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‘Hay empresarios que dicen que los Pérez y González no valen lo mismo’

En el día de su cumpleaños 55 el ministro del Trabajo detalla los avances de la reforma previsional, anuncia que la AFP estatal va sí o sí y no descarta que el Congreso agregue indicaciones al proyecto de negociación colectiva. Además, reconoce que con Edmundo Pérez Yoma se entienden, porque él es un izquierdista con el que se puede hacer política y confiesa que está »chato» de que le pregunten por Andrés Velasco.


Por primera vez su ministerio tiene un rol preponderante en los gobiernos de la Concertación.



-Esta impronta es del gobierno. Cuando la presidenta pone el énfasis en lo social, hay una señal inequívoca de cual es el sello que ella quiere darle a su administración. Y cuando se genera la reforma previsional, claramente, es una evidencia de esa impronta de la presidenta.



Pero ocurre que una semana usted está arriba y a la semana siguiente le toca al ministro de Hacienda ¿El gobierno juega al policía bueno y policía malo ante los trabajadores?



-Yo no opero en la lógica de que una semana me va bien y otra me va mal. Si fuese así tendría una semana de jolgorio y otra de depresión. Ni lo uno ni lo otro. Yo estoy haciendo una pega y la pega emana del programa de la presidenta Bachelet.



¿En La Moneda lo inflan para que Bachelet mantenga tranquilo su flanco izquierdo?



-Esas son especulaciones de la prensa. Nunca me he sentido el escudero de la Presidenta en ese plano.



¿Está chato de que le pregunten por su relación con Andrés Velasco y por las dos almas de la Concertación?



-Claro. El periodismo ha estado poco creativo en ese plano. Aquí hay dos cuestiones que me causan mucha extrañeza. Primero, que pareciera ser extraño que el ministro del Trabajo tenga buena relación con los trabajadores. Es tan extraño escuchar que a algunos les parezca raro, si es parte de mi rol. Y lo segundo, esta idea de que entre los ministros no puede haber matices. O sea si todos los ministros pensáramos exactamente igual y tuviésemos la misma forma de encarar los temas, para qué tenemos veinte, mejor tener uno. La riqueza de un gobierno de coalición es que ante determinados problemas se puedan vincular soluciones diversas. Y cuando esas soluciones son diversas, bueno la presidenta resuelve cuál es la más adecuada. Eso que yo encuentro absolutamente normal, hay gente que no lo encuentra así.



"Si no se hacen cambios a todos nos va a ir mal"



En el empresariado se habla de "Andrade, el peligroso"



-La tendencia a estigmatizar y caricaturizar es una forma de enfrentar el debate. Pero cuando las cosas se hablan en serio y los temas laborales lo son, lo que hay aquí son los que quieren mantener el statu quo porque con ese statu quo les ha ido muy bien, y otros que entienden que hay que hacer cambios porque si no se hacen cambios a todos nos va a ir mal.



¿El discurso del 21 de mayo de Michelle Bachelet lo dejó conforme?



-Lo que la presidenta le ha planteado al país es un paquete de medidas que tiene ese equilibrio. Que tiene cosas que le interesan a los trabajadores y a los empleadores. La virtud del paquete es el equilibrio porque lo que está en el centro es como crecemos con justicia social. Al lado de la titularidad sindical, de la ampliación de beneficios que evita el efecto polizonte, también está la ampliación de las materias de negociación. Si en alguna empresa hay condiciones para generar mecanismos de jornada distintos a los que estamos acostumbrados, bueno que sea materia de negociación y que lo discutan los trabajadores con sus empleadores.



No es el único tema



-No veo por qué las gratificaciones no pueden ser materia de negociación, o los temas de género, de capacitación. No hay que tenerle temor a eso, pero entiendo que para que ese diálogo se produzca yo tengo que reconocerme en el otro con el mismo valor que yo me asigno y eso les cuesta un poquito a algunos. Hay algunos empresarios que dicen "las confederaciones gremiales muy potentes y poderosas pero los sindicatos no, no ve que los Pérez y los González no valen lo mismo".



¿El proyecto de negociación colectiva, el término de los rompehuelgas, tendrá piso en el Congreso?



-El reemplazo de trabajadores no está en los contenidos del proyecto que señaló la presidenta el 21 de mayo. Ahora, el Parlamento es una institución donde se desarrolla el debate democrático y está muy bien que se discutan las cosas.



¿Hay interés de parlamentarios de la Concertación por poner ese tema en la discusión legislativa?



-Por cierto. Hay otra idea de incorporar un piso mínimo en la negociación colectiva, hay una propuesta de la senadora Soledad Alvear sobre los reemplazos de trabajadores. Por eso digo que la discusión se va a dar de todas maneras.



¿Le pesó esperar ocho meses los resultados de la Comisión Meller y ver que en lo referido a negociación colectiva no hubo consenso?



