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«Todas las mujeres van a oficinas de planificación familiar»

La jurado del pasado Sanfic y autora de un filme basado en entrevistas a jóvenes que van a escondidas de sus familias y parejas a oficinas de planificación familiar, defiende la opción de que las mujeres puedan decidir qué hacer con su cuerpo y crítica la inexistencia de más cintas de mujeres que aborden sus secretos más íntimos sin caer en la misoginia o la militancia feminista.


La francesa Claire Simon presentó su documental "Las Oficinas de Dios" en la última edición del festival Sanfic y negocia con un distribuidor argentino la posibilidad de que su cinta sea vista en cines chilenos y transandinos. Especializada en documental, ha estrenado dos películas en la Quincena de Realizadores de Cannes y con "Las Oficinas de Dios" tuvo una cálida recepción en el certamen local que terminó el lunes. La trama es simple: "A la oficina de planificación familiar llegan jóvenes a escondidas de sus familias y novios, llenas de dudas y miedos sobre su sexualidad. Ahí son recibidas y apoyadas por 5 consejeras, con quienes ríen, lloran, bailan y fuman". Pero el proceso para hacer la película requirió un trabajo extra: hacer entrevistas a las mujeres y convertirlas en un guión que fue actuado por actrices profesionales y mujeres que por primera vez se enfrentaban a una cámara.



"Hay momentos que no es posible filmar en documental porque las mujeres no pueden hablar ante la cámara ya que es un espacio secreto", explica Simon. "Es como filmar en un confesionario o en una terapia psicoanalítica. Pero lo que es interesante no es que sea secreto. Al docuficción le encanta esa noción de lo secreto por lo secreto. A mí me interesaban las historias más ordinarias y simples, olvidar que estábamos hablando de la píldora, sino de cosas muy simples: los miedos, querer tener un hijo o no, contar que los 40 años pasados han sido muy diferentes del resto de la historia del mundo. Porque es primera vez que las mujeres en Francia pueden escoger como vivir su vida y su sexualidad. Antes no hubo jamás la posibilidad de decidir. Un retrato no militante de 40 años de libertad del cuerpo".



-¿Cómo estructuró el trabajo?



-Todo el texto del filme es texto real. Yo fui a registrar no con una cámara sino con un grabador y después hice el montaje sobre papel para hacer el guión y después las palabras que se dicen en el film son palabras reales, habladas antes una vez en la vida. Eso es muy diferente que escribir diálogos de ficción. Estos diálogos con muy interesantes para mí porque son diferentes, muy lindos y no tienen la intención de mostrar que el guión es muy inteligente y muy fuerte. No. Es el deseo de cada personaje, secreto, que en algún momento se puede entender y sentir. Me gustaba mucho, yo conocía a todas las mujeres que grabé y ví a todas las entrevistadas. Después vino el trabajo de traspasar esas vivencias y hacer ficción con grandes actrices y con mujeres que jamás habían actuado antes para intentar retomar una verdad, una realidad.



-¿Le acomoda la palabra docuficción con el que se asocia este concepto?



-No. Prefiero la calificación de documental en ficción. Hay diferentes maneras de hacer documental. En Cannes este año había al menos cuatro filmes con escenario documental montados sobre ficción. No me gusta la palabra docuficción porque es reduccionista y es como que la gente se esconde detrás de la realidad para tener historias sensacionalistas. Eso no me interesa. Lo que me interesa es la profundidad de la realidad para que la gente se de cuenta de la fuerza literaria, mítica, de la realidad.



En la presentación de su película, cuenta Simon, "no había ninguna persona que dijera cosas contra el aborto o la píldora del día después", por lo que se le hace difícil dar una opinión cuando se le pregunta por el tema que en Chile llevó a que un grupo de diputados de la oposición pidiera la prohibición de la distribución de ese fármaco. Se sorprende al saber que en nuestro país la mitad de los niños nacen fuera del matrimonio y un alto porcentaje de ellos es producto de embarazos adolescentes. A la realizadora además le cuesta creer que en Chile existan hospitales ligados a la Iglesia Católica donde sólo se ofrezca el método Billings de prevención del embarazo.



Simón explica que una de las cosas que quiso demostrar con "Las oficinas de Dios" fue que en Francia "todas las mujeres, las burguesas, las pobres, las inmigrantes, todas las mujeres van a las oficinas de planificación familiar". "Es una idea del poder masculino decir que el uso de la píldora del día después es sólo para las mujeres que están perdidas. Es más fácil reducir la sexualidad femenina a ese concepto. Todas las mujeres que van a este lugar una vez o dos o tres en su vida deben tomar decisiones muy difíciles, como si acaso es el momento de tener un niño o si quieren tenerlo con cierto hombre o no. Es una cosa muy fuerte que exista gente que está contra la libertad de las mujeres para decidir qué hacer con su vida y sexualidad".



-¿Por qué decidió hacer esta película?



-Por lo mismo y porque soy una mujer. No hay películas sobre el mundo secreto de las mujeres. No hay. Hay filmes con historias de militares, de la escuela, sólo de hombres. No hay cintas que cuentan las historias de mujeres de más edad que hablan con las más jóvenes traspasando su experiencia. Me parece que no es realmente un filme sobre este lugar sino un film sobre lo que sucede en este lugar.



-¿Por qué optó por centrarse en las oficinas de planificación?



-Porque no existe otro lugar para estas conversaciones tan íntimas y reales. Las películas hechas sobre el mundo de las mujeres fueron hechas en una peluquería con una mirada misógina porque la gente no piensa que las mujeres tienen que decidir qué hacer con su vida.

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