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La trastienda tras las masivas renuncias en la Conama

El efecto dominó que produjo la salida del gerente del aire guarda una historia mucho más compleja que la admitida por las autoridades. Entre otras cosas la falta de coordinación y compromiso con mejorar el actual sistema de pronóstico, así como el complejo puzzle político que involucraría a dos mega proyectos energéticos: Alto Maipo e HidroAysén.


La primera gran sorpresa con que se encontró el «gerente del aire», Marcelo Mena, al asumir el cargo, fue que no tenía oficina. Ni computador. Para enfrentar el problema logístico lo instalaron en un espacio con otras dos personas, y para evitar mayores contratiempos decidió llevar su propio notebook.

El recibimiento nada tenía que ver con las expectativas con que la ministra de Medio Ambiente, Ana Lya Uriarte, anunció la creación del puesto, cuyo objetivo era la titánica misión de mejorar la calidad del aire en Santiago y de otras ciudades del país. Lo que debía lograr, entre otras tareas, a través de la creación de un sistema de pronóstico más efectivo y mejor que el actual.

Así, se evitarían bochornos como los errores en los pronósticos de pre emergencias ambientales en Santiago en 2008, que obligaron al entonces Intendente Metropolitano, Álvaro Erazo, a instruir un sumario administrativo para determinar responsabilidades en la Conama Metropolitana. Lo que gatilló la  renuncia del director de la Conama RM, Alejandro Smythe, que no fue admitida en esa oportunidad.

Desde un principio el asunto pintaba color de hormiga. La primera señal fue que el llamado a concurso público hablaba de un «asesor en contaminación atmosférica». Pero Uriarte le dio mucho más vuelo a sus funciones bautizándolo como «gerente», lo que no cayó nada bien en la Intendencia ni en el Gobierno.

Pero los dados ya estaban echados y a través de los medios se siguió el juego. Mal que mal el cargo existe en la mayoría de los países, aunque con presupuesto y atribuciones reales.

El cargo que nació muerto

En todo caso, cuando el Doctor en Ingeniería Ambiental de la Universidad de Iowa asumió en diciembre pasado, estaba claro que no contaría con el presupuesto ni las atribuciones de gerente: su función real era asesorar a Smythe y al jefe del Departamento de Descontaminación Atmosférica Metropolitano, Marcelo Fernández -que también se alejó del cargo-, para mejorar el sistema de pronóstico.

Tarea compleja, sobre todo porque las condiciones presupuestarias que se habían acordado en julio de 2008 no se cumplieron. Así, quedaron sin efecto las recomendaciones del Comité de Expertos, del que formaba parte el ingeniero civil bioquímico, que asesoró a la Intendencia para definir y proponer los cambios necesarios para mejorar la eficacia del modelo de pronóstico.

Esto, a pesar de que Erazo aseguró en ese momento que el salto cualitativo en el sistema «es una prioridad para Santiago y vamos a hacer los máximos esfuerzos para concretar esta inversión». Pero su salida para hacerse cargo del ministerio de Salud dejó en tierra de nadie la tarea. Y las platas nunca llegaron.

Sin recursos ni apoyo interno los días pasaban. Y las gestiones necesarias para mejorar el sistema estaban lejos de estar listas para marzo, mes en el que empezarían a pedirle cuentas. En su calidad de «gerente», Mena sería la válvula de escape cuando el tema volviera a la agenda pública, junto a las primeras víctimas del smog capitalino ya comenzado el otoño.

Por lo que, según fuentes cercanas, la opción más lógica era alejarse de un cargo, que en la práctica nunca existió. Lo que quedó más que claro tras el anuncio de que no se buscaría un reemplazante.

La piedrita en el zapato de Pérez Yoma

Luego de la salida de Mena, el director de la Conama Metropolitana, Alejandro Smythe, presentó nuevamente su renuncia.  Pero esta vez sí le fue aceptada.

Fuentes del sector explican que el ministro del Interior, Edmundo Pérez Yoma, citó a Uriarte para «pasarle la cuenta» por haber anunciado un gerente del aire sin atribuciones ni presupuesto.

En la reunión, la ministra habría responsabilizado del caso a Smythe y a la Intendencia, por su poca colaboración con las tareas para mejorar las condiciones de contaminación atmosférica.

La evaluación de La Moneda sobre el alejamiento del abogado no era positiva, pues se encendían las alarmas sobre la precariedad de la institucionalidad ambiental. Aún así, la salida de Smythe no habría molestado al titular de Interior.

Las mismas fuentes aseguran que, en todo caso, su visto bueno no tendría nada que ver con la contaminación atmosférica, sino con el proyecto hidroeléctrico Alto Maipo, de AES Gener.

Esto, porque la iniciativa estaría dentro de las propuestas energéticas -entre las que también se cuentan las termoeléctricas de las Higueras, en la IV Región- que deben aprobarse según las instrucciones que el Secretario de Estado habría dado a las principales autoridades medioambientales.

El punto, según se comenta, es que el Ejecutivo habría resuelto «patear» el proyecto HidroAysén para el próximo Gobierno, siendo la iniciativa de AES Gener la moneda de cambio para ello.

Y al parecer Smythe no estaba conforme con esta decisión, por lo que habría anunciado entre sus círculos de trabajo más íntimos, y también a Interior, que no estaba dispuesto a dar su voto favorable.

Este lunes, la Conama Metropolitana envió el Informe Consolidado de Solicitud de Aclaraciones, Rectificaciones y/o Ampliaciones al Estudio de Impacto Ambiental (Icsara) al proyecto de AES Gener con dos aclaraciones, que tienen plazo para ser respondidas hasta el próximo miércoles.

En caso contrario, la empresa debe pedir un aplazamiento, pero la poca complejidad de las preguntas hace prever que no será necesario.

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