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Insulza se deja querer en la Flacso

Sus testaferros en el PS querían proclamarlo lo antes posible pero el ex panzer, virtuoso en el sigilo, logró imponer sus plazos. Sin embargo, más allá de la racionalidad política, la emoción inunda a sus partidarios cada vez que su silueta de abad a dieta se pasea por Chile. Este auditorio VIP en Vitacura no fue la excepción. Por Felipe Saleh


"El Secretario General dice que en unos siete minutos estará aquí", explica por uno de los micrófonos Claudio Fuentes, director de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso). Ya han pasado varios minutos desde la hora programada para la conferencia. La sala Norbert Lechner parece un curso de escolares aventajados esperando al profesor.



La mayoría conversa con su vecino de asiento, y de fondo se escucha un solo gran murmullo, interrumpido por alguna risotada esporádica. Manuel Antonio Garretón está sentado al lado del hombre del CEP, David Gallagher. Conversa con él, pero a ratos también secretea con Ernesto Ottone, el influyente ex asesor número uno de Lagos en La Moneda. Más atrás, Drina Rendic, la gestora cultural que más ha visitado al cirujano plástico en Chile, conversa distendida con Ricardo Israel, número puesto de los noticieros cuando de buscar un analista internacional se trata. Sentado en última fila, como imponiéndose un auto castigo, está Oscar Landerretche Gacitúa, huérfano de poder desde que ya no es vicepresidente de CORFO.



Si alguien tiene dudas sobre el significado de la palabra "poder", el primer ejemplo en esta ocasión lo da Patricio Meller, que llega medio desorientado, con cara de agotado después de entregar el informe de la Comisión de Trabajo y Equidad y no encuentra donde sentarse. Inmediatamente, una de las productoras del foro, que permanece parada, igual que un buen numero de asistentes anónimos, le ofrece cariñosamente una silla. Meller queda sentado en una fila de economistas junto a Jaime Estévez, Ricardo Ffrench- Davies y Andrés Palma. Todos a su turno, intercambian frases con el ex presidente Patricio Aylwin, que sigue sonriendo como en los años más tensos de la transición.



El segundo ejemplo de lo que significa tener "poder", influencia, muñeca y capacidad de dar vuelta el naipe político, lo da el propio Insulza. Aunque, Chávez diga que es un "pendejo" y la influencia de la OEA sea cada vez más blanda, Insulza en Chile, más que por su anatomía, sigue siendo un "panzer". Minutos antes de que llegue, varias personas aparentemente ligadas a la producción de la conferencia empiezan a correr nerviosillas. Como los soldados cuando oyen venir los tanques. El cuchicheo disminuye progresiva y rápidamente. Una mujer dice "por fin", como si la espera hubiese sido algo más profundo que dejar pasar los minutos.



Lugares comunes



Porque varios de los que están aquí, íntimamente esperan que el Secretario General se decida pronto, y de esa forma acabe con el insomnio entre los presidentes de los partidos de la Concertación. Camilo Escalona y Marcelo Schilling parecen los más inquietos por una definición. Como integrantes de la mesa directiva han sido los que públicamente han declarado la necesidad de que Insulza se decida cuanto antes, y aunque él mismo se encargó de poner el freno durante un almuerzo en Infante 51, y aclarar que no dirá la palabra mágica hasta que pasen las municipales, basta ver como lo reciben (la fila de economistas se para a saludarlo en medio de aplausos rabiosos). En la FLACSO al menos, da para pensar que el reloj de la proclamación ya está andando.



El senador Jaime Naranjo dice que "la mayoría de los socialistas espera que él se decida después de las municipales y si el candidato es Ricardo Lagos, bienvenido sea". Pero el mismo Naranjo es el gestor de la próxima visita del Panzer el 17 de mayo. Esta vez será Linares, donde lo van a declarar "huésped ilustre", un momento ideal para que broten los cánticos espontáneos que según Naranjo "pueden ayudar a que se entusiasme, aunque en realidad lo invitamos por su labor al frente de la OEA".



Durante el discurso, el Secretario General hace un diagnóstico optimista de la situación en el continente y cita una frase de Hugo Chávez cuando asumió el gobierno, que le queda como traje de sastre: "Yo no soy la causa, soy la consecuencia". Aclara eso sí, que se refiere al endémico desorden en Venezuela antes de Chávez. Y luego de responder algunas preguntas termina su charla, "llena de lugares comunes", según dice una asistente con una melena igual a la de Faride Zerán.



Nuevamente lo aplauden a rabiar. Marcia Scantlebury es de las más emocionadas. Parece una elegante calcetinera. Sonríe como si estuviera viendo a su gran referente, a quien no teme dar un fuerte abrazo. Como si estuviera ya en la mismísima transmisión del mando.



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