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Cristián Cuevas estira el elástico y el PC le quita piso

Siete días después de alcanzar un acuerdo político con la minera estatal y anotarse un triunfo, el presidente de la CTC pierde la paciencia. Pero, blindada por un fallo contundente de la Corte Suprema, Codelco ya no puede ser presionada por el gobierno. Mientras, otros dirigentes sindicales dudan de la efectividad de la medida y su colectividad, el PC, lo deja congelado debido a la negociación con el oficialismo en el plano municipal y en el del binominal.


Por Felipe Saleh



Ya se lo habían advertido. En la última reunión que tuvo el presidente de la Confederación de Trabajadores Contratistas (CTC), Cristián Cuevas, con su contraparte, el gerente de Fiscalización de Empresas Contratistas de Codelco, Eduardo Loyola, en el Hotel NH, antes de la última paralización de la cuprífera, el ejecutivo trató de convencer al líder sindical que por esta vez, la estrategia de generar conflicto no lo llevaría a buen puerto.



"Loyola y Cuevas se llevan muy bien y con esa confianza le advirtió que estaba perjudicando a sus trabajadores y que la rigidez en su posición se veía como un capricho personal", explica una fuente de la minera estatal.



Sin embargo, la huelga incluyó acciones de fuerza. Lo que más molestó a Codelco fueron los episodios de violencia que ocurrieron en el marco de la movilización: un trabajador retenido en Andina, caminos cortados y camiones apedreados en El Salvador. Con todo, la paralización que lideró Cuevas fue exitosa y logró un bono de 500 mil pesos (en dos cuotas) por trabajador.



Las tensiones que generó en el gabinete demostraron que su figura como estandarte sindical tiene peso, en la medida que como pocas logra atraer la atención de los medios e instalar sus demandas a nivel de opinión pública.



El desmarque de Andrade



Pero en este minuto cuesta encontrar una opinión divergente, incluso al interior del mundo sindical: Cuevas, al iniciar una huelga de hambre, se sobregiró. Está forzando un elástico que ni su propio partido, el PC, quiere ayudar a estirar. "Como dirigente de la CTC puedo decir que la huelga de hambre no es el mecanismo más efectivo. Pero todas las formas de lucha en el movimiento sindical son justas", dice Julio Araya, secretario general de la CTC. Cuevas mientras dure la huelga no va a hablar. Ese plazo se cumpliría en dos días más, cuando según el acuerdo firmado a fines de abril, Codelco deberá pagar el bono y dar luz verde al resto de las disposiciones pactadas, como revisar el cumplimiento de los 14 puntos que se establecieron después de la huelga de 2007. Además de sentarse a una mesa de diálogo para perfeccionar la ley de subcontratación. Un punto que el gobierno, a través de los ministros Andrade y Pérez Yoma, se apresuró en desmentir.



"Quien solicite la instalación de una mesa está pidiendo algo que no está comprometido", dijo Andrade. El ministro del Interior, en tanto, aseguró que Codelco "está cumpliendo cabalmente con todos los acuerdos".



No está clara entonces la verdadera razón detrás de la última arremetida mediática de Cuevas. Según la carta enviada por la CTC a la prensa, la huelga de hambre se decidió en virtud del "trato vejatorio y represivo con los trabajadores contratistas, e incluso a los propios trabajadores de planta que se atreven a solidarizar", dice el comunicado.



En Codelco dudan que ese sea el verdadero motivo, "si es así que vaya a los tribunales y denuncie a la empresa, el hostigamiento es ilegal", dice una fuente de la estatal. Testigos de los primeros acercamientos entre Cuevas y la plana ejecutiva, antes de la última paralización que duró 21 días, dicen que el dirigente reconoció los avances que desde el año pasado hace la cuprífera para mejorar la situación de los subcontratados, pero su verdadera intención era "negociar la ‘agenda corta’, que para la empresa tenía puntos inaceptables", cuenta alguien que asistió a estos encuentros. Paralelamente los detractores del dirigente aseguran que "pudiendo negociar de otra manera, prefiere el conflicto porque es lo único que le ha dado resultado".



En la cuprífera aseguran que están en un proceso de "regularización productiva", a cargo de Eduardo Loyola. Lo que en otras palabras significa "interrnalizar" a una cantidad importante de trabajadores y caducar contratos a las empresas que no cumplan estándares mínimos, como ya ocurrió con dos contratistas en Andina. Y si hay una decisión tomada es que "no aceptaremos nunca más una negociación al estilo Cuevas", pues califican de métodos "violentos" los del líder sindical.



El jamón del sándwich



Después del fallo de la Corte Suprema conocido el lunes, los aires de triunfo en Codelco alcanzan para desestimar cualquier paso siguiente de Cuevas. La Corte con su dictamen legitimó el proceso de internalización, que a su manera lleva la compañía y que debería estar listo en unos tres o cuatro meses.



Entonces Cristian Cuevas queda, según explica una fuente de la Concertación, "como el jamón del sandwich entre dos partes que están de acuerdo y tienen sus plazos trazados". En el llamado Acuerdo Político alcanzado con Codelco hace poco más de siete días, está la firma de Arturo Martínez, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) que según reconoce el vocero de los contratistas, Julio Orellana "tampoco está de acuerdo con la huelga de hambre". En la CUT José Ortiz, encargado del Departamento de Resolución de Conflictos, asume que "la situación está complicada" y que durante la mañana de hoy habrá una reunión, luego de la cual la central dará a conocer su posición sobre la táctica de Cuevas.



Los apoyos no han sido tan masivos como esperaba la dirigencia que representa a los contratistas. Hasta el momento sólo cinco personas acompañan al líder en la huelga. En el Partido Comunista, la tienda de Cuevas, tampoco han sido explícitos al respecto. La movida del dirigente "no cabe en el eje pragmático que estamos siguiendo para sellar la negociación del pacto con la Concertación", dice una fuente del partido. Aparte del pacto municipal, los comunistas intentan imponer su agenda en una posible modificación al sistema electoral. Todos asuntos con peso suficiente como para dejar a Cuevas en suspenso. Al menos hasta el 21 de mayo, porque las demandas de los subcontratistas podrían opacar los anuncios presidenciales frente al Congreso Pleno. Hay acuerdo entre los trabajadores respecto de que queda mucho que negociar todavía y que Cristián Cuevas es una figura sólida dentro del movimiento sindical. "Pero ahora tiene que buscar otras alternativas de negociación, distintas al conflicto, que le permitan construir una plataforma para abordar los temas nacionales", dice una fuente de la CUT.


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