Las Olimpiadas de agosto serán una verdadera prueba para el país asiático, que aplica fuertes medidas restrictivas contra la prensa y sobre Internet, al extremo de prohibir videos en el ciberespacio y el googleo de términos como Derechos Humanos. Los ojos, más que sobre los atletas, estarán puestos en un gobierno que, según el Foro Mundial de Editores, ha encarcelado una treintena de periodistas y a unos cincuenta ciber-disidentes".
Cuando los chilenos se encuentran en el extranjero quieren saber, con ansias, lo que pasa en su país. Pero los compatriotas que están en Beijing y que acostumbran a leer este medio no pudieron hacerlo el lunes, justamente cuando el titular principal era: "Las amenazas de China que doblegaron a La Moneda".
En el gigante asiático es "normal" que se restringa el acceso a ciertos contenidos de Internet a los 162 millones de usuarios del ciberespacio, pero que representan sólo el 12 por ciento de la población total.
La restricción a Internet en China es reconocida incluso por las autoridades. Y se han hecho aún más patentes ad portas de las Olimpiadas a celebrarse en agosto, cuando miles de periodistas de todo el mundo se encuentren con serias barreras comunicacionales.
La vocera de la Cancillería de Beijing, Jiang Yu, señaló que la administración del ciberespacio sigue la "práctica general de la comunidad internacional" (Â…) y reconoció que su gobierno restringe "algunos" contenidos de la web. Sin embargo, la autoridad no quiso responder si durante los Juegos Olímpicos existirá o no censura para los reporteros, que deberán averiguarlo in situ.
Esas medidas las aplicó el gobierno cuando prohibió los contenidos relativos a la reciente represión en el Tíbet, bloqueando todo acceso a informaciones relacionadas con esos sucesos. De hecho, los asiáticos sólo conocieron la versión oficial tres días después, pese a que el régimen de Hu Jintao dijo que se garantizaría la "completa libertad de prensa" antes y después de las Olimpiadas.
En China no hay libertad de información y quienes tratan de ejercerla reciben una fuerte represión y cárcel. Hoy, según fuentes del Foro Mundial de Editores, hay al menos una treintena de periodistas y unos 50 "ciber-disidentes" que se encuentran en prisión por expresar pacíficamente sus ideas.
Casos sobran. Como el de Yan Chunlin, un simple ciudadano que encabezó una campaña bajo el lema "No queremos Olimpiadas, queremos derechos humanos", y que fue sentenciado a cinco años de prisión. En el juicio, además, fue amenazado para que no denunciara las torturas sufridas.
Las restricciones cada vez son mayores. En mayo del año pasado, se amplió el uso de una forma de detención sin juicio llamada Reeducación a Través del Trabajo, para "limpiar" la imagen de la capital antes de las Olimpiadas, que castiga hasta por cuatro años a quienes cometen faltas menores con trabajos por muchas horas.
Así, la activista Wang Ling fue condenada, en octubre de 2007, a 15 meses de "reeducación" por firmar peticiones y hacer pancartas contra la demolición de su propiedad, donde se construirían instalaciones olímpicas.
La Dinacos china
Las imágenes valen más que mil palabras y eso lo saben los censores chinos. Por eso decidieron aplicar a partir del 31 de enero pasado una nueva forma de censura a los videos de la web ya que sólo se permitirá la difusión a los sitios en Internet estatales. Estos deben contar con el permiso de la Administración Estatal de Radio, Cine y Televisión.
Este organismo vendría a ser algo así como la Dirección Nacional de Comunicaciones (Dinacos), que funcionó durante la dictadura de Pinochet.
La prensa ya está acostumbrada a este tipo de restricciones e incluso se autocensuran a través de palabras enmascaradas, que son reeemplazadas por asteriscos, vocablos que son "sensibles" y que antes de aparecer necesitan el control de moderadores y, por último las palabras tabúes que no pueden aparecer ni aisladas, ni incluidas en los artículos.
En este último punto está la de "derechos humanos" que se encuentra bloqueada por los chinos cuando la googlean.
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