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Las claves de la candidatura presidencial de Enríquez-Ominami

El parlamentario cuenta con la asesoría de un ex miembro del staff de consejeros de la campaña de Ricardo Lagos y hace tres meses trabaja con equipo propio. El apoyo de Carlos Ominami, los miembros del círculo de hierro del ex mandatario, Hernán Sandoval y Eduardo Jara, junto a la adhesión de su amigo Rodrigo Danús, son parte de la red que está detrás de su apuesta presidencial que podría desembocar en una renuncia al PS, si las propuestas de renovación del «díscolo» prenden.


«Como las reglas para participar en primarias han sido modificadas demasiadas veces confiamos en que éstas volverán a cambiar. Y por tanto y por todo lo anterior, por los desafíos pendientes y las deudas de la clase política, es que hemos decidido reunir las adhesiones que requiere la ley para perseverar en la construcción de una nueva coalición».

El lunes pasado, pocos minutos antes de registrar en video el discurso con el cual anunció a través de Facebook su candidatura presidencial, Marco Enríquez-Ominami consensuó este y otros párrafos con Eric Fliman.

Fliman, un asesor político francés que integró el staff de consejeros de Ricardo Lagos durante su campaña presidencial en 1999, es un viejo conocido del diputado socialista que vivió su infancia en París. Ambos trabajaron apoyando la campaña del peruano Alejandro Toledo en 2000 y asistieron brevemente a Jorge Castañeda en su aventura presidencial en México, junto al reconocido asesor de Francois Miterrand, Jacques Séguéla.

En la conversación telefónica que tuvieron, Fliman le manifestó a Enríquez-Ominami su disposición de apoyarlo en su arriesgada apuesta presidencial, en la cual el «díscolo» está siendo asesorado por la consultora Entrelíneas.

El hijo del fundador y líder del MIR, Miguel Enríquez, y la periodista Manuela Gumucio (casada con Carlos Ominami) pretende conseguir 35 mil firmas para forzar a los partidos de la Concertación a incluirlo en las primarias, de las cuales fue excluido o, presentarse a las elecciones de diciembre por fuera de la coalición. «Si su candidatura prende», dicen en su entorno, conscientes de los escollos que deberá sortear. Partiendo por el rechazo de Camilo Escalona, presidente de su partido.

Lineamientos de trabajo

Pese a que recién esta semana se oficializó su candidatura, que aún debe testearse en terreno para ver si logra concitar apoyos suficientes, Enríquez-Ominami avizoró a mediados del año pasado, dicen quienes lo conocen de cerca, la posibilidad de una eventual candidatura presidencial y definió cuatro hitos para lanzarse en carrera si se daban las condiciones: saltarse las municipales, anunciar la candidatura, el mes de julio próximo como la fecha de inscripción como candidato independiente, la inscripción de su candidatura el 12 de septiembre, y la competencia abierta el 11 de diciembre.

Sea cierto lo anterior o no, su anuncio del lunes puso en el tapete la opción que conversó previamente con Carlos Ominami y su círculo, de apostar todas sus fichas a instalar una perspectiva generacional y principios distintos de la clase política vigente. «Pegar pero no matar. Tampoco saltar al vacío», resume con pragmatismo uno de sus colaboradores que señala que el abanderado oficialista Eduardo Frei, le ha mandado recados de que ha sido muy hostil con él.

 «A Frei no es tanto la cantidad de votos los que Marcos le puede restar, sino el daño en imagen que le puede significar», resume la fuente en alusión a las declaraciones que Enríquez-Ominami dio el pasado miércoles. «Sebastián Piñera es el que representa hoy el cambio, nos guste o no», dijo durante una entrevista en Chilevisión, el canal del empresario. Pero por otra parte, su candidatura también puede servir al oficialismo en la medida que puso una cuña en ChilePrimero, al contar con el apoyo del diputado Teo Valenzuela.

El consiglieri

Clave en el diseño de su carrera política ha sido Carlos Ominami. El senador socialista, a quien Enríquez-Ominami considera un segundo padre, le ha protegido de los embates de Escalona y la «Nueva Izquierda» en el PS. También fue quien le dio un consejo el día que se convirtió en diputado, que su hijo ha seguido desde entonces: «en el Congreso no puedes andar solo, tienes que tener un lote».

De ese consejo, se potenciaron los «díscolos». Dolor de cabeza y señal de ingobernabilidad para personeros como Ricardo Lagos, al punto que este dio señales de tenerlos en «lista negra» hasta antes de su bajada de la presidencial, el grupo conformado por Enríquez-Ominami, los PPD René Alinco, Tucapel Jiménez, Ramón Farías, Guido Girardi padre y el independiente Álvaro Escobar, entre otros, ha tenido la estrategia de nunca votar en contra del Gobierno -salvo en el proyecto de la Ley General de Educación-, para no granjearse la enemistad de la Presidenta Bachelet y su círculo de asesores.  

 

De hecho, pese a los escarceos públicos entre los díscolos y el Ejecutivo en varias ocasiones, hace unos días Bachelet se topó con Enríquez-Ominami en los pasillos del Congreso. Le saludó con un «cómo está candidato» y le ofreció en broma sus consejos. Ambos provienen del sector más de izquierda de la Concertación y poseen un historial similar, ajeno a las maquinarias de los barones del PS. Su único punto en discordia en ese sentido es Escalona, quien es muy cercano a la Presidenta. Por lo mismo, que Enríquez-Ominami haya sido invitado por la Mandataria a integrar la comitiva oficial que viajará a La Habana en febrero próximo, dicen cercanos al diputado, tiene descontento a más de alguno en el PS.

