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FIDE llamó a aprobar la Ley General de Educación

El dirigente sostuvo que preocupa el actuar de los estudiantes, quienes abandonaron los esfuerzos de negociación, pero lo más inquietante es que esta actitud se comparte en sectores del profesorado.


El presidente de la Federación de Instituciones de Educación Particular (FIDE), Jesús Triguero, hizo un llamado a los diversos sectores a aprobar la Ley General de Educación (LGE) y apeló a la responsabilidad y cuidados necesarios para que "no se eche por la borda lo que costó tanto conseguir. Las consecuencias para la educación chilena serían nefastas".



Respecto al actuar que han tenido los estudiantes, el representante de más de 600 establecimientos educacionales particulares a largo del país, expresó que respetan aquellas discrepancias que se manifiestan demostrando un respeto recíproco, pero se mostró inquieto y preocupado por el actuar de algunos jóvenes y profesores.



"Nos inquieta que algunos de nuestros jóvenes sientan que sólo es aceptable la capitulación de los demás a sus demandas, abandonando prontamente los esfuerzos de negociación. Más preocupante aún es que esta actitud adolescente se comparta en sectores del profesorado", afirmó.



En otro ámbito, Triguero dijo que como educadores están conscientes de la necesidad de que la nueva institucionalidad permita una labor efectiva de fiscalización y de aseguramiento de la calidad, pero como Federación que agrupa a Directores, están preocupados que estas ideas puedan materializarse en un exceso de regulaciones y trabas.



"Las escuelas y Directores no necesitan más regulaciones sino mejores regulaciones. Necesitan, como primera prioridad, que se les permita concentrar sus energías en la gestión pedagógica de sus escuelas. Apartar a los Directores de su labor de liderazgo académico iría en contra de todo lo que consigna la investigación educacional, y de la práctica existente en aquellos países con sistemas educacionales exitosos", señaló.



Explicó que la detección precoz de aquellos profesionales que mejor puedan ejercer cargos de coordinación o directivos, deberían ser una prioridad de la nueva institucionalidad.



Respecto a lo anterior, argumentó que "este mejoramiento de las capacidades del sistema es incluso más urgente en la formación inicial de profesores, donde lo que sucede en varias de nuestras universidades sólo puede calificarse de negligente mediocridad. No sólo hay deficiencias en la formación en especialidades, sino que se peca de una enseñanza de teorías educacionales inconexas, carentes de mayor reflexión, y existe una insuficiente preparación de los futuros docentes en las prácticas de su oficio".

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