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«Los Querubines»: el nuevo frente interno que se abre en la UDI

La circunscripción cinco podría convertirse en la principal incubadora del proyecto del equipo de José Antonio Kast, que aspira a iniciar la renovación del staff parlamentario del gremialismo a partir de figuras formadas en la Fundación Jaime Guzmán. Sin embargo, se ha encontrado con una fuerte resistencia de caciques locales fogueados en la lógica de la UDI popular. El hijo del timonel del partido, Juan Antonio Coloma Álamos, está en el ojo de huracán.


Tal como se veía venir desde la disputa interna por la presidencia de la UDI, la formulación de la plantilla parlamentaria no está siendo lo fluida que se hubiera esperado. Sobre todo porque el resultado municipal modificó algunos escenarios. Pero otro elemento, tal vez más importante, es que en esta pasada el equipo de José Antonio Kast pretende concretar una de sus propuestas de campaña: renovar el actual staff de diputados y senadores del partido imponiendo candidatos jóvenes formados bajo la disciplina de la Fundación Jaime Guzmán.

Para ello, pacientemente, sin hacer una disidencia abierta, el kastismo está presente en instancias de decisión clave. Por lo pronto, a través de su participación en el Comité Electoral, aspira a rejuvenecer el equipo legislativo de la tienda. En este contexto, la principal figura del esquema es el diputado Marcelo Forni, que se prepara para disputarle el cupo al RN Sergio Romero en la Quinta Región Cordillera. Pero la estrategia ya está encontrando detractores en el camino hacia el Congreso.

Esta circunscripción hace varias semanas le está dando serios dolores de cabeza a la UDI, aunque los máximos dirigentes insisten en bajarle el perfil a la situación. Si Forni es la carta senatorial de la tienda en la región, la disputa por los tres distritos que la componen está totalmente revuelta. Aunque las diferencias internas se venían dando muy soterradamente, la situación estalló cuando comenzaron a circular unos calendarios del aspirante al Senado con los precandidatos a la Cámara Baja Guillermo Ramírez (10), Arturo Squella (12) y quien podría ser su sucesor en el 11, Juan Antonio Coloma Álamos, hijo del timonel del partido. Lo impopular de la decisión es que los mencionados no son los únicos postulantes a representar al gremialismo en esas zonas, por lo que la crítica a esta iniciativa pasa por el hecho de que con ella quedan en desventaja los otros precandidatos.

En el entorno de Forni defienden la idea argumentando que ella surgió a solicitud de los precandidatos favorecidos y no del actual diputado. Aunque también plantean que él está en su derecho de elegir quienes serán sus colleras en la disputa parlamentaria y que esta definición responde al principio de promover rostros nuevos para el partido. Al frente replican que otros de los precandidatos, como el abogado Giovanni Calderón, en el distrito 10, o Manuel Millones en el 12, también lo son. Incluso van más allá, especulando que con esta estrategia se pretende crear en la UDI «una nueva casta de políticos, con una mirada que no tiene nada que ver con el partido popular» que los fundadores de la colectividad se esmeraron en plasmar en el ideario político.

El factor Rivera

Aunque la disputa en esta región también esta atravesada por una serie de rencillas políticas, algunas incluso personales, el caso del distrito 11, donde Los Andes hace de cabeza distrital, merece una mención especial. En las pasadas elecciones municipales la UDI perdió esta comuna y con ello al alcalde más prestigiado de la zona, Manuel Rivera Martínez, militante fundador del partido en el distrito e integrante de la Comisión Política. Pese al desgaste de dos periodos de encabezar ese municipio, Rivera obtuvo un nada despreciable porcentaje de votos (42,08) para un eventual aspirante a diputado.

Con ello se comienza a escribir uno de los episodios de esta intrincada historia. En septiembre pasado Forni y Rivera acordaron abrirle el distrito que el primero dejaría vacante al hijo del presidente gremialista, pero la derrota municipal del actual alcalde cambió por completo el escenario. El compromiso se asumió bajo la premisa de que Rivera continuaría un periodo más a la cabeza de la municipalidad. Al no cumplirse esta condición, el jefe comunal decidió ser el mismo quien postulara a reemplazar al eventual candidato al Senado.

Este no sería un gran problema si no estuviera involucrado Juan Antonio Coloma hijo y si no existiera un pacto explícito suscrito entre la UDI y RN, que prohíbe que los alcaldes perdedores puedan aspirar a una diputación. Rivera reconoce la existencia de este impedimento; no obstante, tiene la convicción de que «no es un argumento de peso» para castrar su posibilidad de llegar a la Cámara Baja, por lo que a pesar de todo inscribió su precandidatura al interior del partido. El alcalde estima que el Comité Electoral debe «evaluar en forma objetiva quién tiene más posibilidades de mantener el cupo».

 Rivera es enfático en sostener que «respeto y valoro mucho el trabajo parlamentario de Marcelo, eso no está en discusión». A su juicio lo importante es que su caudal de votos es indispensable para la UDI, lo mismo que sus «20 años dedicados al servicio público».

Los detractores de Forni, en cambio, le atribuyen la responsabilidad de que en su distrito se hayan perdido «municipios tan importantes como Los Andes y Calle Larga», pues estiman que eso «habla mal de su trabajo político en la zona». Incluso aseguran que la estrategia del diputado para sacarle partido a las elecciones municipales fue «parlamentarizarlas». De hecho, durante esa campaña no era extraño ver carteles de candidatos a concejal del partido en comunas de la circunscripción, como Quilpué (distrito 12), con el aspirante al Senado.

Y es justamente el presidente de la UDI en esta comuna, el doctor y actual concejal Waldo Vidal, uno de los más férreos detractores de Forni y de la forma como ha manejado el partido desde su presidencia regional. Vidal admite abiertamente sus «diferencias», entre otras cosas, por el hecho de que el diputado esté «promoviendo candidatos ajenos a la región», lo que «a mí no me parece bien».

Los «Querubines»

La situación generada en la Quinta Región Cordillera abrió paso a una rivalidad más profunda que podría resultar difícil de contener y amenaza con multiplicarse en otras zonas donde el kastismo aspire a ubicar sus candidatos. La principal razón es porque la táctica implementada se basa en nominar jóvenes preparados, en su mayoría, por la Fundación Jaime Guzmán. Figuras que según sus detractores «quieren saltar al Congreso sin haber hecho el servicio militar» y a los que peyorativamente llaman «Querubines». Esta sería la nueva «casta» política que estaría formándose en la UDI, plantean los afectados en sordina.

Pero no sólo eso. Los reproches ya han comenzado a pasar de lo particular a lo general, debido al descontento que algunos sienten por la forma como se está realizando la selección de candidatos. No son pocos los que comentan que de un tiempo a esta parte, en el gremialismo se están institucionalizando prácticas que en otras épocas eran duramente criticadas por los máximos dirigentes del partido y de las que creían librada a la tienda.

Una de las más mal mirada es el nepotismo, que suponían prerrogativa de la Concertación. Un dirigente regional observa con estupor como «cada vez es más común» que para las elecciones se busque primero entre «parientes de», en vez de darle la oportunidad a personas que han trabajado por el partido por años, con lo que se estaría desdibujando el concepto de «partido popular», abriendo camino a un selecto grupo de dirigentes y cerrando cada vez más el paso a la «meritocracia».

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