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Los columnistas que más leen los políticos

En época de de elecciones aparecen con fecundidad primaveral los analistas y comentaristas de lo público. Tanto como los partidos, sacan interpretaciones que siempre suenan correctas y se instalan como conceptos usados casi a diario: femicidio político, pato cojo, la ceremonia del adiós y otros. Más allá de los que desmenuzan cifras frente al computador, el foro ya tiene sus elegidos. Políticos y compañeros de oficio mencionan a sus preferidos.


Los lectores nunca sabremos cuánto pesa una columna a la hora de las decisiones políticas, salvo cuando un concepto se instala a fuerza de argumentos en el vocabulario de la clase política. Tesis como “La ceremonia del adiós”, de Antonio Cortés Terzi, o la del “femicidio político”, utilizada por la presidenta Bachelet luego de que su madre Ángela Jeria le mostrara una columna en Punto Final escrita por su director Manuel Cabieses, en Agosto del año pasado, son prueba de ello. Nadie que se mueva como actor o simple observador directo, quiere distinguir una relación causa-efecto. Pero sería innegable no reconocer que un buen encuadre y un concepto novedoso surten más efecto en el establishment que una conferencia de larga duración. El mapa de los más leídos e influyentes se puede trazar con esa perspectiva en mente.

El “Cavallo”

El primero en orden de llegada aparece Ascanio Cavallo. Lo ha visto casi todo.  Escribió (junto a Oscar Sepúlveda y Manuel Salazar) La Historia Oculta del Régimen Militar, la crónica  periodística más completa de ese periodo, convertida en material de consulta y reeditadas ahora en una tirada limitada a 200 copias con formato de lujo, de las cuales Michelle Bachelet reservó varias.

Por eso, a Cavallo no le costó recordar que el concepto de la “advertencia” con el que se cuadró la Concertación después de la derrota en las pasadas elecciones de alcaldes, venía de una frase patentada por Ricardo Lagos años atrás.

Su afición por el cine, que ejercita como crítico en El Mercurio,  le ayuda a convertir la contingencia en una entretenida saga de clan renacentista, llena de escenas que sitúan a los protagonistas entre el éxito y la tragedia. Ascanio comparó las elecciones municipales con una fiesta fúnebre en La Moneda y en pleno rito sagrado por el centenario de Salvador Allende, criticó a sus acólitos, hoy en el gobierno, por pasear la figura del ex presidente más cerca del marketing que de la lealtad ideológica.

Cavallo debe ser el más transversal también. Se le atribuyen vínculos históricos con la DC y  la izquierda lo respeta por su trabajo en el tiempo de Pinochet, pero hoy  expande su credo desde el decanato de Periodismo en  la Universidad Adolfo Ibáñez y desde Tironi y Asociados, la empresa de comunicación estratégica liderada por otro referente del género aunque hoy sin los bonos tan altos como en los ’90, cuando inventaba personajes como Faúndez. “Ascanio tiene la capacidad de mostrar las cosas desde un punto de vista inesperado”, dice Tironi, reafirmando que su socio puede sorprender en cualquier momento como guionista de un thriller.
   
Los vecinos Peña y Hermógenes

Sin el pasado de reportero, pero igual de transversal y con la popularidad de un best seller como Morris West  aparece en la lista el rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña.  En el gobierno hay gente como Francisco Vidal que quisiera darle un segmento en televisión y del otro lado, el secretario general de la UDI, Patricio Melero, dice que “lo leo sin duda todos los domingos”. Vidal y Melero lo admiran por ese ideal republicano y liberal que rescata cada domingo, aunque al hacerlo les recuerde todos los autores clásicos que difícilmente leyeron, leen o leerán. Lucas Sierra, investigador del Centro de Estudios Públicos también lo cuenta entre sus favoritos “aunque en rigor no sea solamente un analista político”, dice.

Melero también menciona entre sus costumbres semanales deglutir los textos de Hermógenes Pérez de Arce y otros referentes de su sector, como el profesor Gonzalo Rojas Sánchez, uno de los fundadores de la UDI. Ambos con tribuna en El Mercurio.

Hermógenes “es una pieza de museo” dice el diputado Patricio Hales (PPD), que también le entrega parte de sus  minutos los días miércoles   pero también menciona entre los más escuchados por la clase política a Fernando Paulsen. Tal vez por su formación de rugbista, frontal y certero, provoca tanta admiración entre sus contemporáneos aunque le sea difícil no coquetear con la autorreferencia.
   
La sicología social de Navia

Cuesta que los políticos instalados en los 50 años mencionen a las plumas más jóvenes como Patricio Navia o Jorge Navarrete Poblete, aunque dada la periodicidad con la que ofrecen su opinión es difícil que no los lean. Navia tiene la ventaja del forastero que puede opinar desde arriba, gracias a su larga estadía en Nueva York, aunque según Hales “sus columnas tienen más de sicología social que de análisis político”. Igual Navia terminó de ganarse un lugar cuando patentó el “síndrome del Pato Cojo” para ilustrar el último año de Lagos, o cuando detalló las nepotistas costumbres de ciertos miembros de “la gran familia concertacionista” en torno al mundillo de las becas Presidente de la República.

Navia se parece a Navarrete en que siendo más concertacionistas que otra cosa, pueden criticar al oficialismo sin miedo de que les quiten el saludo (Aunque algunos en Palacio denominaron a Navia “el jefe de la oposición, en los primeros meses de Bachelet).

Y si bien el lunes pasado Navarrete estuvo más optimista en su tribuna de La Tercera, al cifrar las esperanzas de su partido (DC) en Claudio Orrego y Alberto Undurraga, suele ser inclemente y ácido con el oficialismo, característica que lo sitúa entre los preferidos de Cristián Monckeberg, Secretario General de RN. Monckeberg admite leerlo por una sintonía generacional pero dice que también  prefiere “a otros más quitaditos de bulla como Tomás Duvall y el guatón (José Miguel) Izquierdo”, otro habitué de La Tercera y que registró apariciones el domingo pasado como analista eleccionario en TVN.
   
El ejército de Soto   

Otro de los “veteranos” que ha cobrado fuerza probablemente por su tendencia a una especie de optimismo equilibrado es Héctor Soto. En la cabeza de Melero es el que aparece en primer lugar. Tironi lo destaca porque “pone la contingencia en un enfoque de más largo plazo”. También está entre las preferencias de Lucas Sierra y en la UDI lo destacan como imperdible de su sector. 

Soto ha sido preciso en advertir las flaquezas de la Alianza y sus excesos de triunfalismo. Tiene espaldas para ser franco: fue el ghost writer de Andrés Allamand en su tempranísima autobiografía La travesía del desierto. Igual que Cavallo, escribe de cine y en ese tono ilustró la ventaja de la Concertación en las elecciones municipales gracias al “despliegue de un ejército de cuatro mil candidatos a concejales desplegados por el país”.

Aunque las preferencias se repiten, el diputado socialista Marco Enríquez- Ominami se sale de la media y nombra a Max Colodro, frecuente de El Mercurio los domingo, “es el más lúcido, el resto es muy monárquico, muy presidencialista”, dice el parlamentario, que tiene otra de las plumas clásicas de la prensa en la familia: Rafael Gumucio.

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