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El aterrizaje del «súper boy» que descolocó al Freísmo

Con una relación privilegiada en la cima de los grandes medios, este ex alumno del Grange y fundador de Expansiva genera anticuerpos en algunos de los colaboradores del presidenciable y muchos de ellos todavía están desayunados con la noticia. Con fama de riguroso y pese a su predilección por trabajar con grandes corporaciones privadas, deberá apuntalar el discurso estatista de Frei, así como la imagen remozada del senador, que él mismo creó hace ya 15 años.


Pablo Halpern escogió la noche de Navidad para anunciarles a sus amigos que dejaría su cómodo sillón como jefe de Comunicaciones y Asuntos Externos del Banco Interamericano del Desarrollo en Washington (BID), para trabajar en la campaña de Eduardo Frei. Estaba en Cachagua junto a su familia pasando las fiestas de fin de año y se había entusiasmado con los repuntes que su ex jefe estaba logrando en las encuestas. Días antes, el 22 de diciembre, había gestionado el ingreso de los tres ex ministros PPD de Bachelet (Eduardo Bitrán, Vivianne Blanlot e Ingrid Antonijevic, todos de Expansiva, think tank del cual es uno de sus fundadores) al equipo programático del senador DC. Según un cercano, su decisión es instalarse definitivamente en marzo y tomar formalmente las riendas estratégicas de la carrera presidencial oficialista. Pese a los sonoros anuncios en los medios de comunicación, en el freísmo aún existe sorpresa luego de la noticia y algunos consultados sólo atinan a decir que desconocen de qué se hará cargo a su llegada.

En la carrera de Halpern el factor sorpresa ha sido clave. Quienes formaron parte del comando de Bachelet, aún recuerdan cómo irrumpió en el círculo de la mandataria. La jugada fue rápida: se integró dentro del grupo de «expansivos» que colaboraron en la campaña y se «operó» de quien dirigía el equipo en ese tiempo, el ex ministro PS Ricardo Solari. En ese partido, sin embargo, descartan diferencias entre ambos y aseguran que aún mantienen una buena relación. «Ricardo no tiene ningún problema para volver a trabajar con él. De hecho, hace un tiempo estuvieron en Washington exponiendo juntos», cuentan.

Para cerrar el círculo, en la campaña de Bachelet Halpern se encargó de «agregarle valoración» dentro del comando al entonces desconocido periodista y actual jefe de la Secretaría de Comunicaciones, Juan Carvajal Trigo, y afianzó el lazo que éste había generado con Andrés Velasco. A Carvajal lo había conocido en La Moneda cuando este último era su subalterno.

Receloso de los partidos y enemigo acérrimo de los operadores políticos, se conecta en el freísmo a través del propio senador y de su amigo Jorge Rosenblut, reconocido como líder de los «Frei Boys» en su gobierno. Pese a sus buenas relaciones, al interior del grupo Océanos Azules y del PDC genera anticuerpos. «Quiere convertirse en el salvador de la Concertación, hacia allá apuntará sus esfuerzos. Es un buen profesional, pero ambicioso», comenta desconfiado un personero DC. Su tarea ahora será renovar la imagen de Frei, que él mismo creo hace más de 15 años.

Realismo norteamericano

Con fama de riguroso y con una red de contactos que van desde su amigo de infancia y compañero de curso en el Grange, el ministro Andrés Velasco, pasando por el abogado Luis Hermosilla, el economista Eduardo Engel y el periodista Fernando Paulsen, Halpern ha hecho una carrera meteórica. De sus inconclusos estudios de teatro en la Universidad Católica, donde fue compañero de generación del actor Rodrigo Bastidas, Erto Pantoja y Magdalena Mac Neef, entre otros, sólo queda su gusto por los clásicos y el teatro «realista sicológico norteamericano», dice un cercano.

Su relación con Frei es privilegiada. Fue su director en la Secretaría de Comunicaciones y Cultura, SECOCU, y hablan a menudo por teléfono. Experto en comunicaciones, pero sin olfato político en ese periodo, según un dirigente democratacristiano cometió un error imperdonable: creó lazos con el ex secretario general de Gobierno, José Joaquín Brunner, enemigo en el gabinete del otrora ministro de Defensa y hombre fuerte de Frei, Edmundo Pérez Yoma.

Entre Pérez y Halpern nunca hubo feeling. En la DC cuentan que cuando Pérez Yoma ocupó el cargo de director de TVN antes de ingresar al gobierno, arrugó la nariz al enterarse de que Halpern asesoraba al director ejecutivo de la estación, Daniel Fernández, su amigo y miembro de Expansiva.

Pero sus desaveniencias vienen de mucho antes. En 1996 el ministro del Interior se vio envuelto en un incómodo episodio cuando se filtró a la prensa que tanto él como el entonces subsecretario de Obras Públicas, Guillermo Pickering -hoy motor de los Océanos Azules de Frei-, se habían referido en algunas reuniones privadas a la «troika judía» que había al interior del gobierno y que conformaban Rosemblut, el ex gerente de Corfo, Eduardo Bitrán, y Halpern.

