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A la UDI se le abrió el apetito presidencial

Con más que celebrar de lo que ellos mismos esperaban, para los dirigentes gremialistas se inicia una nueva etapa en la que deberá evaluar que tan lucrativo puede resultar para su sector cumplir con el anhelo de una significativa mayoría interna: levantar su propio abanderado. Si en Renovación pensaron por un segundo que un buen resultado electoral sepultaba las aspiraciones presidenciales en la tienda de calle Suecia, se equivocaron de plano. Tras el resultado del domingo la idea cobró más fuerza que nunca.


“Creo que si un partido como el nuestro es capaz de obtener todos estos triunfos sin un candidato presidencial, obviamente demuestra que estamos con una energía enorme y con un potencial electoral importante. Por lo tanto, al salir hoy de esta elección, obviamente, que el sentimiento de la UDI va a ser levantar una candidatura presidencial”, adelantaba un Pablo Longueira eufórico, luego que se oficializara la victoria de Pablo Zalaquett en Santiago. Cuando aún no termina de saborear el triunfo, la Alianza comienza a disputar su propia batalla. En ella, RN va a tener que poner en juego todo el poder de las encuestas a favor de su abanderado para impedir que el gremialismo despliegue como argumento frente a sus socios su evidente predominio en el mundo popular. La definición pasará por un Consejo Directivo Ampliado.

Si tras los últimos cómputos el resultado en concejales no se revierte y Renovación mantiene una leve superioridad frente a la UDI –18,30 versus 17,75 por ciento-, en el gremialismo existe la convicción de que aún así el escenario es apropiado para levantar una figura presidencial.

Dos cosas pasaron el domingo que a juicio de importantes figuras y analistas del partido marcaron la pauta. Una, que en calle Suecia aumentaron considerablemente la votación en alcaldes, convirtiéndose en la primera fuerza a nivel nacional, lejos de sus aliados -19,96 contra 13,09 por ciento-.

Dos, que en el partido sienten que, tal como lo dijo el propio Juan Antonio Coloma, “estos resultados son mucho más de lo esperado, la UDI popular ha emergido con más fuerza que nunca”.

Difícil es dilucidar si esta frase es una constatación o una advertencia. Con la UDI nunca se sabe. Por eso si Sebastián Piñera pensó que podía respirar tranquilo sólo con un buen resultado electoral y poniendo sobre la mesa una cifra similar a la del 2000 –40,09 por ciento-, el primer triunfo en 14 elecciones, se equivocó. El 40,49 por ciento de los alcaldes salvó la estrategia del empresario de presidencializar la campaña y rompió la barrera sicológica, pero no fue suficiente para convencer a sus socios de enfrentar con un candidato único las presidenciales del 2009. Por el contrario, la preeminencia gremialista en alcaldes sólo fortaleció en calle Suecia la idea de levantar un representante.

Pero este sentimiento no surgió al calor de la celebración en la UDI, sino que se venía gestando a la luz de cálculos efectuados días antes, en frío. El viernes pasado un selecto grupo de dirigentes gremialistas se reunió a comer en el Da Carla. En la cita estaban figuras del calibre de Longueira, Jovino Novoa, Juan Antonio Coloma, Víctor Pérez y Joaquín Lavín, entre otros. Como corolario del encuentro se estableció que si al partido le iba bien en las municipales, se abría la posibilidad de levantar un candidato propio. Y según los resultados que, a juicio de Longueira, son “incomparablemente mejor de lo esperado”, está dado el escenario para ello.

En la reunión se acordó convocar a un Consejo Directivo Ampliado de la UDI lo antes posible, de manera que esta instancia sea la que analice y, finalmente, resuelva la ruta que seguirá el partido. Si bien la postura del candidato propio es mayoritaria, aún existen parlamentarios gremialistas que ven con suspicacia esta posibilidad. Estos estiman que el electorado del sector no ve con buenos ojos las contiendas internas y que castiga cuando estas se producen, lo que generaría un escenario similar al del 2005, cuando Piñera optó por franquearle el camino a La Moneda a Lavín. Este grupo estima que lo más seguro es la tesis del candidato único.

Otro sector del partido, considerablemente mayor, opina que la irrupción del PRI, con un agrandado Adolfo Zaldívar como presidenciable, va a obligar a la Concertación a llevar dos candidatos, por lo que la Alianza debe hacer lo propio. Como solía decir Piñera durante las elecciones del 2005: “Hay que dejar que florezcan todas las flores”. Y en la UDI se lo están tomando en serio.

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