El director adjunto del concurso que eligió la escultura ganadora del memorial para Pablo Neruda pone el dedo en la llaga sobre la falta de proyectos para conmemorar los doscientos años de la independencia de Chile. Como renombrado arquitecto y urbanista, dedicado al rescate del patrimonio nacional, también enciende la alarma sobre los problemas que están matando a Santiago, como la segregación e inequidad.
Por estos días Patricio Gross dirige el Centro de Estudios Patrimoniales de la Universidad Central, una trinchera desde donde intenta salir al rescate no sólo de museos y construcciones históricas, sino además advertir sobre una planificación urbana que fomenta la desigualdad entre las personas. Desde su oficina particular ha proyectado piscinas, viñas y casas de oración, pero lo que le quita el sueño es la necesidad de no perder el valioso patrimonio nacional: no sólo los edificios, sino las formas de vida.
–¿Cómo influye el diseño de la ciudad en los problemas de delincuencia y otros conflictos sociales? ¿Qué propone para terminar con la «segregación» de Santiago?
-La inequidad y segregación espacial y social de la ciudad, junto a las pésimas condiciones de ciertos sectores de la misma, incide directamente en los conflictos sociales y la delincuencia. Todo ello agravado por una mala distribución del ingreso y el desempleo junto a la pérdida de valores de solidaridad y honestidad.
Terminar con la segregación de Santiago no es fácil; responde a una serie de factores sociales, culturales, económicos y espaciales, entre los cuales la planificación y gestión urbana juega un rol muy central. Es una responsabilidad de todos los actores sociales, en distintos grados y que sólo se podrá corregir en el mediano y largo plazo en base a modelos de desarrollo más equitativos y solidarios.
–¿Por qué Santiago es una ciudad tan raquítica en lo que a parques se refiere? ¿O es que hay suficientes pero la gente no los usa?
-Efectivamente es una ciudad carente de un buen estándar de parques y áreas verdes en general. Este es un hecho que se arrastra desde hace muchos años, en que hemos descuidado la creación y mantención de áreas verdes acordes con el desarrollo urbano y la creación de nuevos barrios. Fallamos en la existencia de parques a nivel metropolitano, comunal y vecinal, es decir, esparcimiento de fines de semana, paseos y lugares donde los niños puedan salir a jugar a distancias próxima de sus casas. Lo anterior se agrava por una pésima distribución de áreas verdes y calles arboladas en el conjunto de la ciudad, existiendo una enorme desproporción entre los barrios del sector oriente de la ciudad y aquellos de la parte sur poniente de la misma. Ello es otro es otro factor más de inequidad que debe ser corregido en el menor tiempo posible.
–¿Por qué hasta ahora el Bicentenario parece un asunto de segundo orden en la agenda del gobierno?
-Creo que el sentido de su pregunta recoge una sensación generalizada de que si bien el proyecto Bicentenario fue lanzado con mucho entusiasmo en el gobierno anterior, se ha desdibujado decididamente en los últimos dos, faltando claramente algunos proyectos símbolos, que se diferencien claramente de los que actualmente conocemos. Es notable la ausencia de la reflexión académica como soporte fundado del sentido profundo de esta conmemoración.
–¿Cuál es su propuesta para rentabilizar o aprovechar mejor el patrimonio arquitectónico chileno?
-El legado arquitectónico no se limita sólo a obras "monumentales" o de gran envergadura que representan sólo una parte de nuestra tradición arquitectónica. En este sentido, debemos ampliar la compresión e incorporar un conjunto de obras que representen modos de vida de un espectro más amplio de nuestra sociedad y que tiene un alto significado para dichos grupos, aún cuando no tengan el reconocimiento oficial. Las medidas que se anuncian en la nueva legislación patrimonial, que el Ejecutivo deberá enviar al Congreso y que esperamos, sea en el más breve plazo, corrigen en gran parte las falencias que hoy existen en nuestra normativa y recogen experiencias internacionales muy exitosas en estas materias. Por ejemplo, podemos citar la posibilidad de compensar las limitaciones que un bien patrimonial pueda tener respecto a constructibilidad, traspasando dichos derechos por la vía del mercado a terceros, sin comprometer fondos públicos.
–¿Cómo califica la gestión patrimonial en Valparaíso?
-La gestión es muy compleja y difícil de implementar en el corto plazo, pero no por ello imposible y menos urgente. Un hecho destacable es que la propia declaratoria de patrimonio elevó enormemente el interés por la ciudad, convirtiéndose a la par en un atractivo muy interesante para el sector inmobiliario. Controlar dicho proceso es fundamental. En este sentido, la creación de una oficina de Gestión Patrimonial en el municipio es un hecho muy relevante.
Sin embargo, es urgente la formulación de un plan director -hoy en estudio- que pueda dirigir y ordenar las intervenciones, incluyendo como elemento esencial la formulación de una visión sobre el desarrollo de la ciudad y una política respecto a los emprendimientos.
Hace dos semanas se entregó el resultado del concurso para el memorial de Neruda, entre sus patrocinadores estaba la Fundación Corpartes ¿quiénes son los benefactores más importantes en relación a la conservación del patrimonio y el desarrollo de propuestas similares al memorial?
-Recojo de esta pregunta lo siguiente: valorando lo que significa levantar un memorial a Neruda a través de un concurso internacional de escultura, dicha acción permite poner en valor un terreno en el que el poeta se recogía a escribir, dos kilómetros al norte de su casa en Isla Negra, y en el que esperaba levantar un centro de acogida de poetas y escritores. Sin duda que todo ello incrementará en forma importante nuestro patrimonio cultural. Otras iniciativas similares podrían también fundar o refundar ciertos lugares en la medida que recogen o interpretan nuestra memoria colectiva y nuestros sentimientos de identidad con hechos y personajes de nuestra historia.
