El bronce olímpico se medirá en octavos al belga Olivier Rochus, al que ganó en Auckland en 2004 en el único duelo que les contempla.
Fernando González se quedó como el último sobreviviente en Beijing del podium de Atenas cuatro años después de haberse puesto al cuello la medalla de bronce.
Su compatriota Nicolás Massu, oro en la capital helena, acabó su tercera andadura olímpica frente al argentino David Nalbandian, que se colocó como el último argentino de un cuadro masculino, del que se desprendieron Agustín Calleri y a Guillermo Cañas.
González, duodécimo favorito, pasó tarde su examen pero lo superó con nota. El croata Marin Cilic, que venía de derrotar al argentino Juan Mónaco, aguantó la primera parte del primer set, pero terminó por hincar la rodilla en 71 minutos: 6-4, 6-2.
El bronce olímpico se medirá en octavos al belga Olivier Rochus, al que ganó en Auckland en 2004 en el único duelo que les contempla.
Si González es la última medalla de Atenas que sobrevive en Pekín es porque Nalbandian se ocupó de retirar la otra, la de Massu.
Dos partidos le ha durado su gloria a González en pleno proceso de recuperación de la depresión tenística que sufrió en los meses posteriores a proclamarse campeón olímpico.
Aguantó un set y luego se situó a merced del séptimo favorito (7-6(0), 6-1), no sin antes notar que su juego vuelve a ganar enteros, lo que le hace concebir esperanzas de que puede volver a estar entre los mejores, cerca del puesto nueve del mundo que es su mejor clasificación de todos los tiempos.
El verdugo del oro de Atenas, por su parte, transita tranquilo por el torneo. Ha superado dos rondas cortas y asegura no estar fatigado, buena forma de afrontar a su próximo rival, el francés Gael Monfils, un joven en forma ascendente, un rival correoso y difícil.
EFE
