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La asesoría comunicacional que hundió a Barría

Juan Carvajal, jefe de la Secom, monitorea los problemas del ministerio de Salud desde 1998. Cercano a Michelle Bachelet, fue su asesor cuando ella estuvo a cargo de la cartera. Del mismo modo, durante la crisis del Sida en Iquique, Carvajal lideró la estrategia comunicacional de Barría y optó por la estrategia de minimizar el problema. Esta actitud «reactiva» es criticada en el gabinete y preocupa a antiguos habitantes de Palacio.


El martes pasado la Presidenta Michelle Bachelet estaba en Costa Rica cuando dio el visto bueno a la renuncia de la ministra de Salud María Soledad Barría. El día previo, Barría había hablado con la Mandataria en su casa de calle Burgos sobre su salida del Minsal debido a la mala evaluación que tenían Edmundo Pérez Yoma y Francisco Vidal de su manejo comunicacional de la crisis por los 25 enfermos de VIH del Hospital de Iquique, a los que no se les informó de su condición. En La Moneda entonces se optó por aprovechar el viaje de Bachelet a Costa Rica y la muerte del empresario Ricardo Claro para dar a conocer la carta de renuncia que Barría había dejado el lunes en el escritorio de la Presidenta.

Para Juan Carvajal, el jefe de comunicaciones del Gobierno, el timing no pudo ser más óptimo. Asesor de la titular de Salud a lo largo del caso de los enfermos de Sida, Carvajal buscó alejar a Bachelet del conflicto y evitar una segunda Acusación Constitucional en lo que va del año. «Sin pagar costos», dicen fuentes de La Moneda, por el rol que le cupo en el diseño de la estrategia para reconocer tardíamente los problemas en el Hospital de Iquique.

Una crisis manejable

Al igual que Yasna Provoste en Educación, en Salud desde el comienzo de la crisis del Sida la ministra Barría mantuvo una actuación errática, optando por omitir información y bajarle el perfil al tema. Recién cuando se instaló el caso definitivamente en la agenda, empezaron las declaraciones. En su actitud influyó el manejo comunicacional propuesto por Carvajal, quien sigue los temas mediáticos de Salud desde 1998. El Mostrador.cl intentó comunicarse con el director de la Secretaría de Comunicaciones (Secom) para pedirle su versión dejándole mensajes en su celular y oficina.

En el entorno del ministro Pérez Yoma, uno de los que convenció a Bachelet de pedirle la renuncia a Barría, aseguran que Carvajal planteó minimizar el problema y monitoreó la crisis desde Palacio. «Su tesis fue que era una crisis manejable», afirman. Sin embargo, el director de la Secom decidió cambiar de estrategia cuando el diputado PS Fulvio Rossi concitó el apoyo de parte de su bancada para una eventual Acusación Constitucional contra Barría y el presidente de su partido Camilo Escalona dejó en libertad de acción a sus parlamentarios, gestándose la posibilidad real de que la ministra siguiera el camino de Provoste.

El jefe de comunicaciones del gobierno y Barría se conocen de los tiempos que ambos integraron el grupo de asesores de Bachelet en la cartera de Salud. Por lo que fue natural que «Juanito», como le dice la Mandataria, se pusiera encima del caso cuando peligró la ministra. En el Minsal aseguran que Carvajal pedía reportes al gabinete de Barría y participaba activamente en reuniones del comité de crisis conformado por la ministra, el subsecretario Ricardo Fábrega y sus asesores, saltándose al jefe de prensa de Barría que recibía órdenes para las pautas y vocerías. «Escuchaba, anotaba y luego decía: esto se hace«.

En La Moneda, además, dicen que Carvajal habría sido quien sugirió a la Presidenta la frase «No se pueden centralizar los fracasos», dicha por Bachelet para relativizar la responsabilidad de Barría y poner el foco sobre la destituida directora del Servicio de Salud de Iquique, Maritza López. La misma tesis que fue planteada en el caso de la inauguración «falsa» del hospital de Curepto, que concluyó con la salida del Intendente del Maule Alexis Sepúlveda, pese a la existencia de indicios de que la encargada de la avanzada presidencial María Angélica «Jupi» Álvarez decidió la fecha del polémico evento.

Mientras eso ocurría, también se activaron los planes de contingencia para buscar al sucesor de Barría. Diversas fuentes del PS aseguran a El Mostrador.cl  que el Intendente Metropolitano, Álvaro Erazo, fue sondeado hace tres semanas para reemplazarla. Pero ni el ex mirista ni su partido estarían dispuestos a que se «queme» en Salud debido a que en la Intendencia está «bien evaluado» y sería «un desperdicio» no tenerlo como candidato a diputado.

