"Si se aprueba en el Senado y luego se complementa con las leyes que faltan, sí se va a colaborar a "quebrar esos huevos" de una manera razonable, pero acepto que falta mucho más», sostuvo el interlocutor de la derecha.
El director del Instituto Libertad y Desarrollo, Cristián Larroulet, quien sirvió de negociador de la derecha en el polémico proyecto de Ley General de Educación (LGE), reconoció en entrevista con radio Bío Bío que se tendrán que "quebrar huevos" y "afectar intereses" para mejorar la educación en el país.
"Si se aprueba en el Senado y luego se complementa con las leyes que faltan, sí va a colaborar a "quebrar esos huevos" de una manera razonable, pero acepto que falta mucho más (Â…) Queda mucho por hacer, este es un "respirito" no más", sostuvo Larroulet.
En ese sentido, aseguró que una de las materias pendientes será establecer incentivos para que los docentes eleven la calidad de la enseñanza.
"Una de las cosas más importantes es colocar más fuertemente un premio a los mecanismos de rendimiento por aprendizaje de los docentes, pagos, bonos, sueldos, más significativos por resultados y, segundo, dar más tiempo al profesor para preparación y formación. Por tanto, hay que aumentar la subvención escolar", agregó.
Reconoce que las materias donde habrá dificultad a la hora de buscar consenso con el oficialismo será el proyecto que crea la Agencia de la Calidad de la Educación y la iniciativa que crea la Superintendencia del ramo.
"Yo creo que va ser difícil el de la superintendencia, porque ahí tenemos visiones más distintas, el mundo de la Alianza donde yo estoy creemos más en la autonomía de las escuelas y el mundo de la Concertación cree más en la intervención del Estado, en la participación directa del Estado, yo creo que va ser un proyecto difícil", puntualizó Larroulet.
Finalmente, precisó que la Ley General de Educación es una "ley marco que no aborda todos los problemas, como por ejemplo la política de Recursos Humanos para los docentes".
