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Experto duda que Allende se haya suicidado y pide nuevo examen

«Las lesiones descritas en el informe de autopsia del presidente Salvador Allende Gossens no son compatibles con un disparo de tipo suicida», asegura Ravanal, según un reportaje publicado en la edición de este martes de la revista El Periodista.



A petición de dos abogados y sobre la base de la documentación disponible, el médico legista Luis Ravanal puso en duda la versión de que el presidente Salvador Allende se suicidó durante el golpe militar del 11 de septiembre de 1973.



Sostiene que el dirigente socialista recibió dos disparos, de armas diferentes y recomienda un nuevo análisis para establecer con precisión la causa de su deceso.



«Las lesiones descritas en el informe de autopsia del presidente Salvador Allende Gossens no son compatibles con un disparo de tipo suicida», asegura Ravanal, según un reportaje publicado en la edición de este martes de la revista El Periodista.



Según el informe de autopsia, realizado por José Luis Vásquez, médico del Hospital Militar, Allende murió a causa de «una herida de bala cérvico-buco-cráneo-encefálica reciente, con salida de proyectil», producida por un disparo «de corta distancia», probablemente «con el cañón del arma directamente apoyado sobre los tegumentos (tejidos)» y que pudo «ser hecho con la propia persona».



Las dudas sobre la veracidad de ese informe se basan, entre otras razones, en que el médico Vásquez es el mismo que en julio de 1976 certificó que el diplomático español Carmelo Soria había muerto en un accidente del tránsito, cuando en realidad, como se comprobó después, fue asesinado por agentes de la policía secreta.



Ravanal sostiene, sin precisar cómo, que constató la existencia de al menos dos impactos de bala, ocasionadas por armas diferentes, uno que provoca un orificio de salida redondeado en la zona posterior de la bóveda craneana y el otro que hace estallar el cráneo.



Agrega que al no describirse (en el informe de autopsia) signos de vitalidad en la herida sub-mentoniana (la primera), «es posible deducir que se trata de una herida pos-mortem.



A juicio de Ravanal, ese disparo «corresponde a los llamados de corta distancia, lo que demuestra que no ha sido efectuado a boca de jarro o con apoyo y por tanto no corresponde a una lesión típica de tipo suicida».



Hasta ahora, se ha aceptado como válida la versión, corroborada incluso por colaboradores de Allende que estaban en La Moneda el 11 de septiembre de 1973, que cuando el Palacio ardía tras ser bombardeado por los golpistas, Allende prefirió morir a entregarse y se disparó en la barbilla con un fusil de asalto AK-47 con culata retráctil que le había regalado Fidel Castro.



En todo caso, Luis Ravanal concluye recomendando la realización de un nuevo análisis forense, para establecer con precisión la causa y naturaleza de la muerte de Allende.



Tras la muerte de Allende, su cadáver fue enterrado en una tumba marcada N.N. en un cementerio de Viña del Mar, donde permaneció hasta después de la recuperación de la democracia, en 1990, cuando fue trasladado a Santiago y sepultado en un mausoleo de su familia, en el Cementerio General.



EFE

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