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Por qué Golborne terminó de aburrirse de Paulmann

Desencuentros y diferencias de criterio con el dueño de Cencosud Horst Paulmann, junto a la nominación del hijo de éste, Manfred, con potestades ejecutivas al interior del grupo, sellaron la renuncia del gerente general en medio de las turbulencias financieras. Qué hará Golborne a contar del 31 de enero aún es un misterio, pero su perfil indicaría un mayor rol a nivel gremial y ser algo más que un ejecutivo top de la plaza.


Ha corrido mucha agua bajo el puente desde los días felices de 2005 en que Laurence Golborne fue uno de los protagonistas de las negociaciones para la adquisición de Almacenes París y su jefe Horst Paulmann selló la compra exclamando «¡París es nuestro!». Aunque los desencuentros entre ambos siempre fueron tema, al punto que antes del anuncio del retiro de Golborne el pasado 5 de diciembre, el ejecutivo había presentado su renuncia cuatro veces a Paulmann, hasta ahora siempre habían logrado resolver sus diferencias de estilo.

Sin embargo, sus posiciones se habrían ido distanciando a medida que las turbulencias de la crisis financiera impactaron los planes de expansión de Cencosud y, por otra parte, Golborne se perfilaba como un ejecutivo de nivel superior al de un gerente general, que también comenzó a realizar inversiones propias, como su ingreso a la propiedad del club de fútbol Audax Italiano el año pasado con un porcentaje minoritario (2%).

Choque de personalidades

A ello se suman gallitos como la vez que el ejecutivo, quien se ha manifestado a favor de «dar mayor flexibilidad al mercado del trabajo», bregó por varios meses para convencer a Paulmann de acordar una alianza con el Fondo Esperanza, institución de apoyo a la formación de microempresarias, la cual recibe donaciones voluntarias de los vueltos de los supermercados de Cencosud y aportes del grupo.

El choque de personalidades también tuvo episodios que traspasaron las paredes de las oficinas del holding en el mismo tiempo que Paulmann y Golborne eran destacados como una dupla de oro. Cuestiones mínimas, como divergencias de dónde realizar encuentros abiertos a la prensa, hasta posiciones opuestas en las definiciones de inversión del grupo, fueron socavando su relación de trabajo.

El año 2007, por ejemplo, ambos se enfrascaron en una contienda por la estrategia de expansión de Cencosud al exterior del país. Mientras Paulmann pretendía abrirse camino en México sondeando la adquisición de la cadena de supermercados Gigante, su mano derecha era de la opinión de concentrarse en América Latina, lo que finalmente sucedió -previa amenaza de renuncia por parte de Golborne- cuando Cencosud adquirió las cadenas Wong, en Perú, y GBarbosa, en Brasil, y abrió Easy, en Colombia.

Espacio de maniobra y relevo generacional

La pugna debido a sus estilos de hacer negocios ha sido una constante en la relación de ambos. Golborne llegó a Cencosud en 2000, luego de participar en un proceso de selección de la compañía de head hunting Spencer Stuart y cautivó a Paulmann por su estilo enérgico y directo. Capaz de decirle al empresario chileno-alemán en sus primeras semanas de trabajo, que «lo primero que debía aprender era a delegar», Golborne recibió carta blanca desde un comienzo, pero a medida que pasaron los años su espacio de acción no se fue reduciendo pero sí desgastando debido a la personalidad de «don Horst», como le dicen a Paulmann.

El interés del empresario porque su hijo mayor Manfred ingresara a la dirección del grupo con atribuciones ejecutivas, que hace mucho se estaba gestando, no habría sido bien recibido por Golborne debido a una cuestión de timing ad portas de un año difícil que no da pie a la experimentación a alto nivel y porque igual tendría que lidiar con Paulmann padre, quien busca la renovación generacional pero continuará dirigiendo el gigante del retail chileno.

En 2000, Paulmann y sus hijos Manfred, Peter y su hija Heike, asistieron al curso de dirección de empresas familiares de Universidad Adolfo Ibáñez, donde se estudia gobierno corporativo y distintos métodos para planificar el relevo generacional en la dirección de grandes conglomerados. Luego, se integraron al directorio de Cencosud. Por eso en el holding se sabía claramente que llegaría el momento del recambio pero no que sería de esta forma, con Golborne estando en Bogotá el día de su renuncia.

La personalidad de «don Horst»

Al día siguiente de hacerse pública la dimisión de Golborne, su jefe resumió la relación laboral de ambos y reveló sus altibajos. «En los siete años diez meses hemos hecho lo que se hace en todos los matrimonios: hay días buenos y malos. En los matrimonios uno arregla los problemas debajo de la frazada y con Laurence siempre cuando hemos tenido opinión distinta, porque tiene que haber opinión distinta, siempre hemos arreglado cualquier diferencia frente a frente, mirándonos los ojos».

El párrafo anterior refleja en buena medida el talante directo de Horst Paulmann, que según confidencia un cercano a Golborne, incluye ciertas actitudes con las cuales el ejecutivo no habría comulgado. Paulmann no tiene inconvenientes en tomar el teléfono y pedir que le agenden una entrevista con un presidente, como lo hizo una vez cuando quiso reunirse con el colombiano Álvaro Uribe, si le parece necesario. O bien juntar al personal de uno de sus supermercados y frente a ellos pedirle al jefe de local que le pregunte a un pescado congelado cuánto cuesta, porque el producto no está bien etiquetado.

Esa personalidad avasalladora, atribuida a su origen germano y su infancia en pleno período de posguerra; su obstinación por la perfección que le lleva a visitar constantemente sus locales para asegurarse de que todo ande como a él le gusta, y a decir que «sueña con tener vacaciones» pese a su fortuna, reflejan en buena medida parte de las diferencias con su mano derecha, quien estaría cansado del mal carácter de Paulmann.

Golborne  «tiene agenda propia», asegura un empresario que lo conoce y apuesta por el involucramiento del ejecutivo en nuevas áreas de negocio, junto a una mayor proyección a nivel gremial.

Con amplias redes, que incluyen al ministro de Hacienda Andrés Velasco, a quien conoce desde sus tiempos de asesor de la cartera, y vínculos en el mundo empresarial, Golborne preside el Círculo de Finanzas y Negocios de Icare, que le ha brindado mayores cuotas de protagonismo.

Allí se encuentra con empresarios como Salvador Said (director del Grupo Said), Richard von Appen (presidente del Grupo Ultramar), Jaime de la Barra (presidente de Compass Group), y altos ejecutivos como Andrés Echeverría (gerente general de Bice Corp), Jorge Selume (director de Corpbanca), Guillermo Tagle (director ejecutivo de la corredora de bolsa IM Trust), José Ramón Valente (director ejecutivo de Econsult), entre otros altos personeros del empresariado que participan en el Círculo, a quienes invitó hace unas semanas a una comida en su casa.

Laurence Golborne no es el único que deja Cencosud. El reordenamiento de la estructura corporativa ha hecho que otros ejecutivos cercanos al gerente general también busquen nuevos horizontes. Golborne dejará su cargo el 31 de enero y declinó referirse a sus planes futuros. Pese a su silencio, sus acciones siguen transándose al alza.

 

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