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Carlitos Larraín colmó la paciencia de sus diputados

Al principio era chistoso y pintoresco. Pero ahora se le acusa de tratar a los parlamentarios como verdaderos "empleados suyos" y de infundir presión, a través de su poder financiero, sobre quienes recibieron su apoyo económico para la campaña. Tampoco gusta que se atribuya como éxito propio el nivel de gobernabilidad que exhibe la Alianza. Para algunos, el timonel podría convertirse incluso en un lomo de toro para las aspiraciones de Piñera de conquistar el centro político.


"Son ordenados como niños de las monjas". Esa fue la frase del presidente de Renovación Nacional que rebalsó la paciencia de los diputados del partido días previos a la votación de la acusación constitucional en contra de la ex ministra de Educación, Yasna Provoste, en la Cámara. Esta sólo profundizó una molestia -que ya se había manifestado de manera aislada-, hacia la conducción del timonel, llevando a una serie de legisladores a señalar que el dirigente lleva las riendas de la tienda ni más ni menos que como "un verdadero patrón de fundo".



A ello se sumó el hecho de que Larraín se haya atribuido la decisión de multar a los diputados que no llegaran a la Sala el día de la votación, resolución que previamente adoptaron por unanimidad los propios parlamentarios en la reunión de bancada del 11 de marzo, una semana antes de que el timonel la diera a conocer públicamente.



Otra de las críticas que se le hace es que se estaría atribuyendo como propios logros que "han sido mérito de los diputados", con lo que según sus críticos desvirtúa la labor legislativa y relega a los parlamentarios a una incómoda posición de meros replicadores de sus decisiones.



Las diferencias entre el máximo líder de RN y algunos destacados dirigentes y parlamentarios se habían manifestado hasta ahora de manera aislada. Los desacuerdos públicos entre Larraín y el vicepresidente del partido, diputado Cristián Monckeberg, habían sido las únicas señales claras de disidencia, particularmente cuando el legislador osó respaldar abiertamente al alcalde de Las Condes, Francisco de la Maza (UDI) para su reelección. El edil goza de la animadversión de Larraín desde 1996, año desde el que ambos comparten en el consejo municipal de la comuna.



Sin embargo, los incondicionales del timonel habían logrado mantener a raya estas divergencias con el fin de evitar su amplificación al interior de la tienda. Pese a ello, la actitud asumida por el presidente de RN los días previos a la acusación constitucional terminó de irritar a los diputados que, telefónicamente, le manifestaron la molestia que sus declaraciones provocaron en la bancada. También le manifestaron que su presencia en las tribunas de la Cámara el día de la votación no era bienvenida.



El quiebre entre la bancada y Larraín a raíz de la acusación constitucional gatilló una especie de reacción en cadena. Y la conclusión es que, de seguir como hasta ahora, el timonel podría convertirse en un obstáculo para las aspiraciones presidenciales de Sebastián Piñera, cuyo principal objetivo para llegar a La Moneda es alcanzar el tan esquivo centro político.



Muy temido



Se le acusa de tratar a los diputados como verdaderos "empleados suyos", de infundir presión, a través de su poder financiero, sobre quienes recibieron su apoyo económico para la campaña y de atribuirse como propio, junto con su par de la UDI Hernán Larraín, el haber dado por fin gobernabilidad a la Alianza "cuando eso se debe al trabajo conjunto de los parlamentarios de ambos partidos".



En la misma línea, otro parlamentario advierte que Larraín "toma las decisiones sin consultarle a nadie y después espera que nosotros lo avalemos", y que está dirigiendo el partido con un importante grado de "hegemonía".



Un escenario que contrasta con el hecho de que el partido ratificó a la actual directiva por los siguientes dos años. Otro diputado explica esta situación destacando, bajo la más absoluta reserva, que ello se debe a que incluso quienes no tienen una dependencia económica de Larraín temen a su reacción frente a las críticas, la que podría traducirse incluso en perder el cupo para un próximo periodo.



Pero quienes ya comenzaron a disentir llevan su preocupación más allá del plano interno. A muchos les inquieta de qué forma podría afectar al abanderado de la tienda, el empresario Sebastián Piñera, la imagen de RN que Larraín está imponiendo públicamente. No son pocos los parlamentarios que sienten que con sus dichos -"que al principio sonaban chistosos"- está "derechizando al partido", lo que complica el esfuerzo del piñerismo por atraer al electorado de centro hacia su proyecto político.



Un diputado que admite la "molestia" de la bancada con el presidente de Renovación trata de bajarle el perfil a lo que ha sucedido y aclara que en lo relativo a Piñera, las "metidas de pata" del timonel -como el respaldo a la propuesta del senador Andrés Allamand, en orden a realizar primarias entre Piñera, Joaquín Lavín, Fernando Flores y Adolfo Zaldívar- no han sido mal intencionadas. Y que "lo hace pensando que es bueno" para el candidato del partido.



Mientras tanto en el entorno del empresario observan con cautela lo que está sucediendo. Piñera sabe por experiencia propia lo complicado que se vuelve gobernar un partido con los parlamentarios en la disidencia. Basta con recordar el mentado "grupo de los catorce" -integrado por figuras como la actual secretaria general, Lily Pérez, Baldo Porkurica, Sergio Romero, Carlos Vilches, Francisco Chahuán y Alfonso Vargas, entre otros- que impidió que Piñera concretara una serie de iniciativas "democratizadoras" con el gobierno.



A pasar de lo que está sucediendo, en el círculo de hierro de Piñera sostienen que si bien les preocupan algunas "salidas" de Larraín, el empresario le hace ver sus discrepancias "con respeto" y que así lo hizo en casos como el de la propuesta de primarias de Allamand, que el timonel defendió con tanto entusiasmo, y con la estrategia del desalojo que va en contra del "nuevo trato" que el abanderado trata de imponer.






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