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Desinformación y poca transparencia reinan en proceso de admisión 2009

El tercer resultado del Barómetro de la Educación Superior arroja, una vez más, que no existe un mercado real de la educación superior en Chile, básicamente porque se ha dejado en manos de la libre competencia el desarrollo del sistema y no existen políticas claras sobre la entrega de información a los jóvenes. Casos como el de la carrera de criminalística y el relegado sitio que ocupan los Centros de Formación Técnica como alternativa grafican esta situación.


A tres semanas de que se rinda la Prueba de Selección Universitaria (PSU) el mundo de la educación superior está en sus marcas para iniciar la batalla de todos los años por captar la mayor cantidad de alumnos. Insertos, spot publicitarios, gigantografías, e incluso algunas ofertas de «ocasión» empezarán a inundar el mercado.

Pero la oferta puede ser bastante confusa. Sobre todo porque los niveles de información y de transparencia existentes son insuficientes. Al menos esa es la conclusión a la que llega el tercer Barómetro de la Educación Superior entregado el martes por la consultora Mori. Y cuyos resultados detectan la enorme frustración de los jóvenes: un 37 por ciento no está a gusto con la sociedad chilena, siendo lo que más les incomoda la discriminación y la desigualdad.

En este contexto, la encuesta refleja que está instalada la idea de que el único patrón de éxito social es a través de la universidad, lo que explica que un 63 por ciento de los alumnos quiera asistir a ella.

En ese sentido, son la Universidad Católica y la Universidad de Chile las únicas sobre las que hay un conocimiento general, y las que lideran el ranking de las mejores instituciones de educación superior.

Esto provoca una ausencia de diversidad en las opciones reales que existen al finalizar la educación media. Y dejan fuera otras opciones como los Centros de Formación Técnica (CFT).

Según la directora de Mori, Marta Lagos, «se le ha dado poca importancia al sistema de educación superior. Y se ha dejado que sea regulado por la libre competencia. Pero no se ha hecho una política ni tomado medidas para mejorar el acceso a la información, que es inadecuada y no tiene un buen flujo».

Como botón de muestra señala la situación de la carrera de criminalística el año pasado, que vendió altas expectativas que a la larga no tenía nada que ver con las proyecciones laborales reales.

Esta realidad, según Lagos, explicaría el trasfondo del movimiento pingüino iniciado en 2006, ya que los alumnos de tercero y cuarto medio «se dan cuenta de que saldrán a un mundo sin opciones». Y concluye que a la larga «las movilizaciones son una señal de que los jóvenes están al día».

Poca transparencia del sistema

La desorientación del sistema educativo es, según  el ex rector de la Universidad de Chile, Luis Riveros, el motivo de que la deserción de los alumnos de las universidades más importantes del país llegue a un 25 por ciento.

 Según expresó el académico durante un seminario, el Estado no está cumpliendo con su misión de poner sobre la mesa toda la información que los estudiantes de enseñanza media requieren para poder optimizar las decisiones. «No existe información sobre la diferencia de los currículos de estudio, tampoco de las tasas de abandono que se dan en las distintas instituciones de educación superior, ni sobre los planteles docentes de cada institución. Por eso, muchos estudiantes de bajo puntajes estudian pedagogía, porque es una decisión residual de fracasos eventuales en otras áreas».

Al respecto, el decano de la Facultad de Educación de la Universidad Alberto Hurtado, Eduardo García Huidobro, coincide en que el sistema no es todo lo transparente que debiera, pero destaca cambios y avances al respecto. Sobre todo en lo relativo a las acreditaciones, y en el acceso al crédito con que cuentan los estudiantes. «Hoy cualquiera que saca 450 puntos y que está en el 60 por ciento  más pobre de la población tiene asegurado su crédito, lo que implica un incentivo para estudiar tremendamente importante».

Lo que sí visualiza como un problema es que «no tenemos un sistema de educación superior. Lo normal sería colocar en línea los CFT con las universidades, porque necesitamos una educación superior más coordinada y que la gente no esté obligada a los 18 años a elegir un camino largo. Eso no lo tenemos», asegura el ex presidente del Consejo Superior de Educación.

¿Qué información existe?

Actualmente, el mercado de educación superior se rige principalmente por la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE), que establece cómo se obtiene el reconocimiento de las instituciones y la ley de Acreditación para la Calidad de la Educación Superior, aprobada en 2006.

Según explica el jefe del Departamento de Instituciones de la División de Educación Superior del Mineduc, Alonso Núñez, esta última ley dedica un capítulo relacionado a la información relativa al sector y sus oferentes, mediante el cual se creó el sistema nacional de información de educación superior.

Esto hace obligatoria la entrega de datos mínimos por parte de las instituciones, como matrículas, detalles de las cualidades de sus docentes, entre otros. «Este es nuestro segundo año de levantamiento de datos, lo que será progresivo y poco a poco contaremos con un sistema más sofisticado», asegura Núñez.

Además, detalla que con estos datos se generan distintos productos, siendo el principal el compendio estadístico del Consejo Superior de Educación (www.cse.cl), que se actualizará el próximo 19 de noviembre. Allí es posible encontrar la oferta académica universitaria y técnica, modalidades, costos y condiciones básicas.

Paralelamente, existe el sitio www.futurolaboral.cl que también será actualizado dentro de estos días, y que cumple el rol de observatorio del empleo y entrega información sobre 100 títulos profesionales y técnicos sobre, por ejemplo, los niveles de ingreso luego de la titulación y perspectivas de empleabilidad.

Lo que se echa de menos es un ranking de calidad de las universidades que entregue el Mineduc. Al respecto el jefe del departamento de instituciones señala que «entregamos datos para que las personas u organismos evalúen datos de acuerdo a su perfil y lo que necesiten. Para alguna persona la antigüedad institucional puede ser profundamente importante pero para otras no. Por eso tenemos la calidad entendida como acreditación».  

De esta forma, a través de la revisión de la acreditación (http://www.cnachile.cl/) de las instituciones y los programas, los estudiantes podrían hacer sus evaluaciones.

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