechamente al plano sicológico pues el timonel de la tienda incluso está recurriendo a la emotividad para transmitir tranquilidad hacia las bases, el electorado e incluso los financistas. Por Claudia Rivas A.


"La fuerza de la UDI siempre ha sido su sustento moral". Esta frase suena al inicio de algún discurso de aniversario de la tienda, a eslogan pasado de moda. Pero la dijo el presidente gremialista, Hernán Larraín, en medio de una conferencia de prensa en la que pretendía descomprimir el tenso ambiente que se ha generado en el partido. Ambiente que está permeando hacia su electorado, a raíz de los incipientes casos de corrupción que estallaron a partir de la disputa entre la alcaldesa de Huechuraba, Carolina Plaza, y el yerno de Joaquín Lavín, Isaac Givovich.



Esta idea encubre la preocupación de Larraín ante la sola posibilidad de que lo que es considerado como el más importante patrimonio de la tienda, su integridad, sea arrasado por el ímpetu de quien inició las acusaciones en contra de Carolina Plaza sin pruebas. Eso, pues hasta ahora Givovich no ha presentado ni un solo documento ante la Contraloría. Al punto que su abogado, Luis Ortiz Quiroga, se reunió este miércoles a las 17:30 horas con el contralor Ramiro Mendoza, pero no entregó ningún documento que respalde las acusaciones de su defendido.



Esta controversia permitió que comiencen a salir a la luz irregularidades que estarían ocurriendo en otros municipios de la UDI, como Recoleta, Colina y Viña del Mar, y que tienen a dirigentes y parlamentarios en permanente estado de alerta. Aunque Larraín insiste en sostener que "nosotros tenemos plena confianza en nuestros alcaldes".



A ello se debe que más que una conferencia de prensa, la de ayer miércoles pareciera un llamado público a la tranquilidad -especialmente de su electorado y sus financistas- y a eso se debe también que su discurso esté enfocado en diferenciar los hechos que ahora afectan al partido con lo que la UDI ha criticado, particularmente durante la actual administración, en la Concertación.



"No tengo la menor duda que un gobierno que ha instalado la corrupción en distintas reparticiones de su dependencia, cuando ve un hecho -por pequeño que sea- en donde esté alguien que los ha estado criticando, puede tratar de revertir la situación y tratar de aprovechar esto para tratar de empatar moralmente los hechos. Son radicalmente distintos, nuestra actuación es absolutamente diferente en la manera como el gobierno actúa", se defendía Larraín ante las censuras que han comenzado a surgir desde la Concertación.



Y las municipales…



En este escenario, la preocupación del gremialismo no es menor. No pocos representantes de la UDI han advertido que esto puede transformarse en una bola de nieve y el fantasma de los efectos del caso Spiniak comienza a inquietar también a quienes deberán enfrentar como candidatos los comicios municipales de octubre.



El propio Larraín dio cuenta de que la UDI no estaba preparada para un escenario como este, y menos que se prolongara por tanto tiempo. "Quiero manifestar que sentimos mucho pesar por estas situaciones que se han extendido más allá de lo que nadie entre nosotros podría haber imaginado", dijo representando a gran parte de quienes en Suecia 286 no pueden creer que hace sólo un par de semanas tenían a la Concertación en las cuerdas con la acusación constitucional contra Yasna Provoste.



Su mayor temor es que si esto sigue creciendo se quedarán sin su principal arma para encarar a sus adversarios oficialistas: echarles en cara la falta de probidad y los múltiples casos de corrupción que han afectado a la Concertación. De seguir como hasta ahora tal discurso podría parecer impresentable.



Poco acostumbrados a estar en la otra vereda, la de los acusados, en la UDI prefieren no referirse al tema y entregar la vocería total y completamente al presidente, quien insiste en que no se va a prejuzgar y que si la Contraloría encuentra irregularidades, los responsables tendrán una sanción.

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