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La paz armada que mantiene en vilo a RN

Las discrepancias entre el presidente del partido y la secretaria general están siendo cada vez más evidentes. Y aunque sus diferencias en términos políticos no son menores, en la tienda aseguran que las más difíciles de superar tienen que ver con los "egos". El protagonismo público alcanzado por Larraín estaría dejando en un molesto segundo plano a la ex diputada, lo que hace que de cuando en cuando se produzcan divergencias que hacen temblar la sede de Antonio Varas.


A una semana del fuerte altercado que protagonizaron el presidente de Renovación Nacional, Carlos Larraín, y su secretaria general, Lily Pérez, en la reunión de mesa directiva, la evaluación que se hace en el partido es que el timonel resultó "legitimado". Si bien la trifulca estalló debido a la molestia que provocaron en la ex diputada los dichos del timonel acerca de que está evaluando eventuales "irregularidades" en la primaria que la tienda realizó para definir al candidato a alcalde por Lo Barnechea, lo cierto es que los conflictos internos son más profundos y apuntan a la continuidad o no del concejal de Las Condes a la cabeza de la colectividad.



Según fuentes del partido, hace tiempo que la dupla Larraín-Pérez viene mostrando fisuras. Lo que ha quedado de manifiesto, incluso públicamente, en temas en que el partido no ha logrado mostrar posturas unitarias, porque sus dirigentes tienen distintas posiciones, como es el caso de la píldora del día después o, más recientemente, el proyecto sobre financiamiento de los partidos políticos.



Pero lo más significativo es que tras la ratificación del timonel para que continúe por un nuevo período, se profundizaron las disputas internas. Lo que ha tenido al partido en un tenso periodo de paz armada, interrumpido sólo por pequeñas escaramuzas que Larraín ha optado por no contribuir a acrecentar y que siempre han venido de parte de algunos diputados. Y es justamente en la bancada donde Lily Pérez concita más apoyo.



A ello ha contribuido, según plantean en el partido, el hecho de que el timonel "no se ha sabido manejar políticamente y, en cambio, lo hace en términos personales". Sin ir más lejos, dicen, Larraín "hirió la susceptibilidad de los diputados por falta de experiencia política", aludiendo al impasse que se produjo entre la bancada y el presidente de RN durante la acusación constitucional contra Yasna Provoste.



Eso influyó, dice otra fuente, para que se fuera creando una plataforma de apoyo a la secretaria general, misma que ella ha aprovechado "ahora que pasó el minuto de gloria de Larraín".



Por otra parte, quienes analizan el episodio del lunes pasado no descartan que las dificultades que atraviesa el partido estén directamente relacionados con los "egos" de Larraín y Pérez. "Porque cuando se optó por Larraín para presidir Renovación nadie pensó que iba a tener tanto protagonismo en desmedro de Lily Pérez".



En todo caso, la señal más nítida de que la rebelión interna no ha sido sofocada y que, por el contrario, sigue latente, es que tras la trifulca del lunes 2 se adoptó el acuerdo de evitar que trascendiera. Pero lejos de eso, la pelea interna se filtró y 24 horas después las versiones acerca de lo sucedido eran tantas como testigos que la presenciaron. El argumento para impedir que el episodio llegara a oídos de la prensa es que el partido "no se puede dar el lujo de tener un conflicto ahora".



Plazo fatal



Siendo RN la plataforma política del único candidato de la derecha "tiene la obligación de dar muestras de gobernabilidad", explica un parlamentario. Y es eso lo que ha impedido que los detractores de Larraín asuman una actitud más frontal. Aunque sí se impusieron un plazo fatal: las elecciones municipales.



Dado que todos los pronósticos apuntan a que a la Alianza no le irá bien en los comicios de octubre, en Antonio Varas tienen desde ya un chivo expiatorio: Carlos Larraín. Desalentador panorama para el timonel si se considera que las municipales son asumidas como el primer paso hacia las presidenciales. Y por más que en el entorno de Sebastián Piñera no quieran presidencializar este proceso, lo cierto es que están concientes de que "eso es inevitable".



Y aunque el piñerismo monitorea de cerca lo que ocurre en el partido, no quieren que el empresario entre en la disputa entre Larraín y Pérez. Pero el candidato sí instó a los diputados, en la cena que tuvo con ellos el miércoles pasado, a "subordinar proyectos personales en beneficio de un proyecto común", que es llegar a La Moneda.



De allí que para terminar al menos con las discrepancias entre Larraín y la bancada se optó por proponer una instancia que permita una mayor coordinación. La idea es que una vez al mes se puedan reunir la directiva, los diputados y Piñera para tomar decisiones en común.






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