Publicidad

Volcanes Llaima y Chaitén aumentan su actividad en las últimas horas

En ambos macizos se registró además un incremento de la actividad sismica.



Los volcanes Llaima y Chaitén presentaron en las últimas jornadas sismos que estarían asociados a movimiento de fluidos magmáticos en su interior, por lo que no se puede descartar un aumento de la actividad eruptiva en los próximos días.



De acuerdo al Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin), el Llaima, que hizo erupción el pasado 1 de enero y volvió a reactivarse el 1 de julio, registró en las últimas horas una actividad sísmica «caracterizada por la oscilación de la energía liberada»



Según la entidad, lo anterior podría estar asociado a emisiones de material piroclástico y gases desde los conos alojados en el cráter principal y a movimientos de fluidos magmáticos por los conductos superiores del volcán.



Sernageomin explicó que esta situación podría ser precursora de un nuevo episodio eruptivo, coincidiendo con el carácter errático que ha presentado el volcán Llaima, situado en la región de La Araucanía, uno de los más activos de Suramérica en los últimos cien años.



En tanto, el volcán Chaitén, en erupción desde el pasado 2 de mayo, registró un leve pero sostenido aumento de la sismicidad, señaló el Sernageomin.



La entidad ha podido verificar un incremento de la energía de los temblores «lo que se interpreta como indicativo de movimientos de fluidos magmáticos y ruptura de rocas en el interior del macizo, de 1.000 metros de altura».



Aunque el mal tiempo ha impedido la observación directa de la actividad eruptiva del volcán, imágenes captadas por la Dirección General de Aeronáutica Civil en Chaitén muestran en forma esporádica actividad eruptiva y una columna de humo y cenizas de un kilómetro y medio de altura.



La erupción del Chaitén, situado a sólo diez kilómetros de la localidad del mismo nombre, obligó a la evacuación total de la población de la zona, que está cubierta por un manto de cenizas y ha sufrido el impacto del viento, la lluvia y la nieve, habituales durante el invierno en el sur de Chile.



Además, tanto el lodo como las abundantes precipitaciones contribuyeron a la crecida y continuos desbordamientos del río Blanco, lo cual provocó la inundación de gran parte de la ciudad del mismo nombre, el arrastre de decenas de casas y la destrucción de casi todo el sistema de alcantarillado.



EFE

Publicidad

Tendencias