Pérez Yoma y Pickering siempre negaron esos dichos. Sin embargo, el único damnificado fue Rosemblut, que luego del impasse tuvo que dejar su cargo.

A Halpern sus títulos lo avalan y podría ser brillante si no fuera por el punto negro, como lo califican algunos entendidos, como fue la tristemente célebre performance del ex mandatario cuando se aventuró a decir que la Crisis Asiática no llegaría a Chile y que desencadenó -debacle económica mediante- el término de su mandato con un bajísimo porcentaje de aprobación en las encuestas.

El nuevo chileno

A sus 49 años, Halpern cuenta con un extenso curriculum: Bachellor of Arts en la Universidad de Boston y Master en Comunicaciones en la Universidad de Georgia. También tiene un doctorado en la Universidad de Pennsylvania y un MBA en la Escuela de Negocios de Kellogs, en Chicago, una de las mejores escuelas del mundo y también de las más costosas, pues es un reducto predilecto de los hijos de dueños de los principales grupos económicos de Latinoamérica y altos ejecutivos de importantes empresas en Estados Unidos.

Sus estudios fueron una muy buena inversión para su carrera, pues aún cuando ahora que trabajará con Frei tendrá que empatizar con su renovado discurso estatista, la mayoría de sus exitosos trabajos han sido en el área privada. A modo de ejemplo, en su larga lista de asesorías se cuentan empresas como Siemens, British Aerospace, CCU, Hydro Québec, Bank Boston, Endesa, Chilectra, Enersis, Gener, ENTEL, Ripley y Cuprum.

En el lanzamiento oficial de Expansiva, en marzo de 2001, según la prensa Halpern fue claro: «No intentaremos conducir el país ni tenemos pretensiones políticas, porque la mayoría ha estado en el sector privado y ninguno necesita las pegas públicas». Quizás en esos tiempos aún la ambición de este grupo que ha dedicado parte de su tiempo a «pensar Chile» en Cachagua, Zapallar, Tunquén y Estados Unidos, no nacía.

Quienes lo conocen coinciden en su profesionalismo. «En ese mercado cuesta mucho encontrar rigor y él es uno de los que lo ofrecen», comenta un ex ministro. Muy amigo de los medios, hay algo que lo descoloca. Una productora de televisión recuerda las innumerables veces que intentó invitarlo a un programa de actualidad. Pero la respuesta fue siempre la misma: «No sirvo para la tele, me pongo nervioso», decía.

La green card

De gustos refinados, cosmopolita y gran conocedor del teatro, ama los grandes espectáculos tipo music hall. También se relaja con el jazz. Según un ex compañero de tablas, tempranamente la carrera le había quedado chica. En Chile, sus hijos estaban en el exclusivo colegio Nido de Águilas. Para Halpern, el Nido era el colegio ideal para sus retoños. «Los establecimientos particulares son especialmente cerrados, ya sea socialmente o por credos religiosos. No creo que el Nido sea más segregado que otros. Además, yo no conservo grandes amigos de mi colegio (The Grange). La gente de hoy se mueve por el mundo y este es el único colegio que conozco en Chile que está en sintonía con el siglo XXI», ha dicho.

Casado con la periodista Andrea Lagos, agregada de prensa en Washington, mantiene nexos transversales. En política tiene buena relación con el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza y con el Canciller Alejandro Foxley. También con el yerno de Lagos, Gonzalo Rivas y su hija Ximena.

De trato distante, nunca estuvo de acuerdo con el nombre que lo sucedió en su cargo en La Moneda, el filósofo Cristián Toloza, quien se encargaba de hacer los discursos de Frei durante los primeros cuatro años de mandato. De hecho, algunos dudan de su relación «cercana» con el actual director de la SECOM. «No tiene aprecio por Carvajal, eso es parte del mito», comenta un asesor de Palacio. Y agrega: «Diría que es más bien una relación de conveniencia. A él siempre le sirvió estar cerca de alguien en quien la Presidenta confía». Otro conocedor de esta particular relación confidencia que en ocasiones, Halpern ha dicho en voz alta y con tono irónico: «Como dice Juan Carvajal Trigo…».

A Halpern le «carga» Chile y también Santiago. Por eso, tuvo suerte cuando viajó a Estados Unidos acompañando a su esposa, pues rápidamente ese país le facilitó las cosas. Según publicó El Mercurio, «en tiempo record, sólo seis meses, le otorgaron su tarjeta de residencia definitiva, la famosa green card, en una categoría sólo reservada para extranjeros destacados. Un hecho inusual, ya que tras los atentados de septiembre de 2001 las mayores restricciones migratorias han hecho casi imposible obtener la residencia definitiva en Estados Unidos». Allá también cayó parado, como en la mayoría de sus trabajos.

 

 

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