-Uno podrá discutir si ocho meses son mucho, pero la Comisión Meller tiene el valor de haberse hecho cargo de un debate que estaba instalado en la sociedad y de situar los parámetros de las posiciones de todo un abanico político.



¿Su timing legislativo se atrasó porque debieron esperar los resultados de la comisión? ¿Ustedes tenían el proyecto de negociación colectiva listo?



-Tanto como listo, no. Pero lo vamos a presentar ahora.



La reforma previsional y el gallito por la AFP estatal



Queda pendiente la AFP estatal. Hacienda no la quería.



-No, por favor. El gobierno hizo un compromiso formal en el parlamento. La presidenta lo ratificó y en agosto vamos a enviar una iniciativa legal. Eso lo vamos a cumplir.



¿Una AFP estatal con BancoEstado o AFP estatal a secas?



-Desde el punto de vista práctico es mucho más sencillo ir con una AFP BancoEstado y en lo relativo a la construcción de una AFP es mucho más fácil crearla mediante una filial del BancoEstado. Así que la idea es ir con un proyecto de AFP con el BancoEstado.



¿Cómo va la implementación de la reforma previsional?
-Se ha ido desarrollando bastante bien. Hay un tema importante que tiene que ver con información y manejo de expectativas. Ahí hay más que hacer porque en Chile no se sabe nada de previsión.



Es que hay que ser abogado para saber.



-Ni eso. Si todos los abogados supieran de previsión ya sería un logro pero le puedo asegurar que la mayoría no tiene idea. Sino pregúntele a alguno cual es la situación de su cartola y le garantizo que no se la va a poder siquiera describir. Pero al margen de que la gente no sepa de previsión y la reforma, es muy importante que se sepa. Y en consecuencia el esfuerzo de entregar información que al mismo tiempo genere la expectativa justa es muy relevante porque aquí hay varios beneficios que se aplican de forma gradual, esto va estar en régimen el 2012. Yo vengo de visitar el call center que tiene el INP para esto: en marzo estábamos respondiendo 3 mil consultas, en abril 4 mil, y en mayo ya estábamos en las 8 mil. Y las preguntas son de todo tipo pero algunas son bien sintomáticas como las de mujeres que llaman para preguntar cuando les pagan el bono por hijo, cuando reciben la plata. Usted ve que hay un problema de expectativa que pueden verse frustradas y por eso nuestro esfuerzo de hacer una gran campaña de difusión.



Pérez Yoma, Cuevas y la senatorial



En Codelco hay dos ministros en el directorio pero la huelga de los subcontratistas la zanjaron Pérez Yoma y usted. ¿Cómo es su relación con el jefe del gabinete, viniendo de polos opuestos de la Concertación?



-A lo mejor eso facilita las cosas (se ríe). Lo que pasa es que los ministros somos actores políticos. Todos. Algunos lo mostrarán más que otros. Y el conflicto de Codelco finalmente se transformó en un conflicto político. Lo que Pérez Yoma y yo hicimos fue buscar un mecanismo para que se pudiese terminar con un conflicto que llevaba mucho tiempo y estaba generando una situación bien compleja, un eventual enfrentamiento entre trabajadores. Y eso, usted, comprenderá que para un gobierno democrático es intolerable.



Dicen que Pérez Yoma lo encuentra un izquierdista pero que es un izquierdista con el que se puede hacer política ¿eso es así?



-Eso es así. Efectivamente.



¿Y cómo es su relación con Cristián Cuevas?



-No tengo predilecciones de ningún tipo. Reconozco sí que he visto con mucho interés la aparición de una nueva generación de dirigentes sindicales jóvenes que hay que ayudar que se desarrollen. Yo creo que el movimiento sindical está reverdeciendo y usted comprenderá que es parte de nuestra pega también. Yo con Cuevas tengo una relación como la que debo tener con el presidente de una confederación de trabajadores, una organización legal además, se le olvida a mucha gente.



¿Hay un nuevo tipo de sindicalista? Cuevas por ejemplo salió del clósetÂ…



-Sí. Hay que ser machito para reconocer algo así, sobre todo en el sector minero. Por eso le digo que es una generación bien interesante. Es gente que tiene interés en capacitarse y que entiende -incluso Cuevas- que a través del diálogo se logran cosas. Y si operan fuera del diálogo es porque ya no se los quiere escuchar. Pero la sensación que tengo es coincidente con la frase que me dicen siempre: "A nosotros nos interesa que a la empresa le vaya bien, pero queremos que si a la empresa le va bien que a nosotros también nos vaya bien".



¿Cuál es el poder real de Andrade?



-No sabría decir cuál es mi poder. La virtud que tiene este ministro es que sabe escuchar. Yo estoy en política desde los 15 años y tengo 55. En 40 años uno aprende. Y yo me he dedicado a desarrollar lo que escucho. El desenlace es un debate que apunta al mejor desarrollo con justicia social, que finalmente es mi tema.



¿Será candidato a senador?



-Respecto al futuro veamos. Cada día tiene su afán, dijo el filósofo.


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