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La DC en tierra de nadie y Frei con camino despejado

Christian Buscaglia
Por : Christian Buscaglia Periodista El Mostrador
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Por segunda vez la senadora y ex presidenta de la Democracia Cristiana renuncia a la carrera presidencial. En el Consejo Nacional de ayer y luego de la lectura de una carta de cuatro hojas, que incluyó aspectos de su vida personal, profesional y política, la dirigenta dejó el camino despejado a su rival, el senador y ex presidente Eduardo Frei. Pero también al resto de los candidatos de la Concertación. Por ahora, en la falange se reordenarán las fuerzas y el actual timonel, el diputado Jorge Burgos, intentará acuerdos para que el descalabro no sea aún mayor. Lea la declaración del Consejo de la DC


Los asistentes al Consejo Nacional de la Democracia Cristiana estaban sorprendidos cuando su presidenta, la senadora Soledad Alvear, comenzó a leer la extensa carta de renuncia que traía preparada para la sesión. La misiva de cuatro páginas establecía responsabilidades partidarias por la baja en las elecciones municipales del domingo y realizaba la tan esperada autocrítica por parte de sus detractores. También le dedicó un párrafo al freísmo por los cuestionamientos públicos que se hicieron desde ese sector a los procedimientos electorales internos y despejó el panorama para Frei y para el resto de la Concertación.

La senadora, tal como lo hizo en el 2005 cuando abandonó la carrera por La Moneda tras las apabullantes cifras en las encuestas de la entonces pre candidata Michelle Bachelet, dejó la conducción del partido sin sociabilizar su postura con la mesa directiva y aclarando que lo hacía para “viabilizar una candidatura presidencial democratacristiana”.

Uno de los más sorprendidos fue el ex presidente Patricio Aylwin, quien según algunos asistentes a la reunión almuerzo efectuada el pasado lunes en el Círculo Español, debía llamar en el Consejo a suspender las internas del 14 de diciembre y a revisar la posibilidad de la integración de una mesa amplia para buscar la unidad del partido y evitar así las evidentes y públicas fracturas. Básicamente habilitar las conversaciones con el freísmo.  “La razón para convocar a don Patricio fue por su calidad de líder histórico, como un ministro de fe”, comenta un consejero. Pero otras fuentes del partido descartan esta versión.

La tesis mayoritaria entre los asistentes es que la renuncia “indeclinable” de la otrora carta presidencial falangista fue precipitada debido a los negros resultados que obtuvo en la encuesta del Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea (Cerc), correspondiente al mes de septiembre y que fueron dados a conocer el mismo día del Consejo.

El estudio golpeó fuertemente sus aspiraciones presidenciales: por primera vez era superada en un sondeo por Frei respecto quién es la mejor carta de la Concertación para asumir una candidatura, certificando así la permanente baja en las encuestas, un dato que era secreto a voces en la DC.

Con los ojos llorosos, al igual que su círculo, pero firme al momento de enfrentar a la prensa, Alvear le dijo adiós a sus ansias de llegar a Palacio, dejando en una complicada situación interna a la DC. “Burgos será un muy buen presidente, pero en este momento el partido está sin rumbo y sin un líder. Algo esencial para cualquier conglomerado”, comentaba un militante.

La decisión del Consejo, que acogió las líneas trazadas por la senadora en su carta, determinó la suspensión de las primarias internas hasta tomar una posición definitiva el próximo 5 de diciembre cuando se realice la Junta Nacional.

El nuevo escenario obligará un reordenamiento de fuerzas al interior de la falange, donde todos los sectores buscarán participación en una mesa con representatividad real.

El muro de los lamentos

La preocupación en la DC por la situación actual del partido hizo que algunos grupos, al término del Consejo, comenzaran a discutir qué harán para mantener a flote la tienda. Saben que el freísmo, por ejemplo, no podrá acceder a la conducción de un partido fracturado y que algunos sectores no aceptarán que se conforme una mesa con los mismos nombres de siempre: Patricio Aylwin, Mariano Ruiz-Esquide y Andrés Zaldívar. Lo que muchos buscarán será ordenar los votos para la Junta Nacional y tensionar el debate para armar una “mesa de unidad”, donde estén todos presentes. “Tenemos mucho respeto por nuestros antiguos líderes, que son nuestra reserva moral. Pero no queremos que vuelva a ocurrir lo mismo de siempre, porque finalmente eso se traduce en una representación sólo de lotes”, comenta un dirigente.

Otros, en cambio, son más escépticos. Un ex parlamentario alineado hoy con Alvear dice que “esta escena es la misma que ha mostrado la DC en su historia. Una especie de muro de los lamentos, donde no se llega a nada. Nuestra preocupación debe ser si llegamos o no a la presidencia del país o si queremos desaparecer como grupo humano”, comenta, y agrega que “estas liturgias dicen poco. Convocar una Junta Nacional también. Los partidos se renuevan en la calle, no en una sala de reunión”.

Por eso, las cuentas que sacan hoy en la falange no son alegres. Un ex senador señala que aún no se ha debatido si la DC soportará estar fuera nuevamente de las próximas presidenciales y ese a su juicio es el gran tema. “Necesitamos un candidato presidencial real, no posicionarlo sólo para llegar a negociar. Si no lo tenemos, se cumplirán 14 años desde que el partido tuvo un Presidente de la República. Esto va más allá de la pelea chica de hoy y de la pugna por el poder”, explica.

En línea con lo anterior, el ex presidente Aylwin, que se retiró poco después de la renuncia de Alvear, afirmó que “es un gran gesto, pero esto no resuelve el problema en la Democracia Cristiana».

La máquina de moler carne

Al momento de anunciar su dimisión, los cercanos a Alvear se mostraron muy afectados. El senador Jorge Pizarro, quien tuvo roces con la mesa directiva cuando se nominaron los candidatos a alcaldes, hizo una breve reflexión. El parlamentario dijo que “lo importante es que el partido aproveche este gesto valiente y honesto (de Alvear). Me recordaba años atrás cuando había que meter preso a Manuel Contreras y hubo mucha gente que le tembló la mano, a Soledad no…», puntualizó Pizarro, pero no pudo continuar su frase y se fue a un sector del patio de la sede del partido, visiblemente emocionado.

El senador por la Cuarta Región fue uno de los primeros que le pidió a Alvear que suspendiera su presidencia en el partido para dedicarse por completo a la carrera presidencial y evitar el desgaste de la conducción de la tienda. El senador Mariano Ruíz-Esquide fue otro de los que empujaban esa línea, sin embargo, en esos momentos la ex ministra lo desestimó, pues creía que debía asumir todos los costos y beneficios que podría traer la elección municipal.

Ayer por la tarde muchos lo recordaron, mientras otros lamentaban no haber llevado adelante el plan de su proclamación en la Junta pasada.

Al interior del partido se cree que Alvear debería haber tomado nota de las sugerencias, sobre todo por la suerte que han corrido la mayoría de los ex presidentes falangista, que terminaron “molidos por la máquina de carne” que significa conducir la DC.

 

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