Farándula, negocios y laguistas

 En la lista de quienes lo apoyan públicamente sobresale Rodrigo Danús. El vínculo de amistad entre Enríquez-Ominami y el empresario ex dueño del programa de farándula SQP y socio de la consultora de desarrollo de negocios energéticos SWC, es el reflejo de los cambios de nuestra sociedad.

En los años 80, mientras Enríquez-Ominami vivía exiliado en Europa, Danús fue uno de los líderes del movimiento ultraderechista G-51 en la Facultad de Economía de la Universidad de Chile, y luego se convirtió en asesor de Hernán Büchi. El acercamiento entre ambos se dio gracias al giro del empresario hacia posturas más moderadas.

«La cagué, no más», le confesó Danús cuando se conocieron en 2006 por proyectos cinematográficos en común y el parlamentario le preguntó por su pasado. La relación se hizo más estrecha ese mismo año cuando Enríquez-Ominami lo invitó a Argelia a conocer la realidad del pueblo saharaui, en una visita gestionada por el ex asesor de Alejandro Toledo, el socialista Esteban Silva, y organizada por el Frente Polisario, la autoridad de la hasta ahora no reconocida República Árabe Saharaui, al sur de Marruecos.

Desde entonces, Danús ha oficiado de consejero informal del «díscolo» diputado, con quien comparte la idea de la necesidad de un cambio, encarnado según él por su amigo, pese a que hasta hace poco promovió a Leonardo Farkas.

«Sin ser experto, creo que hay que cambiar el orden establecido. En Chile hay dos ámbitos: el público y lo que está detrás, que son los poderes fácticos. Y aquí entran la Concertación y la Alianza, que son lo mismo y que legislan para mantener un equilibrio y no afectar los intereses de las grandes corporaciones», dijo cuando le preguntaron esta semana por su apoyo a Enríquez-Ominami.

Aunque la tesis de Danús quizá no sea compartida por muchos empresarios, el perfil del joven parlamentario también le ha granjeado la adhesión anónima de algunos hombres de negocios dispuestos a poner dinero en su campaña, aseguran en su entorno.

Del mismo modo, Enríquez-Ominami consiguió que dos miembros tradicionales del laguismo, ahora huérfanos de candidato, se cuadraran con su proyecto. El amigo del ex presidente, Hernán Sandoval, quien participó en la implementación del Plan Auge durante el sexenio de Lagos, y Eduardo Jara, ex jefe de la avanzada presidencial de Lagos y su enlace con los candidatos de la pasada elección municipal que quisieron contar con su «venia». Jara ha oficiado como puente entre Enríquez-Ominami y Frei.

La tele-política de Karen

En los eventuales futuros «puerta a puerta» Enríquez-Ominami contará con un arma letal, televisivamente hablando, que ya le ha funcionado: su esposa Karen Doggenweiler, rostro de TVN y ex conductora de Buenos Días a Todos, el matinal de mayor rating de la televisión.

Un testigo del trabajo en terreno del diputado en su distrito dice que siempre le preguntan por ella y cuenta una escena que refleja el conocimiento de la blonda conductora de la simbiosis tele-política.

«Es una máquina del puerta a puerta. Una vez tocó que a casa que pasábamos, por más pobre que fuera, Karen pedía permiso para ir al baño. Imagínate: la animadora famosa, haciendo pipí en tu baño. Las viejas después no lo podían creer, poco menos que no subían la tapa nunca más», celebra la fuente.

Los pasos a seguir

 ¿Cuál es el destino de su campaña? ¿Podrá sortear la imagen de una carrera testimonial o capitalizar la cantidad de adherentes digitales que comienza a sumar, aunque sea con miras a una candidatura en la presidencial siguiente? Un experto en marketing político ligado al piñerismo asegura que Enríquez-Ominami ya dio un paso gigantesco al, por lo menos, instalarse en el mismo nivel que el radical José Antonio Gómez, pero que todavía está apegado a un nicho. Que se sume otro presidenciable, reconoce, no le agrada mucho porque a más candidatos más dispersión del voto. Y «en esta presidencial cada voto valdrá muchísimo», dice con optimismo moderado sobre las posibilidades del abanderado RN ante un escenario más revuelto.

Cómo se mantendrá en escena pasado este verano es otra de las interrogantes. Por lo pronto la agenda estival de Enríquez-Ominami será pop. Además de su estadía en La Habana, donde la imagen de su progenitor Miguel Enríquez será una constante, sobre todo cuando visite el hospital que lleva el nombre del líder del MIR, Enríquez-Ominami está confirmado como jurado en festivales musicales de San Felipe y Vallenar y en marzo analizará en qué situación está. «Si prende en las encuestas y en marzo tiene 2 puntos, en julio 4 y en septiembre 6 tendría que seguir como independiente y renunciar al PS. Si Frei acepta el decálogo que se le entregó podrían cambiar las cosas», dicen en su entorno. Por ahora «la consigna es avanzar, un milímetro todos los días». Luego se verá.

 

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