Otros nombres que suenan para Salud son María Raquel Child, ex directora de Conasida que vive en México y trabaja como consultora de Naciones Unidas; Fernando Muñoz, ex jefe del departamento de estudios del Minsal; y Hernán Monasterio, director del Fondo Nacional de Salud (Fonasa). Los tres son PS y cercanos a Bachelet. Pero es Monasterio quien más estrechamente ha trabajado con ella. Médico siquiatra, Monasterio integró junto a Barría y «Jupi» Álvarez el equipo de profesionales de Bachelet en Salud. Con la asesoría externa de Carvajal, Bachelet y su «petit comité» chocaron con el doctor Hernán Sandoval por el plan Auge.

El asesor en las sombras

En 1994 Juan Carvajal regresó de Costa Rica -a donde emigró luego del asesinato del lautarista Marco Ariel Antonioletti en 1990-, y se convirtió en jefe del Departamento de Comunicación Intragubernamental de la Secretaría de Comunicaciones y Cultura, Secocu. Secundado por Guaraní Peredo (amigo suyo que hace poco reemplazó en la Secom al periodista Hugo Guzmán a raíz de los correos electrónicos de las FARC que lo mencionaban), Carvajal se dedicó al manejo de conflictos sectoriales, como la crisis de los mineros de Lota, las huelgas de profesores y las de los funcionarios de la Salud.

En el gobierno de Lagos siguió trabajando en la Secocu, como asesor externo del Ministerio de Salud, donde imprimió su sello en las primeras crisis por las colas en los consultorios, tema prioritario para Lagos quien había designado a Bachelet en la cartera con la orden de acabar con las colas en un período de seis meses. La historia ahora es conocida pero entonces pocos sabían el rol que ocupaba Carvajal en el diseño comunicacional de la doctora, con quien hablaba por teléfono y se reunía para asesorarla. Un profesional de Salud de esa época lo recuerda: «Carvajal no figuraba. Era un personaje en las sombras. Pero se notaba su mano. Era súper duro con la prensa, de la tesis de hablar poco y reacio a reconocer problemas. Uno de sus objetivos era anular al grupo de Hernán Sandoval y cortar el acceso de los medios a él y su gente».

Sandoval, amigo y colaborador de Ricardo Lagos, había sido convocado por el Presidente para diseñar el plan Auge. Según sus cercanos, tenía claro que la vocera del plan sería Michelle Bachelet e instruyó a los profesionales que trabajaban con él que no hablaran por ningún motivo con la prensa. Sandoval sería el único que enfrentaría a los periodistas, «sólo si era realmente necesario», dice uno de los expertos del grupo del facultativo. Sin embargo, a poco andar, Bachelet y Sandoval se enfrentaron en una soterrada pugna respecto a la modernización del sistema de salud público que escaló a mayores, con ambos mandándose recados por los diarios.

Carvajal encontró en María Angélica Álvarez -la amiga y jefa de comunicaciones de Bachelet en Salud y una de sus más cercanas asesoras en la actualidad-, y en María Soledad Barría, aliadas naturales en esta batalla. «El taponeo de periodistas, la prohibición de hablar con nosotros y la filtración de documentos internos que luego eran usados para tildarnos de neoliberales anti Estado, eran situaciones constantes para hacer primar las tesis y opiniones de Bachelet», agrega otro cercano al doctor amigo de Lagos.

Sandoval no quiso hablar con El Mostrador.cl pero otro profesional que trabajó con él en ese tiempo dice que el doctor vio a la «Jupi» un «par de veces» y que a Carvajal lo conoció como asesor de la Secocu cuando le dijeron que debería coordinar con él, el diseño comunicacional de la discusión de las leyes que deberían ser aprobadas en el Congreso para el Auge. «Antes de eso Hernán nunca lo vio ni supo que tenía relación con Bachelet. Para él, Carvajal era un profesional más de la Secocu. Mucho después entendió de donde se filtraban las cosas y quienes eran los que le escondían la pelota», añade.

La campaña de $551 millones

El doctor Osvaldo Artaza, conocido por su estilo relajado y pelo largo tomado en una «colita», reemplazó a Bachelet en la cartera, cuando ella partió a Defensa en la administración Lagos. En el inventario continuaba figurando la asesoría de Carvajal. Cuestión que lejos de preocupar a Artaza, podría ayudar a su misión: instalar la marca Auge y hacer que la ciudadanía comprendiera qué significaba.

