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Coloma bajo presión para que Piñera tenga el camino despejado

La irrupción de José Antonio Kast es vista casi como una provocación por quienes están concientes de que en esta pasada el gremialismo no tiene, objetivamente, más salida que allanar la vía del empresario en la carrera presidencial. Con poder pero sin candidato viable, la UDI, y especialmente su presidente, cargan con el deber de no tener ni una cuota de responsabilidad en la eventualidad que la derecha sea derrotada en su aspiración de llegar a La Moneda.


Ahora que Sebastián Piñera logró ordenar a su propio partido, mejora el clima para que la UDI se decida a proclamarlo lo antes posible. Y si bien en el gremialismo no paran de recordar que, en términos de poder, las municipales no le pudieron generar un mejor escenario para negociar con el empresario, no es menos cierto que el dueño de Chilevisión ha ido conciliando posturas de tal manera de allanarle el camino a sus socios para plegarse a su candidatura.

No ha sido fácil para los máximos dirigentes de calle Suecia -que en su mayoría están por el candidato único-, “socializar” esta idea.

Porque aunque la cocinería política da claras señales de un acuerdo interno en tal sentido, José Antonio Kast se convirtió en un verdadero escollo. Sobre todo para Juan Antonio Coloma, que no quiere pasar a la historia de la derecha como el presidente de la colectividad que impidió el triunfo de su sector el 2009.

Si eso ocurre, especulan en la Alianza, con el sector unido trabajando tras Piñera es una posibilidad que está dentro de las reglas del juego. Pero si sucede porque la UDI se “engolosinó” con levantar candidato propio, sería imperdonable. La importancia de este proceso se debe a que, más que en ocasiones anteriores, en la derecha existe la convicción de que si el inversionista no gana en primera vuelta, no llegará a La Moneda.

Dado el actual desorden en la Concertación, en la oposición no descartan que el oficialismo se presente a las elecciones del 2009 con dos candidatos y que hasta tres, incluido el del PC, pudieran correr por fuera.

Así las cosas el triunfo de Piñera estaría asegurado. Pero también existe conciencia de que si son obligados, por las circunstancias que sea, a disputar la Presidencia en un balotage, las probabilidades a favor de la Alianza disminuyen notablemente. La lectura que se hace en la derecha tiene que ver con la relación que han mantenido los partidos oficialistas y es, por otra parte, una de las características casi envidiadas por la oposición: la capacidad de aglutinarse cuando se sienten amenazados. Aunque hay que reconocer que el actual escenario interno de la coalición gobernante es el peor en mucho tiempo, las cabezas pensantes de la derecha no se dejan engañar. “La necesidad de mantener el poder siempre ha permitido a la Concertación salir del paso en las disputas internas”, admite un dirigente de la UDI.

A estos argumentos se suma el hecho de que en el gremialismo también aspiran a resolver el tema de las plantillas parlamentarias lo antes posible.
Y este aspecto no es menor.

Kast insiste en la necesidad de que su partido levante una figura que vaya a una primaria con Piñera, para que el oficialismo no concentre todo el aparataje comunicacional mientras realiza la suya. Pero los opositores a la idea esgrimen que eso podría “ser muy perjudicial para nuestros candidatos al Congreso”.

El efecto Kast

Es por ello que la postura “voluntarista” de Kast, como la definió un parlamentario que en la presidencial interna lo apoyó, provocó un reacomodo de fuerzas en el partido: algunos que antes lo respaldaron, ahora creen que lo mejor es sumarse a RN para intentar que Piñera gane en primera vuelta.

En este mismo grupo existen otros que más bien están velando por una reelección que se les hará difícil.

En el otro costado están quienes ven casi con admiración la intervención del “Obama blanco”, como le dicen en broma, y que en la interna del partido no lo favorecieron con su voto. Algunos de ellos fueron convencidos por el discurso del diputado y no descartan que sea positivo y contribuya al triunfo del empresario que la UDI “le inyecte energía a la Alianza levantando un  candidato dispuesto a enfrentar a Piñera en una primaria”.

Pero esta definición es a todas luces imposible de adoptar, reconocen altas fuentes del partido, porque “en las bases de la UDI está más generalizada la idea, que en las cúpulas, de que hay que cuadrase con Piñera y que la Alianza tiene que mostrarse unida frente al candidato mejor posicionado”. Es por eso que existe bastante conciencia de que, en el recorrido que importantes dirigentes están haciendo por Chile para escuchar a sus representantes regionales, lo único que ocurrirá es que ratificarán que las bases están por el candidato único de la Alianza y ese será, seguramente, el diagnóstico con que lleguen al Consejo Directivo Ampliado del próximo 12 de diciembre.

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