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Phelps devora piscina olímpica por «su pasión por competir»

El secreto de las seis medallas de oro que ha logrado hasta ahora en Beijing el nadador Michael Phelps no es otro que «su disciplina y su pasión por competir», dijo a Efe el puertorriqueño Fernando Canales, entrenador asistente del campeón.


«Michael es el maestro de la perfección, se va revaluando constantemente, cambiando como un camaleón», indicó este entrenador y ex competidor olímpico, quién lleva trabajando desde hace dos años con el que ya ha sido calificado cómo al mejor nadador de la historia.



Tanto Phelps como canales pertenecen al club Wolverine, de la Universidad de Michigan.



Phelps, el ‘hombre con branquias’, ya ha logrado en Beijing 2008 el soñado oro en las pruebas de 200 y 400 estilos, 4×100 y 4×200 libre, 200 libre y 200 mariposa -con récord mundial en todas ellas- aunque confía conseguir otras dos medallas doradas en las dos pruebas que le quedan pendientes para poder saciar su sed olímpica.



En el caso de que esto se produzca, el chico de Baltimore (Maryland) arrebataría, a sus 23 años, el récord único en el deporte mundial a su compatriota Mark Spitz, ganador de siete medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Múnich, en 1972.



Al respecto, Canales, quien no descarta este hito, bromeó que «en el caso que consiga las ocho medallas, creo que su próxima meta serán unas buenas vacaciones con su novia en las Seychelles».



La disciplina, el poder de concentración y un pensamiento enfocado en la victoria, son las cualidades que este entrenador boricua destaca del nadador.



Sin embargo, Canales resaltó que las proezas deportivas de Phelps caen a un segundo plano porque su verdadero don es «que tiene un corazón muy grande».



«Es una persona formidable con sus hermanas, su madre y con todas aquellas personas que le rodean -manifestó-. Siempre tiene tiempo para atender a la gente que se le acerca».



Pero, como todo héroe, Phelps también tiene su talón de Aquiles. «A menudo se le pegan las sábanas y hay que irlo a buscar a la cama» para empezar el entrenamiento de las mañanas, que suele iniciarse entre las 6 y las 7″.



Recientemente, se desveló que el joven estadounidense comía 12.000 calorías diarias, hecho que según su entrenador, «no es algo habitual entre los nadadores de elite».



«Es una máquina de comer bizcochos, Mc Donalds -matizó- o todo lo que se le ponga por delante que le guste».



Con estas palabras, Canales remarcó que ‘el hombre pez’ es «como cualquier chico de su edad», con la única diferencia que en su espalda recaen una docena de medallas de oro olímpicas, conseguidas en Atenas 2004 y en los presentes JJOO de Pekín.



Durante los mundiales de Melbourne, en 2007, Phelps perfeccionó la patada del delfín, una técnica que los expertos califican de casi perfecta.



Phelps determina el número de patadas bajo el agua para cubrir los metros necesarios antes de subir a la superficie y dar la primera brazada.



Su estilo tan personal se ha comparado con los desplazamientos de estos mamíferos acuáticos, por su fuerza bajo el agua, su flexibilidad natural para ondular su cuerpo y las vueltas con fuerza al final de la piscina.



Él y su entrenador titular, Bob Bowman, con quién se encuentra en Pekín, enfatizan su técnica en cada uno de los estilos, que han ido puliendo a lo largo de sus más de quince años de entrenamiento conjunto.



Como ejemplo, Canales citó cómo Phelps mejoró la técnica de ambas manos, cuando el año pasado se rompió una y se vio forzado a perfeccionar el movimiento de la otra.



A dos pruebas de perpetuarse en la historia, el joven de Baltimore permanece concentrado en los 100 metros mariposa y el relevo 4×100 estilos, cuyas preseas doradas le coronarían cómo al temible tiburón blanco de piscina.



EFE

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