Consciente de la necesidad de posicionar el concepto «Auge» a través de una serie de spots comerciales para «concitar confianza en la opinión pública», Artaza recordó en una entrevista para una tesis de grado de la periodista María Eugenia Müller, sobre el Plan Auge y la estrategia comunicacional del gobierno, que en el polémico comercial donde aparece sosteniendo una guagua y diciendo «con el Auge, todos ganamos incluso tú», influyeron los argumentos de la agencia que hizo el spot, Veritas, y, especialmente, los de La Moneda.

«En ese momento yo tenía una credibilidad muy alta, credibilidad que bajó», reconoció Artaza, sin aludir explícitamente al escándalo que provocó el spot cuando se supo que la publicidad había costado $551 millones. La campaña había sido pagada por el Minsal en mayo de 2002 a la agencia del publicista Jaime Celedón, emitiéndose los comerciales durante 20 días en todos los canales de TV de señal abierta. Cuestión que a la postre fue calificada como «irregular» por la Contraloría, aduciendo incumplimiento de la ley ya que se estaba publicitando un programa social que todavía no existía. El organismo fiscalizador agregó que se usaron platas destinadas a otros proyectos del Minsal para pagar la campaña.

El spot que hizo bajar la «credibilidad» de Artaza no es uno que él hubiese querido hacer, dicen ex colaboradores suyos. Según estos profesionales ni a él ni a sus asesores directos les pareció una buena idea exponerse así, pero primaron los objetivos de Ricardo Lagos por instalar el Auge. De acuerdo a esta versión, quien operó como cadena de transmisión de la orden de hacer el spot, fue Carvajal. «Artaza no quería hacerlo pero Carvajal insistió. Esto fue un jueves, la orden llegó el viernes y el sábado se grabó el spot». El comercial acabaría por derribar a Artaza. Del mismo modo que la tesis del «conflicto manejable» acabó con la trayectoria de María Soledad Barría en Salud.

Comunicar con voz RDA

En la única entrevista que ha dado para abordar el sello comunicacional del gobierno, en el marco de la investigación de un libro del Centro de Competencia en Comunicación de la Fundación Friedrich Ebert, Carvajal detalló su obsesión por dominar la agenda noticiosa. A contrapelo, muchas veces, de los hechos que dictan la pauta diaria de los medios, pactando las preguntas que hacen los periodistas en las salidas a terreno de la Presidenta y filtrando los temas «para que el máximo de esas noticias sea reflejo de verdad de políticas públicas». Noticias como el encuentro en Palacio de Bachelet con la cantante Shakira, a quien volvió a ver el fin de semana pasado durante su gira por el exterior, para hablar de las políticas de infancia de su gobierno, mientras en Santiago la DC todavía era sacudida por la renuncia de Soledad Alvear a la presidencia de la falange.

Ese estilo, calificado de «excesivo voluntarismo» por el abogado y coordinador del Magíster en Comunicación Estratégica de la Universidad Católica, Patricio Dussaillant, quedó demostrado en el accionar comunicacional de María Soledad Barría, a lo largo de la crisis por los enfermos de Sida. En la opinión pública sólo se hablaba del caso. Pero en sus vocerías, la ministra optaba por intentar colocar en la agenda de la campaña municipal el tema de la píldora del día después y la Presidenta se mantenía alejada del tema.

«El encargado de comunicaciones del gobierno, en tiempos de crisis, siempre reacciona igual», dice Arturo Arriagada, investigador en medios y experto en comunicaciones de la Universidad Diego Portales: «Aísla a la Presidenta para que no pague los costos de las crisis, pero olvida ordenar al resto del gabinete que termina descoordinado y agravando más los conflictos».

Un patrón común que incluye la negación de los problemas, como se vio en los casos previos al del Hospital de Iquique. Por ejemplo, el del suplemento alimenticio ADN Pediátrico, que terminó con la muerte de varios niños. El Minsal tuvo conocimiento de que algo andaba mal con el medicamento en noviembre de 2007, pero recién en enero del año siguiente el tema salió a la luz pública.

Esta actitud «reactiva» es criticada sotto voce por parte del gabinete y preocupa a antiguos habitantes de Palacio. Un ex asesor del Segundo Piso de Lagos lo resume así: «Carvajal antes que trabajar para la Presidenta, trabaja para Michelle. Son amigos. Y eso en vez de ayudarla le afecta porque así no gobiernan, juegan a gobernar».

 

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