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MDA cambia de dueño en medio de escándalo

Corporación norteamericana que fabrica bombas de racimo, uranio empobrecido y minas terrestres compró a la estatal canadiense en mil 300 millones de dólares. La operación salpicaría al Ministerio de Defensa Nacional si se opta por dicha oferta, pues el derecho internacional prohíbe ese tipo de armamentos.


Por Santiago Escobar



Mientras el proceso de adquisición de un satélite vive sus días claves en Chile, una de las eventuales empresas proveedoras, la canadiense MDA (MacDonald Dettwiler and Associates Ltda.) se halla envuelta en una tormenta de proporciones a raíz de la venta de la empresa a la firma norteamericana Alliant Techsystem por una suma que bordea los 1.300 millones de dólares.



La operación de traspaso, que debía efectuarse el 21 de marzo de este año se ha visto retrasada debido a que requiere de la autorización del Ministerio Federal de la Industria de Canadá por su cuantía. Pero además, por el ácido debate político con ribetes de escándalo de que se ha visto rodeada, y por el perfil industrial de la empresa compradora, y que afectaría a un ámbito sensible de la seguridad nacional.

Entre los aspectos controvertidos está el hecho de que el satélite Radarsat 2 desarrollado por MDA y lanzado con éxito en diciembre del año pasado costó la friolera de 524 millones de dólares de los cuales 420 millones fueron financiados con dinero de los contribuyentes canadienses, que con la venta, pasaría a ser un subsidio a una empresa norteamericana.



A ello se agrega el hecho de que la transferencia de la tecnología de Radarsat 2 daría a los norteamericanos el derecho a decidir quien puede hacer uso de la tecnología de teleobservación y la forma en que puede hacerlo. Según Steve Shrybman, abogado experto del Instituto Rideau de Ottawa, una transferencia de esta naturaleza permitiría al gobierno de los EE.UU. "Â…restringir el tipo de información que proporciona a otros gobiernos, entre ellos el de Canadá".



Pero lo peor para el gobierno canadiense y la ciudadanía es lo señalado por la diputada demócrata Peggy Nash, quien dijo que la venta paralizará uno de los grandes éxitos industriales de Canadá "Â…a favor de la entrega de la tecnología más avanzada a un fabricante de armas".



En efecto, Alliant Techniycs (ATK) tiene una importante participación en el mercado armamentista. Más de la mitad de sus ingresos anuales provienen de contratos militares que incluyen bombas de racimo, uranio empobrecido y minas terrestres. Este último hecho, plantea un tema ético de fondo a Canadá, que fuera impulsor de la prohibición global de uso y fabricación de minas antipersonales, a través del tratado de Ottawa, suscrito en 1997.



Ante la perspectiva de la venta, son numerosos los profesionales de MDA que han decidido renunciar por problemas éticos que les plantea trabajar para un fabricante de armas.



En Chile, las autoridades no se han dado por enteradas del tema y no han formulado declaraciones acerca de cómo afectaría el hecho a la seguridad tecnológica del sistema que se está adquiriendo. No debe olvidarse que este aspecto será esencial en la selección del proveedor, especialmente para la cooperación estratégica en el desarrollo satelital chileno.



Tampoco es un tema menor el referido a los problemas éticos involucrados en la venta de MDA, pues de resultar esta empresa seleccionada para proveer el sistema satelital, el país pondría una parte importante de sus temas de seguridad en manos de un fabricante de minas terrestres y bombas de racimo, que son rechazadas por el derecho internacional y que nuestro país ha condenado abiertamente.

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