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Bachelet habla en Londres de desafíos de globalización para A. Latina

La mandataria destacó como un gran desafío la «cohesión social», pues no es posible, dijo, «construir economías sólidas o democracias estables cuando grandes sectores de la población están excluidos del progreso».


Vestida con una toga granate y roja y tocada con un birrete negro, que la acreditaban como nueva doctora honoris causa por la Universidad de Essex, la presidente chilena, Michelle Bachelet, se refirió este jueves en Londres a los retos que presenta la globalización para su país y toda Latinoamérica.



La política chilena, que participa este fin de semana en una conferencia seguida de una cumbre de líderes progresistas, fue saludada en el palacete de Lancaster House por el secretario de Estado del Foreign Office, Kim Howells, quien elogió su profundo compromiso con la justicia social y los valores democráticos.



Howells calificó la economía chilena como la «más exitosa» de la región gracias a su apertura a la vez que se felicitó de la cooperación del Reino Unido con el país andino para hacer frente a desafíos como la seguridad energética o el cambio climático.



El presidente de Canning House, la casa de América Latina en la capital británica, lord Brennan, elogió por su parte «la estabilidad del sistema financiero chileno, el crecimiento constante de su economía y la importante reducción de la pobreza», a la vez que saludó «la fuerte democracia», que calificó de «fruto del esfuerzo del pueblo chileno».



En nombre de la Universidad de Essex, la directora de su centro latinoamericano, Valerie Fraser, se refirió a la fuerte contribución de las mujeres chilenas a la democratización del país y alabó el fuerte compromiso de Bachelet con la defensa de los derechos humanos y su habilidad para construir puentes entre los diferentes grupos de la sociedad civil y entre ésta y el estamento militar.



En su respuesta, Bachelet destacó que mientras Europa, tras la devastación de las guerras mundiales, se esforzaba en llegar a acuerdos sobre ciudadanía, prosperidad y justicia social, los países latinoamericanos estaban sumidos en «enfrentamientos ideológicos y políticos».



Latinoamérica ha aprendido, sin embargo, la lección, dijo la presidenta chilena, quien insistió en que «el desafío principal» al que se enfrentan esas naciones el «la voluntad de alcanzar grandes acuerdos».



Bachelet señaló como segundo gran desafío la «cohesión social», pues no es posible, dijo, «construir economías sólidas o democracias estables cuando grandes sectores de la población están excluidos del progreso».



El tercer reto es «una mayor integración regional», dijo la presidenta chilena, quien recordó que la participación de las exportaciones en el PIB casi se duplicó en la década que va de mediados de los noventa a mediados de la siguiente hasta superar el 20 por ciento.



Con todo, se lamentó de que el comercio intraregional siga siendo bajo en comparación con el de otras regiones: de un 14 por ciento en 1990, pasó a un 17 por ciento en el 2006, cifra que contrasta con el 66 por ciento de la Unión Europea, el 45 por ciento en el área del Tratado de Libre Comercio de América del Norte o el 28 por ciento entre los diez miembros de ASEAN.



Según Bachelet, ello se debe a varios factores, entre ellos la continuada especialización en la exportación de materias primas, que tienen como destino preferente el resto del mundo y los costos relativamente elevados del comercio intrarregional, lo que tiene que ver con una infraestructura poco adecuada, una logística deficiente y los elevados costos administrativos.



El cuarto desafío, dijo la presidenta, es aprovechar plenamente los precios elevados que alcanzan actualmente las materias primas de la región, lo que exige resistir cualquier tentación populista y evitar la repetición de los errores y vicios del pasado: corrupción, inflación incontrolada y como resultado, «generaciones de latinoamericanos condenados a la pobreza».



De ahí que Chile haya decidido aprovechar los precios del cobre para, por un lado, invertir en educación, en innovación y transferencia tecnológica y en el desarrollo de las infraestructuras, para acercarlas más a los productores sean pequeños, medianos o grandes, y también, por otro, para ahorrar parte de los recursos en beneficio de las pensiones y otros gastos sociales futuros.



EFE

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